
Asco. Ganas de escupirle a la cara y de decirle la repugnancia que me produce su simple existencia. Eso es lo que sentí al leer el titular de la entrevista de El País con el ministro de Fomento, el psoísta José Luis Ábalos: «Me molestan los abanderados de la humanidad que no tienen que tomar nunca una decisión, los que creen que solo ellos salvan vidas». Eso dice el psoísta. Sí, psoísta; nada más. Político profesional, vividor de lo institucional, psicópata del poder, estratega de la mezquindad. Como tantos otros, en verdad.
Se trata de personas para quienes lo humano, lo justo, lo espontáneo y emocional carece de valor. Son políticos moldeados a imagen y conveniencia de un sistema putrefacto.
Los ideales han dejado de existir. Ávalos no es socialista, ni su indecente líder, el cínico e hipócrita Pedro Sánchez, quien en abril de 2018 exigía al entonces presidente del gobierno, M punto Rajoy, colaboración con Proactiva Open Arms y «comprometerse con una política de cooperación y humanitaria digna en la UE. Hay que parar este drama». Poco después, ya instalado en la Moncloa, sacaba pecho por permitir el desembarco de lo más de 600 náufragos rescatados por el barco Aquarius y lo destacaba en su libro como ejemplo de política comprometida. Aplauso generalizado. Gesto de cara a la galería, uno más, para éxtasis de sus grouppies. Seguir leyendo «Es racismo»