«Pensaron muchos que durante la primera tormenta que se adelantó al otoño se abrieron las puertas del infierno y aquel carromato inmenso se había plantado allí, surgiendo de las tinieblas, desafiando las leyes de la naturaleza, rebosante de demonios que esperaban salir para tragarse a todos los habitantes del pueblo de San Antonio».
Las buenas prácticas de la escritura dicen que, para despertar el interés del lector, es muy importante crear un comienzo que atrape, que invite a querer descubrir qué ocurre a continuación. Claro, inmediatamente hay que alimentar las expectativas y desarrollar una historia a la altura del prometedor inicio. A mí me parece que, siendo objetivo, Ramón Alcaraz García presenta El fabuloso zoológico ambulante (Velasco Ediciones, 2023) con un principio impecable que nos prepara para degustar una novela corta repleta de aciertos.
Siguiendo con los aspectos formales, el primer gran acierto (aparte del jugoso comienzo) es la maestría con la que está escrita.
Encontrar el tono del narrador y hacer un uso adecuado del lenguaje son cuestiones primordiales, y Ramón juega con ambos elementos durante las 150 páginas del relato de una forma que, en mi opinión, revela lo mucho que se divirtió escribiéndolo. Inevitablemente, la diversión se traslada al lector, porque se trata, por encima de todo, de una historia divertida, que no frívola.
El siguiente gran acierto es la sutileza que impregna toda la trama. El autor demuestra una habilidad maravillosa para decir muchas cosas sin necesidad de escribirlas. Le basta con describir las escenas, con poner una palabra en boca de un personaje, con presentarnos una situación en apariencia poco prometedora de grandes aventuras, a partir de la cual se desencadenan todo tipo de absurdos.
En San Antonio, un lugar aislado del mundo por decisión propia (o eso creen sus habitantes, para quienes el pueblo donde viven es el centro del universo), se reproducen todos los arquetipos que podemos encontrar en cualquier comunidad humana y, por tanto, también los mismos patrones de conducta.
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