Desde que empezó el proceso independentista en Catalunya siempre he pensado que lo más complicado de gestionar sería la frustración que generaría entre cientos de miles de catalanes, legítimamente ilusionados e implicados en un proyecto de construcción nacional, comprobar que su sueño, que habían estado tocando con la punta de los dedos, no se podía cumplir.
Nadie sabe qué va a pasar. Pero las señales de los últimos días llevan a pensar que los dirigentes independentistas están buscando la manera de dar un paso atrás en la idea de declarar la independencia sin que ello provoque una ola de frustración e indignación en media Catalunya.
Según la ley del referéndum, el Parlament debía proclamar la independencia a las 48 horas de darse a conocer los resultados de la votación del pasado 1 de octubre. De momento, lo único que se sabe es que el martes el president Carles Puigdemont acudirá a la cámara catalana para hablar sobre la situación política generada después de ese domingo fatídico, que será tristemente recordado por las escenas de violencia policial. Seguir leyendo «La frustración»