Dedicarle tiempo a amar lo que nos conmueve

Circo de Barrosa
El Circo de Barrosa es uno de los rincones más bellos del Pirineo Aragonés. Foto: Benjamín Recacha

El domingo a mediodía estaba en el refugio de Barrosa. Hacía mucho frío, pero llegué resoplando y con la camiseta sudada bajo el jersey de lana y el anorak. Es una caminata muy cómoda, que requiere poco más de una hora, en uno de los rincones más bellos del Pirineo. La he hecho muchas veces, con sol, lluvia e incluso granizo, pero nunca rodeado de nieve. Este fin de semana todo el paisaje era blanco. Pero el blanco invernal contrastaba con el amarillo, el naranja y el rojo de los árboles aún vestidos de otoño. El camino recién nevado estaba salpicado por miles de hojas multicolores, y yo transitaba boquiabierto por aquel espectáculo increíble.

Al alcanzar la entrada del circo que forman las moles pirenaicas donde nace el río Barrosa, lo que en verano es una alfombra verde se había transformado en un mar blanquísimo. La familia de sarrios que habita las laderas de roca parecía tan sorprendida como yo de aquel invierno repentino.

El caso es que durante todo ese tramo de acceso al refugio las piernas se me hundían en la nieve hasta las rodillas, de ahí el calentón y los resoplidos. A pesar del frío y de que el sol ya sólo se intuía detrás de las cumbres, cogí una de las sillas del interior y me senté a comer el bocadillo fuera. De normal, me habría sentado en una roca, como hice el día anterior en los llanos de la Larri (luego hablo de eso), pero es que no quedaba ni un centímetro cuadrado libre de nieve. Las marmotas debían estar calentitas en sus madrigueras subterráneas. Seguir leyendo «Dedicarle tiempo a amar lo que nos conmueve»

XIII Jornadas de La Bolsa de Bielsa: memoria y reivindicación, con el puño en alto y sin perder la sonrisa

XIII Jornadas La Bolsa de Bielsa
Foto de familia junto al monolito en homenaje a las víctimas de La Bolsa de Bielsa. Autor: Carlos Migliaccio (neofato.es)

José María Escalona me puso en contacto con una Bielsa que yo no conocía. Pese a haber veraneado toda la vida en el Valle de Pineta, no tuve conocimiento de la tragedia que tuvieron que afrontar sus gentes durante la Guerra Civil hasta que empecé a escribir El viaje de Pau.

La Bolsa de Bielsa es un episodio heroico que protagonizó la 43 División republicana al evacuar a miles de personas ante el hostigamiento de los fascistas, pero también trágico, pues tuvieron que marchar a Francia con lo puesto a través de las montañas, y al regresar sólo encontraron cenizas.

Lo menos que merecen es que las recordemos.

A ello dedicó su vida José María, uno de los responsables de que Bielsa sea un ejemplo excepcional de respeto por la memoria histórica. Fue el impulsor del magnífico museo etnológico e histórico que debería ser el espejo de municipios mucho más grandes, cuyo fondo documental, por ejemplo, me fue tan útil para escribir mi primera novela. Seguir leyendo «XIII Jornadas de La Bolsa de Bielsa: memoria y reivindicación, con el puño en alto y sin perder la sonrisa»

El abrazo del hogar

Valle de Pineta
El Valle de Pineta en su esplendor primaveral

7 de junio

«Estoy aquí. Estoy en casa». Lo repito varias veces, paseando la mirada por la pradera donde pasé los veranos más felices de mi vida, paseándola por los bosques que forran esas montañas apabullantes, que me siguen pareciendo tan imposibles como el primer día, aquel verano de 1980. Tenía seis años y me parecía que mis padres me habían metido en el escenario de un cuento. No era posible que existiera un lugar así.

Me siento en la roca que siempre ha estado ahí, cerca del rincón donde instalábamos la canadiense azul, el rincón del quejigo que era hogar de nuestro amigo el lirón, nuestro rincón. «Estoy en casa», vuelvo a decir en voz alta, único huésped humano de la pradera que en verano era el hogar feliz de un puñado de familias agradecidas por la hospitalidad de la señora Pineta.

Valle de Pineta
El macizo de Monte Perdido desde los llanos de la Larri

Las últimas semanas no han sido muy buenas para mí. Regresar al hogar era una necesidad. Hogar es una palabra importante. Como amor, amistad, familia, dignidad. La vida queda coja cuando falta alguna de esas. Uno sabe que se encuentra en su hogar cuando se siente abrazado por el entorno, y yo en Pineta me siento protegido por un abrazo interminable. Es una gran suerte contar con un sitio así; no creo que sea tan habitual. Seguir leyendo «El abrazo del hogar»

La magia de compartir la soledad

Balcón de Pineta
Contemplando el amanecer desde el Balcón de Pineta.

El lunes vi por casualidad en el perfil de Facebook de mis amigos de La Bolsa de Bielsa que al día siguiente se inauguraba la Muestra de Cine de Ascaso, popularizada como la más pequeña del mundo, con una exposición fotográfica dedicada a los refugiados sobrarbenses durante la Guerra Civil. La Bolsa de Bielsa, el asedio al que las tropas franquistas sometieron a la comarca pirenaica entre abril y junio de 1938, obligó a la debilitada 43 División del ejército republicano a evacuar a toda la población, que huyó a Francia en penosas condiciones, atravesando a pie los puertos nevados, para escapar de la destrucción fascista.

El tema me motivaba lo suficiente como para decidir acercarme hasta Ascaso en la que iba a ser mi última noche en el Pirineo Aragonés. Los habituales ya sabéis que en El viaje de Pau, mi primera novela, que hace cinco años llevé al Sobrarbe por primera vez, la Bolsa de Bielsa es uno de los temas principales.

Tras recorrer los cuatro kilómetros, en su mayoría sin asfaltar, de la pista que conecta la N-260, a la salida de Boltaña, con la aldea semiabandonada, que revive cada final de agosto gracias a la maravillosa iniciativa de la Asociación de Vecinos/as y Amigos/as de Ascaso ‘Los relojes’, los relámpagos y truenos ya se habían adueñado del cielo. A pesar de todo, desafiando a la tormenta inminente, José Buil, hijo de inmigrantes sobrarbenses afincados en Saint Lary, comentaba en la calle Única las fotografías del éxodo de las gentes de Bielsa y pueblos vecinos junto a su tío, Baitico, que lo vivió siendo niño. Seguir leyendo «La magia de compartir la soledad»

Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, un siglo de veranos felices

Circo de Barrosa
Aunque el circo de Barrosa no está incluido en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, es una maravilla.

El miércoles, antes de la hora de comer, dejamos el Camping Bielsa, donde, como cada año, hemos pasado una semana de vacaciones. A mi hijo Albert le encanta, como me encantaba a mí a su edad (y me sigue encantando), pasar todo el tiempo al aire libre, sin más preocupación que divertirse y, de vez en cuando, atender a las interrupciones (innecesarias desde su punto de vista) del pesado de su padre: «Albert, a comer»; «Albert, a la ducha»; «Albert, vamos a comprar al pueblo»; «Albert, a dormir».

A sus nueve años, esta semana me ha recordado más que nunca a cuando en mi infancia, en la acampada libre del Valle de Pineta, yo prácticamente sólo veía a mis padres durante las comidas y en la tienda de campaña, aquella canadiense azul marino inolvidable, donde dormíamos cuatro. Bueno, también hacíamos bastantes excursiones; y ahora yo intento que a mi hijo le motive tanto como me motivaba a mí descubrir nuevos rincones en ese paraíso que es el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Seguir leyendo «Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, un siglo de veranos felices»

Asomado al Balcón de Pineta

Monte Perdido
Feliz, a los pies del Monte Perdido.

Inauguro el 2018 en ‘la recacha’ con uno de los mejores recuerdos de 2017. Si es uno de los mejores recuerdos, por fuerza tiene que tener relación con el mejor lugar que conozco, aquel donde he pasado los mejores veranos de mi vida, donde regreso cada mes de agosto con la misma ilusión en la mirada, con las mismas ganas de llenarme las retinas de la belleza salvaje que dibujan esas montañas.

Si me conocéis un poco, ya sabéis que ese lugar mágico es el Valle de Pineta. El pasado verano pude, por fin, después de más de una década desde la última vez, encaramarme a su balcón. La subida al Balcón de Pineta y el lago de Marboré, bajo la imperturbable mirada del Monte Perdido, me acompaña desde que tengo conciencia de triscar por esas montañas. La pared en apariencia vertical que cierra el circo de Pineta ejerce sobre mí una atracción magnética que durante demasiado tiempo he tenido que ir aplazando.

Es un paisaje que hasta que uno no lo ve con sus propios ojos no se hace a la idea de lo que impone. No parece real y, sin embargo, ahí está, como resultado del capricho maravilloso de la madre naturaleza. Seguir leyendo «Asomado al Balcón de Pineta»

Un 2016 repleto de momentos memorables

Valle de Pineta

Tengo la sensación de que 2016 ha pasado volando, sobre todo la segunda parte. Me parece increíble que haga casi cinco meses desde que Belén y Jorge nos recibían con los brazos abiertos en su casa de Vigo. De hecho, ha pasado todo tan rápido que aún tengo pendientes varias crónicas veraniegas; no encuentro el momento de ponerme con ellas, pero lo haré, conservo un montón de imágenes y de sensaciones bien vivas, que merecen un espacio en ‘la recacha’.

Las vacaciones, obviamente, ocupan un lugar en el podio de los momentos memorables del año que dejamos atrás. En realidad, esas tres semanas de agosto dejaron innumerables momentos memorables. Como el de la foto que encabeza el post, el recorrido por la Faja de Tormosa, en el Valle de Pineta. Una excursión inolvidable, que rozó la categoría de locura. A Albert seguro que no se le olvida jamás. Pocos niños de siete años son capaces de pasarse el día andando a más de 2.000 metros de altura. Ese mismo día, noche ya, conocimos en persona a Jesús, el joven montañero al que Luci, mi señora esposa, había rebautizado como Pau al saber que, como el protagonista de mi primera novela, había viajado hasta el Valle de Pineta para cambiar de vida. Allí leyó El viaje de Pau y contactó conmigo. Necesariamente teníamos que vernos. Seguir leyendo «Un 2016 repleto de momentos memorables»

Tres semanas de imágenes y sensaciones para el recuerdo

Valle de Pineta - Faja de Tormosa
La Faja de Tormosa, una de las rutas más espectaculares en el Valle de Pineta.   Foto: Lucía Pastor

Tres semanas de viaje dan para explicar muchas cosas. Aunque quede la sensación, como con todo lo que se disfruta, de que han pasado demasiado rápidas.

Vacaciones es sinónimo de descubrimiento, da igual que sea en lugares ya conocidos; de dejarse guiar por los sentidos para impregnarse de paisajes, sonidos y aromas. Vacaciones para mí significa, sobre todo, sumergirme en la naturaleza. Pero también es el momento de compartir experiencias, de conocer a y reencontrarse con personas que lo hacen a uno reconciliarse con la especie humana.

Este verano ha sido pródigo en ambos ingredientes: mucha naturaleza y buena gente.

Mi intención es escribir varios artículos sobre las experiencias vividas, porque, igual que ocurrió el año pasado, el material disponible, en recuerdos e imágenes, es muy amplio. Seguir leyendo «Tres semanas de imágenes y sensaciones para el recuerdo»

Motivos para la satisfacción

El viaje de Pau - Valle de Pineta
Espectacular vista del circo de La Larri desde la Faja de Tormosa, en el Valle de Pineta.   Foto: Jesús Paterna

¿Sabéis qué? No tengo motivos para quejarme. Puedo dudar, claro que sí (¿quién no lo hace?); puedo cuestionarme los pasos a dar, pero no quejarme ni pretender inspirar lástima porque continúe estando a años luz de ganarme la vida con mis libros.

En mi última ‘carta a un escritor’ desahogaba mis dudas, exponía las muchas dificultades que aparecen en el camino de la autopublicación, que continuamente ponen a prueba la capacidad de resistencia de uno. Pero la verdad es que no son ni más ni menos que las que debe afrontar cualquiera que emprenda una aventura profesional por su cuenta. Se dan por descontadas.

Así que no hay lugar para la queja. Y la cuestión es que, si descontamos el asunto monetario, tengo bastantes motivos para sentirme satisfecho, incluso orgulloso. Tranquilos, no voy a ponerme a enumerar los éxitos alcanzados durante los tres años que han transcurrido desde que (auto)publiqué El viaje de Pau. Me conformaré con los más recientes. Seguir leyendo «Motivos para la satisfacción»

En el reino de las marmotas

Chisagüés
Chisagüés, punto de partida de la excursión.   Foto: Benjamín Recacha

Siguiendo la carretera de Bielsa a Francia, pronto llegamos a Parzán y, justo después, aparece un desvío a la izquierda que conduce al pueblecito de Chisagüés. Encajonado entre montañas, nos abre la puerta a uno de los paisajes más increíbles del Pirineo Aragonés: el valle del río Real, escoltado por las Sierras de Espierba y de Liena, y con los colosos de Robiñera y la Munia como telón de fondo.

Fue la última excursión que hicimos el verano pasado, un colofón perfecto a unas vacaciones fantásticas. Unos días antes, el amigo José María Escalona, impulsor de la recuperación de la memoria histórica a través del magnífico Museo de Bielsa y que tanto me ayudó con mi primera novela, El viaje de Pau, nos habló de la excursión a Ruego, adonde se podía subir en todoterreno por la pista que parte desde Chisagüés.

Allí, en lo alto de la Sierra de Liena, se encuentran las antiguas minas de hierro, y las vistas sobre el circo de Barrosa y el mismo valle del río Real deben ser espectaculares. Digo deben porque no llegamos hasta arriba. No tenemos un todoterreno y sí un niño de seis años, al que le encanta retozar por la montaña, pero hasta un cierto límite. Seguir leyendo «En el reino de las marmotas»