Cuando la movilización escapa del control político, el sistema la condena

Hermano Lobo
La popular viñeta de Ramón con que Hermano Lobo abría en agosto de 1975, siempre de actualidad.

El jueves fui a cenar a casa de mis padres. Mi padre estaba viendo un informativo en el que, obviamente, las movilizaciones en Catalunya eran el tema estrella. Nos pusimos a comentar la situación, y él, que durante toda su vida laboral fue muy combativo, pero que ya hace tiempo que se muestra escéptico ante los conatos de cambio social que cíclicamente amagan con el «ahora sí», me dijo: «Se está moviendo algo. Hasta ahora las manifestaciones independentistas eran como una rúa de carnaval, pero por fin parece que hay gente que no se conforma, que ha perdido el miedo».

Unos cuantos contenedores en llamas, y la alarma de la violencia descontrolada se extiende como la pólvora. «Los violentos toman las calles». Sí, visten uniforme, llevan casco y demuestran una gran pericia en el uso de la porra y los proyectiles revientaojos y testículos.

Pero claro, lo que nos hace llevarnos las manos a la cabeza son los contenedores ardiendo. Lo otro es la consecuencia indeseada del uso necesario y proporcionado de la fuerza por parte de los cuerpos de seguridad (dependientes de la administración que sea, son todos iguales) para devolver la paz a la ciudad y que la gente de bien pueda dormir tranquila. Seguir leyendo «Cuando la movilización escapa del control político, el sistema la condena»

No pienses, lincha

Un día cualquiera en Twitter. Viñeta de betinorama

Yo no sé si es una impresión causada por el sesgo de las redes sociales o si se puede extrapolar a la «vida real» (me temo que lo segundo). El caso es que creo que estamos empobreciendo nuestras relaciones personales, porque tendemos a relacionarnos sólo con quienes comparten gustos y opiniones similares, cada vez más, a los nuestros. Y si alguien a quien considerábamos afín se despacha con algún comentario que consideramos inadecuado, automáticamente le ponemos la crucecita. Nos «decepciona».

Hace unos meses eliminé mis cuentas de Facebook e Instagram porque me cansé de la sensación de estar exhibiéndome en un escaparate. Llegó un momento en que compartir contenidos se había convertido en una rutina necesaria para continuar siendo visible, y un buen día decidí que resultaba ridículo. Sé que de esa manera perdí el contacto con gente muy maja, que había llegado hasta mis «identidades virtuales» para apoyarme en mi actividad literaria o porque lo que publicaba en este blog le resultaba interesante, pero necesitaba liberarme de esa sensación de tener que estar ahí, no quería llegar a sentirme artificial.

Ser auténtico se penaliza en el mundo virtual, de modo que si uno no quiere empezar a caer mal, debe poner filtros a lo que comparte, o contenerse. Y yo no sé hacer eso. A medida que crecía la impresión que comentaba en el primer párrafo, crecía también mi incomodidad al escribir y compartir artículos sobre temas que ya no admiten más posturas que blanco o negro, y sabía que dependiendo de lo que opinara «decepcionaría» a unos u otros. En fin, que puede que sólo fuera una sensación sin fundamento, pero me harté. Seguir leyendo «No pienses, lincha»

Es racismo

Open Arms
Viñeta de Vergara para eldiario.es

Asco. Ganas de escupirle a la cara y de decirle la repugnancia que me produce su simple existencia. Eso es lo que sentí al leer el titular de la entrevista de El País con el ministro de Fomento, el psoísta José Luis Ábalos: «Me molestan los abanderados de la humanidad que no tienen que tomar nunca una decisión, los que creen que solo ellos salvan vidas». Eso dice el psoísta. Sí, psoísta; nada más. Político profesional, vividor de lo institucional, psicópata del poder, estratega de la mezquindad. Como tantos otros, en verdad.

Se trata de personas para quienes lo humano, lo justo, lo espontáneo y emocional carece de valor. Son políticos moldeados a imagen y conveniencia de un sistema putrefacto.

Los ideales han dejado de existir. Ávalos no es socialista, ni su indecente líder, el cínico e hipócrita Pedro Sánchez, quien en abril de 2018 exigía al entonces presidente del gobierno, M punto Rajoy, colaboración con Proactiva Open Arms y «comprometerse con una política de cooperación y humanitaria digna en la UE. Hay que parar este drama». Poco después, ya instalado en la Moncloa, sacaba pecho por permitir el desembarco de lo más de 600 náufragos rescatados por el barco Aquarius y lo destacaba en su libro como ejemplo de política comprometida. Aplauso generalizado. Gesto de cara a la galería, uno más, para éxtasis de sus grouppies. Seguir leyendo «Es racismo»

La culpa no es de quienes no votan

viñeta el roto
El Roto

Acusar a los expulsados por el sistema, a los abandonados por las instituciones y por la política espectáculo de la que es parte la «izquierda», del crecimiento de la ultraderecha es el análisis más simple e injusto que se puede leer tras el éxito de la basura fascista de Vox en Andalucía.

«¿No votas? Pues apechuga con el resultado». Claro que sí, como si la familia desahuciada o que está a punto de serlo, el parado que sobrevive a base de chapuzas y de la caridad, la empleada del hogar que cobra en negro, y cualquiera que viva esclavizado en empleos de mierda tuvieran mucho que perder; no sea que el auge de Vox vaya a acabar con sus «privilegios». Seguir leyendo «La culpa no es de quienes no votan»

Un chupito poco entusiasmado

Mariano Rajoy - Dani Gago
Rajoy ha pasado toda la tarde en un restaurante. La foto de Dani Gago para el digital ‘El Salto’, mientras el aún presidente se despedía del Congreso, se ha viralizado.

Voy a escribir sobre la moción de censura. Sin emoción, con apenas esperanza en que algo significativo vaya a cambiar, aunque, como a pesar de todo mantengo un alma (o lo que sea) incorregiblemente optimista, no puedo evitar que en algún recóndito lugar de mi renqueante cerebro una vocecilla diga: «y si…».

Vaya por delante que el hecho de que la organización criminal abandone el poder (al menos el institucional) es una buena noticia, aunque la verdaderamente buena, la que merecería una celebración por todo lo alto, sería que se disolviera y sus responsables pagaran su dilatado latrocinio entre rejas (no creo que llegue a verlo).

Estos últimos meses he perdido la fe en la política institucional. El tenderete capitalista está demasiado bien montado como para que la acción de un gobierno, por muy buena intención que ponga, consiga sacudir el sistema. No lo van a permitir, y, en todo caso, un gobierno del PSOE en minoría, que además tiene toda la pinta que lo único que va a hacer es preparar unas elecciones anticipadas, es lo menos rompedor que uno pueda imaginar.

El panorama entusiasma poco. La verdad es que no me entusiasma ninguna alternativa, pero bueno, de momento nos conformaremos con la satisfacción de ver echar espuma por la boca a la derecha reaccionaria, encabezada por el falangista Albert Rivera. Seguir leyendo «Un chupito poco entusiasmado»

Cuando la acción directa es la única esperanza

pobreza el roto

Cada vez me cuesta más confiar en la política institucional. Cada vez me cuesta más creer que los partidos políticos (buena parte de ellos nido de auténticos vividores de lo público) tienen entre sus prioridades la construcción de una sociedad más justa, el fin de los abusos del poder, el bienestar de las capas de población más desfavorecidas.

Y sí, soy consciente de que el discurso de «todos los políticos son iguales» es peligroso y, probablemente, injusto. Pero es que la realidad es tozuda, y, aunque haya políticos honestos, personas que no pretenden medrar ni hacer del politiqueo un medio de vida, sino que realmente creen que desde el institucionalismo se pueden (y deben) solucionar los problemas de la gente con verdaderos problemas, la observación y la experiencia me dicen que el reformismo es tan exasperantemente lento que para poner remedio a situaciones de emergencia lo único que vale es la acción directa.

Sí, esa que el sistema, con el asentimiento de la gente de orden (de la ideología que sea), nos vende como inadmisible, pues atenta contra el estado de derecho y toda esa palabrería que sólo hace que proteger a quienes llevan siglos pisoteando a su conveniencia el tal estado de derecho.

Acción directa. La ciudadanía marcando el paso, asumiendo la supuesta responsabilidad de las instituciones que, sepultadas bajo toneladas de burocracia e intereses oligárquicos, han dimitido de sus funciones.

Os voy a hablar de dos ejemplos que, desde mi punto de vista, corroboran este planteamiento. Y gracias a que existen, estos y otros, porque sólo así se explica que no haya saltado ya todo por los aires. Seguir leyendo «Cuando la acción directa es la única esperanza»

Las palabras libres de Emilio Lledó

Los libros y la libertad - Emilio Lledó

Estoy leyendo Los libros y la libertad, una compilación de escritos del profesor Emilio Lledó, un hombre fascinado por el poder de la palabra, por el lenguaje, por la capacidad de comunicarse de las personas y, sobre todo, por quienes utilizaron por primera vez las palabras para preguntarse por el mundo intelectual, aquellos que llamamos «los clásicos», y que siguen constituyendo la base del pensamiento filosófico contemporáneo.

A Emilió Lledó tuve el inmenso privilegio de conocerlo en persona hace año y medio, en Gijón, con motivo del III Congreso de Escritores de la AEN – Asociación de Escritores Noveles (muy pronto os hablaré sobre el IV Congreso, que se celebra el mes que viene en el mismo escenario). Fue inolvidable escucharlo y charlar con él. Pero hasta ahora no me había puesto con ninguno de sus ensayos.

Lledó reflexiona sobre la comunicación, y, aunque se trata de una persona muy discreta, que no gusta de los focos y, por tanto, no acostumbra a significarse políticamente, sus palabras son cristalinas. Apenas llevo sesenta páginas, pero estoy tan de acuerdo con lo que he leído hasta ahora (hubiera subrayado prácticamente todo el texto, pero como el libro es de la biblioteca municipal me he tenido que contener), que he sentido la necesidad de compartir algunos fragmentos que son demoledores. Seguir leyendo «Las palabras libres de Emilio Lledó»

La ¿última? oportunidad para la izquierda

Eneko las Heras - La Política
Viñeta de Eneko las Heras para La Política.

España es un país curioso. Es el único que conozco con suficiente detalle como para opinar, pero de verdad que me resulta curioso lo que pasa aquí. Hay épocas en que parece que sus habitantes seamos amebas, incapaces de mover un dedo por cambiar una realidad vergonzosa, y otras en que de repente estallan los fuegos artificiales y esto se convierte en el parque temático de las movilizaciones. Lo que pasa es que los fuegos artificiales son muy estruendosos y luminosos… durante un tiempo demasiado breve. Luego suele llegar la decepción, el desánimo, el hastío, y nada cambia. Bueno, sí, todo cambia a peor, porque quienes nunca descansan son los profesionales de «ganarse la vida» robando a manos llenas el dinero de todos. Es decir, empresarios corruptos, sus aliados políticos y satélites diversos, como esos por cuyas venas dicen que circula sangre azul (esperemos que el enrevesado vericueto lingüístico me libre de declarar ante un juez).

Hemos atravesado una etapa bastante yerma en cuanto a movilización social. El culebrón postelectoral que acabó permitiendo seguir gobernando a la organización criminal que todos aseguraban querer echar del poder, provocó tal bajonazo que, por lo menos en mi caso, sólo me dejó energía para mandarlos a todos a tomar viento. Seguir leyendo «La ¿última? oportunidad para la izquierda»

También Catalunya es de derechas

Eleccions Parlament 2017

La gente de bien no entiende que los barrios obreros de Catalunya hayan propiciado que Ciudadanos haya sido el partido más votado en las elecciones autonómicas de este 21 de diciembre. Me prometí no volver a escribir sobre política catalana porque no tenía nada más que decir y, lamentablemente, durante los próximos años no va a ocurrir nada políticamente significativo que me vaya a hacer cambiar de parecer. De todas formas, sí me apetece hacer un análisis rápido sobre lo sucedido esta noche y, concretamente, sobre la escalada espectacular de Ciudadanos durante los últimos años.

Leo comentarios sorprendidos, indignados y cargados de desprecio, escritos desde esa superioridad moral que emana de parte del independentismo y de la izquierda «pura», respecto a la victoria de Inés Arrimadas y su equipo. No lo entienden. Tratan a sus votantes de ignorantes y fachas, y no dudo que algunos lo sean. Aunque (atención, noticia) la ignorancia no es patrimonio de una opción política concreta; tampoco el fascismo ni el supremacismo. Seguir leyendo «También Catalunya es de derechas»

La muerte de la política

Hace ya algunos días que decidí dejar de escribir sobre el proceso independentista. No sólo eso, sino que poco a poco me voy desenganchando informativamente del tema, aunque reconozco que sigo visitando Twitter y leyendo algún que otro artículo. Lo que sí he conseguido es vencer a la tentación de entrar en debates estériles. Estoy muy harto, pero antes de desterrar definitivamente de este blog todo lo relacionado con el conflicto catalán tengo que escribir este artículo, porque si no, reviento.

Seguramente después de lo que voy a vomitar tampoco importará mucho sobre qué escriba en adelante, porque por aquí no quedarán más que cuatro gatos “equidistantes”.

El legado principal que deja el procés es la penosa infantilización de la sociedad o, al menos, de la parte de la sociedad que se expresa públicamente. Me parece inaudito que tanta gente adulta, aparentemente bien preparada, carezca por completo de la capacidad de analizar la realidad de forma crítica. El debate ha quedado reducido a buenos y malos, al nosotros tenemos la razón y ellos no, al conmigo o contra mí. Y me resulta especialmente chocante cuando durante estas semanas estamos asistiendo al repugnante ataque que la derecha reaccionaria está perpetrando contra la escuela pública catalana.

¿Por qué me choca? Pues porque buena parte de quienes se indignan con ese ataque injustificado, defienden la autonomía de la escuela y que los docentes difundan en las aulas un valor intrínseco a la libertad y la democracia, como es el pensamiento crítico, son incapaces de hacer autocrítica. Resulta inquietante que tanta gente aparentemente inteligente y preparada se entregue de forma tan maniquea a la causa. Seguir leyendo «La muerte de la política»