
Voy a escribir sobre la moción de censura. Sin emoción, con apenas esperanza en que algo significativo vaya a cambiar, aunque, como a pesar de todo mantengo un alma (o lo que sea) incorregiblemente optimista, no puedo evitar que en algún recóndito lugar de mi renqueante cerebro una vocecilla diga: «y si…».
Vaya por delante que el hecho de que la organización criminal abandone el poder (al menos el institucional) es una buena noticia, aunque la verdaderamente buena, la que merecería una celebración por todo lo alto, sería que se disolviera y sus responsables pagaran su dilatado latrocinio entre rejas (no creo que llegue a verlo).
Estos últimos meses he perdido la fe en la política institucional. El tenderete capitalista está demasiado bien montado como para que la acción de un gobierno, por muy buena intención que ponga, consiga sacudir el sistema. No lo van a permitir, y, en todo caso, un gobierno del PSOE en minoría, que además tiene toda la pinta que lo único que va a hacer es preparar unas elecciones anticipadas, es lo menos rompedor que uno pueda imaginar.
El panorama entusiasma poco. La verdad es que no me entusiasma ninguna alternativa, pero bueno, de momento nos conformaremos con la satisfacción de ver echar espuma por la boca a la derecha reaccionaria, encabezada por el falangista Albert Rivera. Seguir leyendo «Un chupito poco entusiasmado»