
El Arctic Sunrise era un pesquero rompehielos que se utilizaba para la caza de focas (entonces se llamaba Polarbjorn). En 1995 Greenpeace consiguió comprarlo a sus propietarios noruegos recurriendo a una empresa pantalla, denominada Arctic Sunrise Ventures Ltd., logrando así un doble objetivo: hacerse con una nave ideal para llevar a cabo las campañas reivindicativas de la organización ecologista y retirar de la circulación un barco dedicado al asesinato de mamíferos marinos. Ahora es uno de los iconos de la causa ecologista más reconocidos en todo del mundo.
Este fin de semana el Arctic Sunrise ha atracado en el Puerto de Barcelona para difundir la campaña en la que anda inmerso actualmente: ‘La pesca sostenible es el futuro’. Se trata de una iniciativa a nivel europeo que pretende recabar apoyos para reclamar una reforma de la Política Pesquera Común que beneficie tanto a pescadores como a la biodiversidad marina.

Los mares europeos están sobreexplotados, con un 20% de la flota que, haciendo uso de prácticas destructivas, como el arrastre de profundidad, se hace con el 80% de las capturas y, de paso, arrasa el fondo marino. El 80% de la flota europea la componen pescadores que utilizan técnicas artesanales y respetuosas con el medio ambiente y, por tanto, sostenibles, pero deben competir con los enormes arrastreros, propiedad de multinacionales, que están acabando con los caladeros y, de paso, poniendo en grave peligro el medio de subsistencia de miles de familias.
Greenpeace, con el apoyo de los pescadores sostenibles y de todas las personas que se unan a la campaña (se puede hacer por Internet, en https://myboat.gp/es/), reclamará a las instituciones europeas encargadas de la reforma de la Política Pesquera (lo lleva haciendo varios años) que esta vez tengan en cuenta que el único futuro para la industria pesquera pasa por comprometerse decididamente con la explotación sostenible de los recursos marinos y acabar, por tanto, con las prácticas destructivas.
Durante su paso por España el Arctic Sunrise abre las puertas al público, y este domingo he podido subir a bordo con mi familia. La única condición era escribir nuestros nombres en un barquito de papel junto a un mensaje de apoyo a la campaña que, antes de cruzar la pasarela de acceso a la cubierta del barco, había que depositar en una urna. Todos esos barquitos, recogidos en casi una veintena de ciudades portuarias europeas (entre ellas, Denia y Bilbao, los dos próximos destinos del Arctic Sunrise) se entregarán en mano a los eurodiputados en Bruselas. Además de los barquitos virtuales que se pueden firmar en myboat.gp.
Una vez a bordo, un voluntario de Greenpeace, apoyado por plafones informativos, nos ha explicado algunos detalles sobre la campaña y nos ha guiado en un recorrido por la nave, incluyendo el acceso al puente de mando. Ha sido muy interesante.
Yo soy una persona bastante concienciada en el respeto al medio ambiente y la protección de la naturaleza, aunque reconozco que probablemente, como pasa con la mayoría de la gente, en mi día a día cometo algunas “atrocidades” sin ser consciente de ello. Iniciativas como la de Greenpeace, organización a la que admiro profundamente, tienen el valor añadido de hacernos recapacitar sobre hábitos que jamás habíamos pensado en replantearnos. Por ejemplo: no consumir “pezqueñines” o, antes de comprar un determinado pescado, informarnos sobre la forma cómo ha sido capturado.
Be a rainbow warrior!
Más información, en la web de Greenpeace España.
Me encantaría que esos barquitos llegaran a un puerto donde se les escuche y se impulsen políticas con vientos más sostenibles. No deja de sorprenderme el hecho de que se le dé más importancia a un constructo humano como el «dinero», que a algo tan tangible como el mar y sus especies (extrapolando esto a cualquier hábitat). Damos por hecho que la Tierra seguirá afrontando nuestros errores, nos olvidamos que la auténtica riqueza está a nuestro alrededor en forma de flora, fauna y ambiente.
Me encanta el hecho de que podamos contribuir con pequeños gestos, aunque no siempre nos lo pongan fácil.
Enhorabuena por la experiencia y por el post, un abrazo!!
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Así funciona nuestro mundo: crecer, crecer, consumir, consumir, agotar, esquimar… Los que necesitan hacer dinero a toda costa no piensan en las consecuencias que tienen sus acciones. No piensan en el futuro ni sienten la más mínima empatía hacia el resto de miembros de su especie, no digamos hacia las otras especies…
Me alegro de que aparezcas por aquí. Un abrazo!
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