En julio del año pasado escribí este post, que titulé ‘Saturado de porquería’ por la avalancha continuada de casos de corrupción protagonizados por el partido en el gobierno. Más de un año después la cosa ha empeorado. Entonces no se atisbaba alternativa en el horizonte y la única salida que veía a la situación era la movilización masiva de la ciudadanía, una huelga general indefinida que paralizara el país y obligara a dimitir al gobierno. Pura utopía.
Hoy existe alternativa política. En los comentarios apostaba por una formación que asumiera el espíritu del 15M y devolviera la ilusión a la gente, con un líder carismático que, a priori, inspirara confianza. Podemos responde a esa descripción. El cambio democrático, el fin del bipartidismo, es ya un hecho que espero se confirme en las próximas citas electorales.
Ayer vi el Salvados del domingo, en el que Jordi Évole entrevistaba a Pablo Iglesias en Ecuador. Fue récord de audiencia. Podemos tiene que definir aún muchas cosas. Desarrollar un programa electoral basado en actuaciones concretas y no sólo en buenas intenciones. Pero en este momento, en mi opinión, lo más importante es comprobar que Pablo Iglesias tiene un discurso sólido, sincero y coherente. Eso es lo que no soportan los partidos de la «casta». No saben cómo combatirlo porque carecen de catadura moral para ofrecerse como alternativa al cenagal en el que nos han metido.
Después de ver el programa me acordé de este post y me ha parecido un ejercicio curioso releerlo para comprobar que el cenagal no ha hecho más que crecer, aunque ahora, por fin, hay alternativa.
Pongo el enlace a un fragmento del Salvados en el que Pablo Iglesias explica que trabajadores de la administración les piden «echadlos de una vez». Eso es lo que queremos muchos: que se larguen, que nos dejen en paz y que paguen por todo el daño que han hecho.