Los pobres diputados del PP se sienten intimidados, «acosados» por los activistas de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). Andan lamentándose por los medios amigos de lo mal que se lo están haciendo pasar, de lo que están sufriendo sus familias, sus inocentes hijos.

El ‘ABC’ titulaba el viernes ‘Acoso salvaje al PP’. Desde luego, que varias decenas de personas se concentren en las inmediaciones del domicilio de un diputado, expliquen a sus vecinos mediante un megáfono que esa persona podría contribuir a acabar con el sufrimiento y la injusticia que padecen miles de familias pero que no quiere porque el partido al que representa no cree en la justicia social, y le dejen en el portal varias postales con las fotos y mensajes de algunas de esas personas a las que no quiere ayudar, no puede calificarse de otra forma que de «acoso salvaje»… A qué nivel de perversión del lenguaje y de distorsión de la realidad hemos llegado.

Las víctimas convertidas en verdugos y los cómplices necesarios de los verdugos haciéndose las víctimas. Aunque no sorprende. Son los mismos que criminalizaron el 15M y que criminalizan cualquier movimiento ciudadano que expresa su malestar de forma cívica y pacífica. Los mismos que acusan de golpistas a quienes se concentran ante un Parlamento fortificado y que no dudan en recurrir a la violencia «legítima» de las fuerzas del «orden» para reprimir las protestas.

Como respuesta a la vergonzosa portada del ‘ABC’ en Twitter se creó el hashtag #AcosoSalvajeEs, que está siendo uno de los más populares estos últimos días. No voy a ponerme a enumerar la infinidad de mensajes que inundan la red. Basta con unos pocos para ilustrar la indignación que los penosos lamentos del PP ha provocado:

• Ada Colau: «El único acoso es el de las entidades financieras y el de las fuerzas del Estado»#AcosoSalvajeEs
• #AcosoSalvajeEs las politicas de vivienda que PSOE y PP han hecho en este pais, provocando miles d desahucios y millones d viviendas vacias
• #AcososalvajeEs obligar a la cuidadanía a organizarse xa practicar la desobdiencia civil pq las leyes q hay no respetan los derechos humanos
• #AcosoSalvajeEs abaratar l despido hasta hacerlo gratis, recortar sueldos y aumentar horarios mientras hay 6M d parados
• #AcosoSalvajeEs forzar al exilio a una generación de españoles.
• #AcosoSalvajeEs criminalizar la defensa de derechos fundamentales como trabajo, vivienda, sanidad, educación.
• #AcosoSalvajeEs Q un político venga a tu casa a pedir tu voto y tu no puedas ir a la suya a denunciarle por mentiroso. Denuncialo por acoso
• #AcosoSalvajees que se mande a Cincuenta agentes para desahuciar a una víctima de malos tratos
• Cuando veo el anuncio de bankia en la tele me dan unas ganas de liarla parda #AcosoSalvajeEs
• #AcosoSalvajeEs Pérdidas masivas para los inversores de las preferentes de nacionalizadas

La conclusión es muy simple: los miles y miles de desahucios que se ejecutan cada año en España son un mecanismo adecuado para mantener un sistema hipotecario que funciona correctamente. Que buena parte de esas personas se vean condenadas a una existencia mísera e indigna y que algunas de ellas lleguen incluso a suicidarse, presas de la desesperación, no es más que un molesto daño colateral. De hecho, si la sociedad civil no hubiera reaccionado organizándose en torno a colectivos como la PAH, todo seguiría igual, los desahucios continuarían produciéndose, pero sin el foco de los medios de comunicación, y, por tanto, ningún partido político mayoritario se habría planteado la necesidad de realizar cambios en la legislación.

Los «desahuciados» han encontrado un asidero al que agarrarse y están reaccionando, con el apoyo solidario de la ciudadanía. No quieren ser condenados al silencio y al olvido y se están movilizando. Pero el poder establecido, una vez más, criminaliza la contestación. Los llama «acosadores». Pues comprobando, por enésima ocasión, la nula capacidad empática de estos dirigentes políticos, su absoluta falta de sensibilidad social, no descarto que a alguna de esas personas desesperadas, que no tienen nada, pero nada de nada, que perder, se le acaben hinchando las narices y reaccione de manera verdaderamente salvaje. ¿Y quién podrá reprochárselo?

De nuevo las instituciones van a remolque de la sociedad civil. Y aunque los diputados del PP se hagan los ofendidos y de cara a la galería pretendan aparecer como «víctimas», saben (o deberían saber) que tienen la obligación de escuchar al pueblo, aunque sólo sea por una lógica electoralista, que es como funcionan la mayoría de partidos. No se pueden permitir perder más legitimidad, si es que les queda alguna, ni siquiera para seguir protegiendo un sistema financiero al que continúan alimentando con dinero público.