«El hombre mojado no teme la lluvia»: las voces de los desposeídos de identidad

«Las afganas siguen sufriendo como siempre. Son víctimas de matrimonios forzados a muy temprana edad, algunas se ven obligadas a casarse siendo unas niñas, muchas soportan violencia doméstica y apenas tienen acceso a un asesoramiento legal. Es para alarmarse; hay una expresión que aún se usa en las áreas rurales que dice que una mujer debería tener su primera regla en casa de su marido, y algunos padres se empeñan en hacer que sus hijas lo cumplan». 

En agosto de 2021, los talibanes recuperaban por la fuerza el poder en Afganistán, veinte años después de la invasión estadounidense que debía liberar a la población de su opresión fundamentalista. La noticia ocupó portadas durante días y consternó, con razón, a amplios sectores de la sociedad occidental, que temía, sobre todo, por la represión contra las mujeres. Sin embargo, ese ente llamado comunidad internacional, que en función de lo que interese en el momento promueve guerras o hace la vista gorda, no tardó en acatar la situación, pues estos talibanes «son civilizados». Tres meses después, Afganistán no es noticia. Poco sabemos de la situación de sus mujeres, aunque no resulta difícil imaginarla. 

La cita con la que he empezado este artículo es de 2006, de la activista por los derechos de las mujeres afganas Massuda Jalal, una de las cientos de reflexiones que recoge la periodista Olga Rodríguez en El hombre mojado no teme la lluvia, 350 páginas compuestas por voces de Oriente Medio. Publicado en 2009, es un recorrido por la historia reciente de Irak, Palestina, Israel, Líbano, Siria, Egipto y Afganistán a través de sus protagonistas; no los dirigentes políticos, sino las personas que han sufrido sus guerras, opresiones y represiones. Personas anónimas, parte de una masa que en Occidente carece de identidades individuales, y solemos agrupar en términos como «refugiados», «inmigrantes» o «víctimas», que acaban generando indiferencia. 

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«Mi último verano»: la obligación de perder la inocencia

Mi último verano - David Almond

Una de las consecuencias de la invasión de Irak por parte de Estados Unidos y sus aliados fue la aparición en escena del autodenominado Estado Islámico, que rápidamente extendió el terror por Occidente mediante el secuestro de periodistas, cuyas ejecuciones difundía a través de Internet.

Uno de esos periodistas podría haber sido Greg Armstrong. Su desaparición, los vídeos de ejecuciones y la preocupación por la guerra forman parte de la atmósfera con que David Almond envuelve Mi último verano (Ediciones SM, 2009; Jackdaw Summer es el título original, publicado un año antes. Traducción de Alexandre Casal).

El protagonista de la novela es Liam, hijo único de una pareja de artistas, un escritor y una fotógrafa y pintora que parecen tan perdidos como él en un mundo donde los ideales han ido cediendo terreno frente al pragmatismo y, con el paso de los años, al cinismo. Liam se resiste a «crecer», si eso supone verse sometido a una realidad tan gris. Se resiste a renunciar a los veranos donde uno podía dejarse guiar por el instinto, y se resiste a aceptar que hacerse mayor, entre otras cosas, significa perder el derecho a dejarse sorprender por cada nuevo día y asumir que el mundo es un lugar hostil. Seguir leyendo ««Mi último verano»: la obligación de perder la inocencia»

¿Quieren guerra o sólo tirar bombas?

viñeta bombardeos

¿Queréis guerra? ¿Es esa la solución al terrorismo del ISIS? Yo no lo creo, ya lo dejé claro hace unos días. Soy un “buenista”, qué le vamos a hacer, como todos esos vagos y maleantes, residentes en los mundos de Yupi, que han firmado el manifiesto #NoEnNuestroNombre. Por cierto, os invito a adheriros, aunque sólo sirva para dejar claro que somos unos cuantos los ingenuos que todavía opinamos que los conflictos, por muy graves que sean, se deben solucionar de forma civilizada.

Yo no creo que las grandes potencias mundiales quieran acabar con el terrorismo. Es necesario que haya un enemigo poderoso que aterrorice a la población occidental para mantener el control exhaustivo sobre nuestras vidas, para desactivar la agitación social y colocar en un indiscutible primer puesto de prioridades la seguridad y, seamos claros, la prosperidad de la industria armamentística. Pero no voy a repetirme, ya me desahogué en ‘La guerra siempre es la peor solución’. Seguir leyendo «¿Quieren guerra o sólo tirar bombas?»

La guerra siempre es la peor solución

obama gila

¿Cuánto tiempo ha necesitado el gobierno francés para descargar su furia en forma de bombas sobre la ya castigadísima población siria? Dos días. El domingo, dos días después del terrible atentado de París, los cazabombarderos franceses empezaban a cobrarse su venganza en el feudo de la organización fascista que ha conseguido que los europeos no caminemos tranquilos por nuestras seguras calles occidentales.

Las bombas no van a solucionar nada. No van a acabar con el ISIS ni van a extirpar de los cerebros fanatizados el deseo de ganarse el cielo de los guerreros asesinando a unos cuantos infieles.

La guerra es la salida fácil, la reacción en caliente que aplauden los patriotas de palmoteo en el pecho, aquéllos que se encienden escuchando himnos a la sombra de banderas: “Se van a enterar esos moros desgraciados. Ahora van a ver cómo nos las gastamos los demócratas”.

La guerra es el objetivo de quienes dirigen el mundo, de esas macrocorporaciones armamentísticas cuyos inversores se frotan las manos cada vez que sucede una masacre como la de París. Seguir leyendo «La guerra siempre es la peor solución»

Pesadillas

#RetoDragón

Hace unas semanas Esther lanzaba en su blog ‘Relatos Magar’ uno de esos retos tan interesantes que animan a unos cuantos blogueros aficionados a las letras a estrujarse el cerebro en busca de un texto original, que llame la atención de los lectores. En esta ocasión se trataba del #RetoDragón, consistente en escribir un relato de cien palabras inspirado en la imagen que abre el post.

Comparto el mío, al que titulé ‘Pesadillas’:

«Hadiya tenía pesadillas cada noche. Soñaba que estaba sola, en medio de la nada, rodeada de dragones que se le acercaban con lenguas sibilantes que susurraban palabras horribles. Le hablaban de destrucción, de sufrimiento, de muerte… Quería huir, pero notaba los pies anclados a un suelo negro que comenzaba a tragársela mientras los dragones se abalanzaban sobre ella mostrándole sus fauces rodeadas de cuchillas.
Entonces despertaba con un grito ahogado. Cada noche igual. Tras unos instantes de pavor, se secaba el sudor de la frente mientras se decía: “Otra pesadilla”. Hasta que volvía a escuchar el silbido de las bombas.»

Esas malditas bombas que están obligando a cientos de miles de personas a huir de su tierra, desesperadas, cargando con lo puesto, empujadas, sobre todo, por la necesidad de poner a sus hijos a salvo. Niños y niñas inocentes, indefensos, incapaces de enfrentarse a ese Mar Mediterráneo que se los traga sin compasión. Aunque la culpa no es del mar, sino de la indeferencia de los gobiernos de los Estados que les cierran las puertas, que asisten impávidos al grotesco espectáculo de esos pequeños cuerpecitos, arrastrados sin vida a nuestras playas.

Niños que no volverán a soñar con dragones, ni a temblar de miedo con el silbido de las bombas.

Si os apetece leer el resto de los relatos y votar por uno de ellos, lo podéis hacer aquí.

Odiseo

Foto Daniel Etter - New York Times
Uno de esos casos en los que una imagen vale más que todas las palabras.   Foto: Daniel Etter / New York Times

Las noticias sobre el drama de los refugiados en el Este de Europa y en el Mediterráneo abruman, son demasiado para el estómago y la conciencia de cualquier persona decente. No voy a escribir un artículo de opinión sobre ello, porque ya acumulo unos cuantos y sería repetir lo mismo, pero sí que voy a compartir algo que he escrito empujado por mi conciencia. Desde luego, en nada va a aliviar los terribles padecimientos de tantísima gente desgraciada, que huye de la muerte para caer, en el mejor de los casos, en el rechazo y la insolidaridad de una Europa que hace tiempo dejó de ser tierra de acogida y cuna de la democracia y los derechos humanos. Seguir leyendo «Odiseo»

Un (inocente) pensamiento revolucionario

Viñeta Santi Gutiérrez

Hace tiempo que siento la necesidad de escribir un artículo (uno más) sobre la locura inhumana que asola al mundo. Quería enfocarlo partiendo de los montones de conflictos armados que en pleno siglo XXI, cuando se supone que la humanidad es más civilizada y humana que nunca, “florecen” por doquier. La realidad nos dice que el mundo sigue funcionando como siempre: el fuerte aplasta al débil, y para que no queden dudas sobre su superioridad utiliza todos los medios a su alcance, por salvajes que sean. Además, trata de justificar las atrocidades que comete apelando a razones divinas, a supuestas operaciones de autodefensa o a derechos históricos aderezados con la siempre socorrida exaltación patriótica. Seguir leyendo «Un (inocente) pensamiento revolucionario»

La incomprensible crueldad humana

Viñeta Forges - Malditas guerras

No iba a escribir sobre esto. Llevo días en que no me apetece asomarme a la realidad informativa porque las náuseas que me produce son tan grandes que correría el riesgo de salpicar de vómito la blogosfera entera.

Me paso la vida enganchado a la radio, escuchando música, programas magazine, informativos y tertulias; incluso el carrusel deportivo de vez en cuando. Pero hay épocas en que mi nivel de saturación de porquería llega al límite de lo soportable y tengo que descansar. Ahora estoy en uno de esos momentos, así que escuchar a cualquiera de los indecentes que nos torea desde su trono puede desencadenar en mi interior la reacción que llenaría vuestros blogs de tropezones. Es decir, que si en mi transistor (bueno, no, que ahora ya escucho la radio con el móvil; hay qué ver la tecnología) aparece la voz de cualquier subhumano perteneciente al PP o cualquiera que defienda sus políticas antihumanas inmediatamente cambio de emisora. No me pasa únicamente con el PP, también llevo a cabo la misma operación con según qué especímenes del PSOE (cada vez más), banqueros, portavoces de la Troika y de la patronal, y, en definitiva, con cualquiera que mantenga sin rubor que estamos saliendo de la crisis. A Rajoy lo tengo vetadísimo. Es una cuestión médica. Es que veo esas cinco letras juntas y ya me pongo a sudar… Seguir leyendo «La incomprensible crueldad humana»

El salvapatrias y el millón y medio de muertos en Irak

Reunión de las Azores
Barroso, Blair, Bush y Aznar en las Azores – Autora: Staff Sgt. Michelle Michaud

Esta noche José María Aznar ha presentado su candidatura para salvar el país. Como gran estadista que es, está dispuesto a sacrificarse de nuevo por el bien común, a ofrecer su experiencia y buen hacer para sacarnos del atolladero en que andamos metidos, ya que el presidente plasmado no parece capaz de hacerlo. Incluso sus compañeros de partido empiezan a dudarlo… Aznar está dispuesto a volver a pasar por el ingrato quebradero de cabeza que es gobernar España. Estoy seguro de que incluso volvería a revivir la engorrosa experiencia de casar a un hijo/a, aunque tuviera que ser mediante una ceremonia de postín y aceptando a regañadientes regalos incómodos que, en ningún caso, repito, en ningún caso, se harían a cuenta de favores futuros… Seguir leyendo «El salvapatrias y el millón y medio de muertos en Irak»

Armas que matan

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Un bombardeo de las fuerzas desplegadas por la OTAN en Afganistán mató a diez niños y una mujer el sábado pasado en una operación contra los talibanes, que siguen controlando amplias zonas del país, doce años después de la invasión de EEUU. Aunque buena parte de los ejércitos internacionales ya se ha retirado del país asiático, la guerra que inició George Bush como respuesta al atentado contra las torres gemelas continúa. Las víctimas civiles caen con un goteo continuo; los eufemísticos daños colaterales que en realidad significan el asesinato a sangre de fría de niños y personas como tú y como yo, que no entienden de guerras, que sólo pretenden sobrevivir de la manera más digna posible. Seguir leyendo «Armas que matan»