Mis novelas son como ríos, en los que el cauce principal se va nutriendo de los afluentes que son las tramas de los personajes secundarios. La foto está tomada en el Cañón del Río Sil, en agosto de 2016.
Me han llegado las primeras críticas de los lectores cero a los que envié Días de arañas, buitres y ovejas, mi última novela.
De quienes me han escrito, cuatro ya la han leído entera y otros cuatro llevan más o menos la mitad.
La valoración general es muy positiva, no tanto porque les haya gustado como por la cantidad de comentarios y sugerencias que me hacen.
Contar con lectores cero sólo tiene sentido si estás dispuesto a que destripen tu obra y la cuestionen con la misma libertad que si la hubieran escrito ellos. Es un ejercicio muy sano de honestidad por parte del lector y de humildad por parte del autor, quien debe abrir la mente de par en par para sacar provecho del trabajo desinteresado y nada sencillo de quienes leen con ánimo de contribuir a la mejora de la obra. Seguir leyendo «Un ejercicio de humildad literaria»→
Si os dejáis los ojos en la pantalla, quizás logréis leer los últimos párrafos de mi nueva novela.
¡Hola, Toni!
¿Cuánto ha pasado desde la última carta? Ni me acuerdo. El caso es que tengo varias cosas que contar sobre mi aventura literaria, y he pensado que sería una buena idea recuperar este formato que tanto nos ayudó en su momento a expulsar inquietudes y compartir alegrías, y que incluso convertimos en libro. Siento decirte que, aunque muy de vez en cuando alguien lo descarga de Amazon, no nos va a sacar de pobres, al menos a cien años vista. Tampoco parece que la revista de los Insectos Comunes vaya a hacerlo, ¿verdad? (Como si en algún momento nos lo hubiéramos planteado fuera de la ficción, jaja).
El motivo principal de esta carta es que he puesto el punto final a mi nueva novela, la que protagoniza el inspector Jesús García, uno de los personajes que aparece en Con la vida a cuestas. Hace tres años que la empecé a escribir. Recordarás que a los pocos meses la tuve que dejar en pausa. No veía claro cómo enfocar la historia, y no era capaz de concentrarme lo suficiente en ella como para que, forzándome a seguir, saliera algo potable.
Así que la dejé reposar, con el compromiso de retomarla más adelante. Me puse con un proyecto bastante más ligero, Escapando del recuerdo, al que, pese a haber quedado un libro muy digno, no he dedicado aún el mismo esfuerzo de promoción que a mis novelas anteriores. Digamos que me ha pillado en un momento personal bastante movido, y no he tenido el ánimo necesario para hacerlo. Y ya se sabe que, cuando uno autopublica, escribir la novela es seguramente lo más fácil. Seguir leyendo «Jueves 18 de octubre de 2018: cuando tecleas FIN»→
La principal novedad de mi nueva novela es que llevo semanas escribiendo directamente en el ordenador.
Estoy escribiendo una novela policíaca. No es novedad. Ya he explicado que tras escribir 20.000 palabras la dejé en pausa porque no era capaz de prestarle la atención necesaria. De haber seguido entonces, el proyecto habría resultado un fracaso. Hace cuatro meses, un año y medio después, lo retomé, y ya he alcanzado las 65.000 palabras. Lo más importante es que estoy realmente motivado, y sé que no voy a parar hasta el punto y final. Aún falta bastante. Creo que me va a quedar una novela larga, similar en extensión a El viaje de Pau (unas 350 páginas).
Pero lo que os quería explicar hoy no es lo estupenda que va a ser, ni animaros a que la reservéis (ni siquiera sé si la autopublicaré, si la enviaré a algún certamen o si buscaré editorial; aún falta mucho para eso). Lo que me ha motivado a escribir esta entrada es algo que me ocurrió hace unos días, en pleno proceso creativo.
Me di cuenta de que estaba explicando la historia en el orden equivocado. Estaba adelantando cosas que era mejor retener, y desarrollando acontecimientos de una manera que podía ir en perjuicio del interés del lector por el conjunto. Pongo un ejemplo absurdo y que no tiene nada que ver con mi novela. Seguir leyendo «Escribir es también borrar»→
He estado varios días sin conexión a Internet en casa y sin teléfono móvil, y resulta que han sido los días más productivos del año para mi escritura. La conclusión evidente es que, ante la imposibilidad de «hacer comprobaciones» o «buscar información» (bonitos eufemismos para «perder el tiempo») en webs y redes sociales varias, no me ha quedado más remedio que escribir.
He avanzado varios miles de palabras en la novela que tengo entre manos. Ya anda por las 45.000, unas 150 páginas. Si fuera capaz de mantener este ritmo, en un par de meses la tendría acabada. Y no es que le haya dedicado jornadas de ocho horas; con un par bien invertidas es suficiente.
Supongo que no todo se reduce a la falta de distracciones, también es importante tener claro qué estás escribiendo y dónde quieres llegar. Lo cierto es que en las últimas semanas no sólo he avanzado sobre el papel, sino que mi cabeza ha estado funcionando durante las «horas libres», desencallando tramas, resolviendo dudas sobre detalles que había dejado pendientes y dibujando tanto la evolución de los personajes como el escenario al que se dirigen. Eso sí, del título, de momento, ni rastro. Como siempre, aparecerá hacia el final. Seguir leyendo «Otro buen año literario»→
Me enviaron las preguntas por email y yo las contesté. El resultado lo tenéis a continuación. Pero también las grabaron en vídeo. Se lo tomaron muy en serio, organizando un acto en el Teatro Español de su ciudad. El montaje final, con mis respuestas incluidas, encabeza esta entrada. La calidad tanto de imagen como de sonido no es buena porque la grabación está hecha con una webcam muy sencilla, pero creo que reúne los mínimos para poder publicarla. Es una de las entrevistas más completas que me han hecho nunca.
Otra de las cosas que me pidieron fue si podía grabar un fragmento del relato La nena del roure, en catalán. Lo locuté entero y lo subí a mi canal de ivoox.
La experiencia ha sido muy enriquecedora. Estoy muy agradecido a la profesora Teresita Díaz Tuss, impulsora de la iniciativa, y a su colega Viviana Sandoval, y estoy impresionado por el grado de implicación de todos los estudiantes que han participado. Según me cuenta Teresita, aún queda un último paso: las conclusiones del trabajo, que me hará llegar muy pronto, y la guinda del pastel: la repercusión mediática, de la que ya os hablaré llegado el momento.
Os dejo con la entrevista. Aviso que la versión en vídeo no coincide exactamente con el texto; me explayé algo más en varias respuestas. Para leer/ver/escuchar con calma.
Tengo una propuesta que haceros relacionada con mi próxima novela. Los suscriptores de la newsletter de ‘la recacha’ ya la conocéis, porque os la adelanté hace unos días. Quienes todavía no os habéis suscrito (ya estáis tardando) no os asustéis, que no os voy a pedir asesoramiento literario, ni que escribáis ningún capítulo. Ni siquiera os voy a pedir que me ayudéis con las correcciones… Bueno, llegado el momento ya hablaremos de ello; conocéis mi debilidad por los “lectores cobaya”.
Estas últimas semanas las he dedicado a pasar de la libreta al ordenador los dos primeros capítulos, unas 15.000 palabras, y a afianzar ideas sobre la trama y los personajes. Ahora tengo que poner orden, hacerme algunos esquemas que me sirvan de guía para no meter la pata, y continuar avanzando boli en mano.
Ahora que tenemos a punto de caramelo la recopilación de la primera temporada de nuestras cartas he encontrado el momento para responder a la última que me escribiste. La acabo de releer y mientras lo hacía se me ocurrían montones de cosas que me apetecía comentar. Pero como me suele pasar, me pueden más las ganas de seguir adelante, así que no tomo notas, confiando en que lo recordaré todo, y ahora me encuentro con un batiburrillo de ideas que no tengo muy claro cómo desenredar. Afortunadamente, tengo tu texto aquí al lado para volver a consultarlo cuanto sea necesario. Hay defectos que cuesta mucho cambiar a ciertas edades…
“Estaría bien que como autores busquemos la forma de definirnos en unas pocas líneas. Eso es algo que salvó a Bradbury y le llevó a ser el escritor que fue: descubrir sobre qué quería escribir. Yo no sé cómo me definiría, pero un día tengo que intentarlo. ¿Eres capaz de hacerlo tú? Aquí queda lanzada mi pregunta.”
El reto que me lanzaste hace una semana me ha hecho pensar, y creo que ya puedo darte una respuesta. Voy a intentar definirme como escritor…, pero antes déjame que te cuente algo que ya sabes y que me hace una ilusión enorme explicar en ‘la recacha’:
El 8 de agosto, sábado, seré uno de los invitados al Primer Encuentro de las Letras de Babia y Luna. Mi señora esposa dice que las casualidades no existen, y yo, a base de darme de bruces con ellas, voy a tener que acabar creyéndola. Seguir leyendo «Martes, 28 de julio de 2015»→
Estoy leyendo Para ser novelista, de John Gardner, uno de los libros sobre escritura que me pasaste. Es muy interesante. Bueno, hay cosas muy interesantes y otras que, en mi opinión, no lo son tanto. Estoy de acuerdo con bastantes de las cuestiones que plantea, pero con otras no me identifico en absoluto.
Últimamente he leído varios artículos de escritores sobre el proceso creativo y he participado en algún post en Facebook donde se debatía sobre el tema. Llevaba días pensando en que en la siguiente carta me apetecía centrarme en lo que nos motiva a escribir y en cómo saber si algo está listo para ser leído por otros, así que a ver en qué acaba resultando el batiburrillo mental que tengo liado. Confío en ser capaz de explicarme. Seguir leyendo «Martes, 4 de noviembre de 2014»→