
Me han llegado las primeras críticas de los lectores cero a los que envié Días de arañas, buitres y ovejas, mi última novela.
De quienes me han escrito, cuatro ya la han leído entera y otros cuatro llevan más o menos la mitad.
La valoración general es muy positiva, no tanto porque les haya gustado como por la cantidad de comentarios y sugerencias que me hacen.
Contar con lectores cero sólo tiene sentido si estás dispuesto a que destripen tu obra y la cuestionen con la misma libertad que si la hubieran escrito ellos. Es un ejercicio muy sano de honestidad por parte del lector y de humildad por parte del autor, quien debe abrir la mente de par en par para sacar provecho del trabajo desinteresado y nada sencillo de quienes leen con ánimo de contribuir a la mejora de la obra. Seguir leyendo «Un ejercicio de humildad literaria»