A los escritores no nos gusta leer críticas negativas de nuestros libros. En realidad, a nadie le gusta que lo critiquen, aunque hay quien lo disimula mejor. También es verdad que hay críticas más o menos negativas, y luego está el ensañamiento. Quien expone sus creaciones al público debe estar preparado para recibir y aceptar las críticas y para saber de cuáles se pueden extraer conclusiones provechosas. Porque, por mucho que suene a tópico, de la crítica se aprende.
Yo no creo que sólo haya que hacer caso a lo negativo, como defienden otros escritores, que, no sé si como pose o porque lo piensan realmente, aborrecen el elogio. Evidentemente, agarrarse a una opinión positiva sobre tu obra, haciendo oídos sordos a las que no gustan, no lleva a ninguna parte. Hay que saber encontrar el equilibrio, aprender a relativizar lo simplemente elogioso, igual que la simple descalificación.
Hace un tiempo me sometí a un experimento curioso. Me planté ante varios lectores de El viaje de Pau, que, sin remilgos, me dijeron todo lo que no les había gustado de la novela. Algunos fueron realmente duros, pero, aunque reconozco que algunas cosas de las que escuché me dolieron, la experiencia fue muy positiva y, lo más importante, constructiva. Después de todo, aquellos lectores expresaban su opinión libremente, que es lo que hacemos todos al acabar de leer un libro, por mucho que no se la digamos al autor a la cara. Seguir leyendo «‘Nunca dejes de bailar’, literatura indie de calidad; y una reflexión sobre las críticas»