Domingo, 24 de enero de 2021: aprender a perder la prisa

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¡Hola, Toni!

He tardado más de lo que pensaba en responder a tu última carta, pero aquí estoy, coincidiendo con el octavo aniversario de ‘la recacha’. Igual un día acabamos lanzando la segunda parte de Cartas a un escritor: ¿Cómo se escribe un best-seller? Quizás entonces ya debamos responder a la pregunta.

En realidad, no creo que podamos hacerlo nunca, ni siquiera pueden quienes de verdad los escriben (aunque las estanterías, físicas y virtuales, estén repletas de libros que pretenden vender la fórmula), por eso me sigue sorprendiendo que haya tanta gente que se lanza a la escritura con la esperanza de resolver la cuestión de la manutención mediante sus textos.

Todos los que escribimos y publicamos aspiramos a ello, claro. Es algo de lo que hemos hablado a menudo, y mi conclusión es la misma de siempre: si quieres ganar dinero con la literatura, asegúrate de escribir lo mejor posible. Sabemos que eso no es suficiente, y sabemos también que, en ocasiones, ni siquiera es necesario.

Hay libros muy malos que se venden muy bien. No es algo que podamos evitar, y, sinceramente, no debería ocuparnos ni un segundo. No sirve de nada lamentar cómo funciona el mercado editorial, más allá de la agradable pero inútil sensación que produce la autocompasión.

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Sábado 5 de diciembre: si no tienes una buena historia entre manos, no (auto)publiques

¡Hola, Toni!

Me alegró mucho «recibir» tu última carta. Después de todo, incluso del año de la «panmierda» se puede sacar alguna nota positiva, como (quizás) la recuperación de nuestra correspondencia sobre el mundo de la creación literaria y temas relacionados. De hecho, pocos días antes del confinamiento de marzo empecé a escribirte, pero lo que pretendía explicar quedó fulminantemente ridiculizado por la magnitud de los acontecimientos; así que empezaré de nuevo, tomando como referencia la interesante y completa reflexión que desarrollaste en tu carta de hace un par de semanas respecto a la autopublicación.

Siete años de experiencia son pocos en el cómputo de una vida humana, y una cantidad ínfima en la historia de la autopublicación, que es lo mismo que decir en la historia de la literatura. Ese es el tiempo que ha pasado (casi ocho) desde que autopubliqué El viaje de Pau, mi primera novela. Suficiente para haber aprendido unas cuantas cosas sobre el sector editorial, y, más importante, para haber acumulado una cantidad interesante de conocimientos sobre escritura de los que, en aquel momento, carecía.

No tengo dudas de que si aquella historia la escribiera ahora se convertiría en un libro mucho mejor, porque he aprendido lo suficiente para darme cuenta de lo que sobra en un texto, para dosificar mejor la información, para dotar de mayor profundidad a los personajes y dar más verosimilitud a su evolución en las tramas, etc.

Sería un libro mejor también porque he aprendido a corregir y editar mis textos. Me acuerdo de que cuando tecleé aquel primer «fin» estaba convencido de que ya había acabado. Lo de corregir se limitaba a una revisión para pescar erratas que se me hubieran colado. En mi cabeza no entraba la posibilidad de recortar texto, reescribir capítulos o eliminar personajes.

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21 de noviembre de 2020 (el año de la panmierda)

Hace un par de días, un tuit de mi colega escritor Toni Cifuentes me avisó de que, la tira de meses después, tenía una nueva carta en el buzón. Me alegró mucho recibirla, porque las «cartas a un escritor» que, durante un tiempo respetable (teniendo en cuenta la fugacidad de todo lo que ocurre en esta era de los zascas en Twitter), nos remitimos fueron de las experiencias más provechosas que he vivido desde que aterricé en Internet.

En su misiva, Toni reflexiona sobre la autopublicación, y me parece que dice cosas muy interesantes, sensatas y razonables, con las que estoy completamente de acuerdo.

La comparto, y ya me pongo a pensar en la respuesta.

Jueves 18 de octubre de 2018: cuando tecleas FIN

Benjamín Recacha
Si os dejáis los ojos en la pantalla, quizás logréis leer los últimos párrafos de mi nueva novela.

¡Hola, Toni!

¿Cuánto ha pasado desde la última carta? Ni me acuerdo. El caso es que tengo varias cosas que contar sobre mi aventura literaria, y he pensado que sería una buena idea recuperar este formato que tanto nos ayudó en su momento a expulsar inquietudes y compartir alegrías, y que incluso convertimos en libro. Siento decirte que, aunque muy de vez en cuando alguien lo descarga de Amazon, no nos va a sacar de pobres, al menos a cien años vista. Tampoco parece que la revista de los Insectos Comunes vaya a hacerlo, ¿verdad? (Como si en algún momento nos lo hubiéramos planteado fuera de la ficción, jaja).

El motivo principal de esta carta es que he puesto el punto final a mi nueva novela, la que protagoniza el inspector Jesús García, uno de los personajes que aparece en Con la vida a cuestas. Hace tres años que la empecé a escribir. Recordarás que a los pocos meses la tuve que dejar en pausa. No veía claro cómo enfocar la historia, y no era capaz de concentrarme lo suficiente en ella como para que, forzándome a seguir, saliera algo potable.

Así que la dejé reposar, con el compromiso de retomarla más adelante. Me puse con un proyecto bastante más ligero, Escapando del recuerdo, al que, pese a haber quedado un libro muy digno, no he dedicado aún el mismo esfuerzo de promoción que a mis novelas anteriores. Digamos que me ha pillado en un momento personal bastante movido, y no he tenido el ánimo necesario para hacerlo. Y ya se sabe que, cuando uno autopublica, escribir la novela es seguramente lo más fácil. Seguir leyendo «Jueves 18 de octubre de 2018: cuando tecleas FIN»

Jueves 29 de junio de 2017: racionando el tiempo para escribir

Trabajando en la cubierta del libro
Hace cuatro años estaba trabajando en la cubierta de mi primer libro.

Ha pasado casi medio año desde mi última carta, un tiempo en el que escribir se ha convertido en una actividad secundaria. Y cómo lo he notado.

En marzo empecé a trabajar a jornada completa. Es un empleo por seis meses, que compagino con las horas como profesor de refuerzo escolar por las tardes. Total, que las únicas pausas que hago durante el día son la media hora del desayuno y otra media hora para comer. Llego a casa sobre las ocho de la tarde, y a preparar la jornada siguiente.

Así que el único rato de que dispongo para escribir es el intervalo que queda entre acostar a Albert y acostarme yo. Suelo hacerlo bastante tarde, con lo que voy arrastrando sueño y, la verdad, con los párpados queriendo cerrar la persiana cuesta crear algo decente. Las noches que después de leerle a mi hijo el preceptivo fragmento del libro en el que andemos embarcados aún me queda preparar la comida del día siguiente, ya ni enciendo el ordenador. Seguir leyendo «Jueves 29 de junio de 2017: racionando el tiempo para escribir»

Lunes, 27 de febrero de 2017: Ausencia de tiempo, ganas inquebrantables, libros tristes y tres preguntas al final.

He recibido una larga y, como siempre, interesantísima carta de mi colega escritor Toni Cifuentes. Me pone deberes, que prometo completar en mi respuesta, y dice cosas tan sensatas como que «escribir creo que no es más que el deseo de recuperar esas sensaciones que sentimos cuando leímos por primera vez ese libro que nos gustó de verdad».
Vale la pena leer sus reflexiones.

Miércoles, 11 de enero de 2017: Sobre cementerios de libros olvidados y algunas conclusiones

Libros - Benjamín Recacha García

Hola, Toni.

Desde hace un tiempo nuestros intercambios de impresiones en abierto se han espaciado bastante. Supongo que la razón es que antes de ponernos con una larga carta queremos estar seguros de tener cosas nuevas e interesantes que explicar. También debe haber algo de pérdida de frescura y de ímpetu, pero, en cambio, creo que hemos ganado madurez.

Cuando empezamos este bonito (y muy enriquecedor) experimento éramos más inocentes y románticos (al menos yo) en lo referente a la aventura literaria y editorial. Dos años y medio después han cambiado algunas cosas y hemos aprendido otras muchas.

Lo que no cambia es nuestra determinación por escribir, dedicándole todo el tiempo posible, y por mejorar. Yo emprendí el camino de la autopublicación, que me ha proporcionado gratísimas experiencias, y tú, aunque también lo probaste, preferiste centrar el grueso de tus esfuerzos en crear material con la calidad suficiente para llamar la atención de alguna editorial. Y lo has logrado, cosa que celebro. No sé si el recorrido de Autotomía con Ediciones Hidroavión será largo o corto, pero en cualquier caso has conseguido que una editorial apueste (con mayor o menor riesgo) por tu obra, y eso es algo de lo que te debes sentir muy orgulloso porque todo el mérito es tuyo. No me cansaré de decirte que escribes muy bien, y no es sólo que se note que llevas muchos años haciéndolo, que te has preparado a conciencia y que no has dejado de buscar tu voz, sino que tienes una habilidad especial que no es tan común (el eterno debate sobre el talento. Ya sabes que yo sí creo en ese ingrediente “mágico”). Seguir leyendo «Miércoles, 11 de enero de 2017: Sobre cementerios de libros olvidados y algunas conclusiones»

Martes, 15 de noviembre de 2016: Éxito comercial, bonos regalo e informes de lectura

Toni Cifuentes por fin sale de la cueva para escribirme una de esas largas cartas que se hacen tan cortas. Cuenta cosas muy interesantes, sobre su experiencia con su primer libro publicado por una editorial, sobre extrañas tácticas de promoción y sobre sus primeros pinitos como «editor invitado», entre otras cosas. Leedla, pronto habrá respuesta.