Buen viaje

Daniel Ramos - Aceituno
Una de tantas preciosas fotos de Daniel Ramos, Aceituno.

Hace dos semanas que no actualizo mi blog. Demasiado tiempo. Y no será porque no hay temas sobre los que escribir. Siempre los hay. Lo que pasa es que no he estado nada inspirado. Supongo que os pasa, hay momentos en que las palabras fluyen y otros en que lo que fluye son esas bolas de matorral seco que, empujadas por un viento sofocante, van rodando y rebotando contra el suelo árido y lleno de polvo de uno de esos desiertos de las películas del Oeste.

Así he sentido mi cerebro estos últimos días, repleto de bolas del Oeste. A decir verdad, todo yo me he sentido como un matorral seco, girando a cámara lenta en medio del desierto. Quizás por eso notaba la cabeza como un bombo y la tenía tan dolorida.

La verdad es mucho menos rebuscada: he estado enfermo. Algún virus cabrón me atacó vilmente diez días atrás y me dejó para el arrastre, incapacitado para pensar y mucho menos para escribir. Me sentía como si me hubieran pegado una paliza y me hubieran desconectado el cerebro, y así he ido tirando hasta hace un par de días. De hecho, hasta hace un rato no me he vuelto a sentir capaz de hacer uso del lenguaje escrito. Y aquí estoy, al fin. Espero que quede alguien al otro lado. Seguir leyendo «Buen viaje»

Talento

Detalles de Pinto, marzo de 2015. Fotógrafo: Daniel Ramos.
‘Detalles de Pinto’, de Daniel Ramos, una de las magníficas imágenes que encontraréis en ‘El fotonauta’.

Tengo varios posts por escribir, pero anoche descubrí un blog que me ha hecho cambiar de planes, para reflexionar sobre el talento.

Existe una corriente bastante extendida según la cual las mejores obras literarias surgen desde el dolor. Quienes han bebido de las aguas de la rabia, la injusticia, la incomprensión o el desengaño son capaces de impregnar sus textos de más fuerza, de una carga dramática que “ataca” al lector de manera implacable. Y es cierto: el dolor es una gran fuente de inspiración. Claro que tan importante como la inspiración es tener la capacidad de transmitir, de conectar con el lector. Hay que saber escribir bien. Estar dotado de talento, vaya.

“El color aparece donde menos te lo esperas. En primavera mucho más, claro, pero el color de la primavera es demasiado literal y lo vemos venir, sabemos que se repite cada año y no nos pilla por sorpresa. Yo me refiero a ese color que no es literal, ese color que aparece de repente en forma de sonrisa o de mirada, esa pincelada maravillosa e inesperada que a veces nos regala la vida”. Seguir leyendo «Talento»