
Debería estar escribiendo mi nueva novela. Tendría que aislarme de toda distracción y escribir. Dejar de seguir las redes sociales, no consultar otros blogs y, mucho menos aún, leer los titulares de prensa ni escuchar tertulias radiofónicas. Sobre todo esto último, porque, claro, uno hace la “ronda” matinal, lee según qué cosas y luego no hay manera de concentrarse en crear una historia de ficción mínimamente interesante. Aunque, la verdad, según qué medios van repletos de ficción, y lo grave es que pretenden colárnosla disfrazada de periodismo. Ay, querida profesión, cómo te están maltratando.
Necesitaba escribir este post. Necesitaba hacerlo para desahogarme y tener la conciencia tranquila, aunque en principio no pensara hacerlo. Y es que se ha hablado ya mucho de la manifestación del sábado en Madrid. Gente que estuvo allí, como Verónica, Sofía y Emma, defendiendo nuestra dignidad; periodistas que estuvieron, como Olga y Rosa María, de las que todavía pueden mirarse al espejo con la cabeza bien alta; gente que no estuvo pero que tiene muy claro que aquellos cientos de miles de personas eran radicales de extrema izquierda que pretendían poco menos que dar un golpe de Estado; y periodistas que, hubieran estado o no, tenían muy claro que la dignidad profesional está sobrevalorada, así que su único objetivo era escribir basura ajena por completo a la realidad.
A éstos no voy a hacerles más publicidad enlazando ejemplo alguno de indignidad. Si no os importa que se os revuelva el estómago, buscadlos en Google.
No había que ser Nostradamus para acertar que la Marcha de la dignidad acabaría en disturbios y que la prensa afín al régimen, es decir, casi toda la perteneciente a los principales grupos mediáticos, obviaría las espectaculares imágenes aéreas de la capital “tomada” por incontables diminutas cabecitas e innumerables pancartas para plasmar en portada, a lo grande, la batalla campal provocada por los “terroristas” de izquierda radical y antisistema que “querían matar policías” (palabras de la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes).
Automáticamente, todo lo acontecido en las horas anteriores, la histórica demostración de capacidad movilizadora de la ciudadanía al margen de buena parte de los (cada vez menos dignos) sindicatos mayoritarios y partidos de izquierda (¿he oído PSOE?) fue como si no hubiera sucedido. Además, les vino muy bien la agonía del ex presidente Adolfo Suárez, que acabaría muriendo el día siguiente. Llevaban ya un par de días dedicándole horas y páginas de peloteo… digo, de información, y el fatal desenlace fue la excusa perfecta para dedicarle más horas y más páginas, y transformar definitivamente la histórica manifestación en una revuelta violenta de un grupo de “nazis” incontrolados.
Es “curioso”, siendo muy suave, cómo de golpe todo el mundo se acuerda de Suárez. “El mejor presidente de la democracia”, dicen muchos. ¿Cuánto hacía que nadie lo recordaba? Es más, ¿cuántos de los que ahora aseguran echar de menos su forma de hacer política, su capacidad negociadora, conciliadora, su compromiso inequívoco con la democracia, creían que ya estaba muerto? Pues eso, curioso.
Lo que me ha hecho decidir escribir este artículo no han sido las gilipolleces de la Cifuentes ni de otros tantos antisistema que ocupan el poder. Ellos sí que son antisistema. Lo demuestran a diario desde que accedieron a sus cómodos sillones, desmontando con mano firme y altas dosis de cinismo el sistema democrático y de garantías sociales en el que (con sus múltiples deficiencias) vivíamos.
Tampoco me ha indignado más de lo habitual la bilis que vomitan los sospechosos habituales. De hecho, los ignoro, así que por mí como si les revienta la cabeza en uno de sus ataques de ira mezquina.
Ni siquiera me han empujado a agarrar el boli las falsas pruebas incriminatorias esgrimidas por la policía contra los detenidos tras la manifestación. El detonante ha sido la portada de ‘El País’ del domingo: “50.000 gritos contra los recortes”. ¿50.000? ¿Pero qué mierda es ésta? No sé cuánta gente hubo. Imposible saberlo. Pero, desde luego, el sábado en Madrid había muchísimos miles más que esos 50. Personas llegadas de toda España para defender nuestra dignidad.
Ese titular dice mucho más que lo que significan esas cinco cifras. No es casualidad que el dato destacado fuera el ofrecido por la delegación del Gobierno. Ese titular certifica la muerte del periodismo independiente que supuestamente defendía la histórica cabecera. Ahora está claro que ya no lo hace. Para mí ha dejado de existir. ‘El País’, ‘ABC’, ‘El Mundo’, ‘La Razón’, ‘La Vanguardia’ forman parte del mismo sistema podrido que nos ha usurpado la democracia. Los medios se alinean decididamente junto al poder, reniegan de la dignidad. ¿El miedo empieza a cambiar de bando, quizás?
Han enterrado, por fin, a Suárez, aunque Franco, su mentor, sigue dando muestras de una vitalidad ideológica y política paranormal. También sigue vivo, peligrosamente vivo, el ideario manipulador de Goebbels.
El país y El País han muerto. Compré el último ejemplar de El País cuando retorció y destrozó la verdad para meter al país en la OTAN. Desde entonces ha jugado el mismo papel servil con la complicidad de columnistas ejerciendo de cebos ideológicos. Si PP y PSOE representan los mismos intereses, La Razón y El País representan a esos mismos intereses.
Salud
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La prensa al servicio del poder, y sin pudor alguno. Saludos.
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Este país es preocupante desde hace mucho tiempo, más o menos desde que Zapatero se cagó patas abajo y se cansó de tomarnos el pelo y luego llegaron los caraduras del PP. Pero viene de mucho antes, de cuando se dieron cuenta de que arrimarse unos a otros les reportaba mayores beneficios. Van a por la pasta y lo demás poco importa. Debería haber una revolución grande para que esto cambiara y no sé si estamos en proceso o es un espejismo.
Y sí, deberías estar escribiendo, concentrándote en ello, pero a veces uno no puede, ¿verdad? Sobre todo cuando uno ve según qué cosas. ¡Un abrazo!
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Hoy, por fin, he podido escribir. Me he vuelto a sentir creativo, inspirado para visualizar la historia que quiero contar. En cuanto a lo otro, nada que añadir. Está todo tan meridianamente claro que resulta incomprensible que todavía quede gente que crea en «lo que dicen las noticias». Un abrazo!
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«agarrar el boli», menudo anacronismo.
Nada es casual. No sé quien dijo aquello de aquellas aguas estos lodos, o algo parecido… pero soy de los que opinan que la democracia actual nació muerta. Sobre Suárez no me posiciono ya que no sé si realmente trabajó con convencimiento en la democracia, con la esperanza de que se desarrollase o no tuvo más remedio que abrir una vía para perpetuar la vieja guardia con el beneplácito de las urnas. Si hemos de esperar a que la situación actual se revierta con buenas intenciones, vamos dados.
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Pues, anacronismo o no, este post lo he escrito a boli en mi «Libreta con superpoderes para tener grandes ideas» (no es coña, se llama así) y luego lo he pasado al ordenador. 😉
Las buenas intenciones, desde luego, no bastan, porque los que ocupan el poder no van a soltarlo ni aunque les echen ácido sulfúrico en las manos. A ver cómo se van posicionando todos esos grupos/nuevos partidos que están surgiendo. A ver si tienen capacidad para aglutinar masa social y para llegar a acuerdos que sumen fuerzas. Un abrazo!
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Sí, es bastante sospechoso. Yo me quedé a cuadros con el tratamiento en diversos medios. Primero por la escasa cobertura, luego por la percepción de que éramos cuatro gatos y luego claro, por la violencia desatada que seguramente justificará acciones y leyes más duras…
Como para concentrarte en tu novela!! Mucho mejor soltarlo, y compartir.
Por cierto, Suárez, del ostracismo a héroe nacional en un grandísimo homenaje póstumo… extraño país que somos.
Gran post, un abrazo!
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País de cínicos y mentirosos inmunes al alargamiento nasal.
Menos mal que hoy por fin he podido centrarme un poco y escribir algo interesante.
Gracias! Un abrazo de vuelta!
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Yo repeto a todo el mundo, pero vivi aquella época y para mi era un gran hombre, lo que me a sabido mal en su muerte que , en vida, nadie le ayudaba y ahora que esta muerto que bueno era.
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Suele pasar. Los mismos que se vanagloriaban de haber acabado políticamente con él ahora lo elogian. Cínicos y mezquinos.
Un abrazo!
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Benjamín te invito a que escribas otro libro ya con este tema, te va a costar mucho superar a el viaje de Pau, pero bueno intentarlo.
Sobre tu post se puede decir más alto pero no más claro, pero que podemos esperar de un gobierno que llama nacis a los manifestantes y rojos de mierda? LO que pasó el sábado es de película de terror.
Mañana reblogueo el post si me dejas. En cuanto a Suarez, sus mismo partido lo hundió y no hicieron nada cuando lo desahuciaron de su casa, en fin no entiendo a esta derecha rancia.
Un abrazo
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Por supuesto que te dejo; no tienes que pedirme permiso. Un libro sobre este tema sería de terror y, la verdad, no me apetece amargarme más de la cuenta. De momento me conformo con escribir artículos.
De este gobierno lo único que podemos esperar es que se vaya… No creo que haya posibilidad alguna, pero por desearlo…
Un abrazo!
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