La manipulación informativa del 11-M

11MEl 13 de marzo de 2004, en plena jornada de «reflexión» previa a las elecciones generales, los medios de comunicación públicos estatales insistían en que ETA era el autor más probable de los monstruosos atentandos de dos días antes en varios trenes de Madrid, que causaron la muerte a 191 personas y heridas a casi 2.000 más, heridas que probablemente seguirán abiertas por el resto de sus vidas.

«Es absolutamente claro y evidente que la organización terrorista ETA estaba buscando un atentado que tuviese una gran repercusión, que generase dolor, que generase miedo, con un gran número de víctimas (…). En estos momentos, las fuerzas y cuerpos de seguridad y el Ministerio del Interior no tienen ninguna duda de que el responsable del atentado es la banda terrorista ETA, y estamos asistiendo a un proceso de intoxicación que ha iniciado el señor Otegi de manera miserable para desviar la atención». Todos recordamos aquella intervención del ministro del Interior, Ángel Acebes, pocas horas después de la explosión de las bombas. Recuerdo que cuando me enteré de lo sucedido, y tras unos primeros instantes de lamentación e incomprensión ante tal demostración de desprecio por la vida, pensé: «El PP arrasará en las elecciones». Todos aceptamos aquella teoría como la única posible. Bueno, todos menos los que estaban en el ajo, investigando.

Pocas horas después el propio Acebes se veía obligado a comparecer de nuevo para informar de que la policía había encontrado una furgoneta con detonadores y una cinta de vídeo grabada en árabe. Tras señalar que había dado órdenes de no descartar ninguna línea de investigación, insistía en que «la prioritaria que la policía y la Guardia Civil considera, igual que esta mañana, esencial es la de la banda terrorista ETA». La ciudadanía empezaba a tener la mosca detrás de la oreja. Mientras que los medios oficiales ponían el altavoz en el discurso del gobierno, otros empezaban a ofrecer datos que, por lo menos, cuestionaban esa contundencia a la hora de asignar la autoría de los atentados. Algo no cuadraba.

Aquel mismo día el presidente, José María Aznar, se encargó de llamar a los directores de los principales medios de comunicación para informarles de primera mano sobre el curso de las investigaciones y asegurarles que no había duda sobre que ETA estaba detrás. El Consejo de Seguridad de la ONU, a petición de España, emitía una resolución de condena al terrorismo de ETA.

En las multitudinarias manifestaciones del 12 de marzo mucha gente exigía saber la verdad sobre la autoría de los atentados, y el gobierno, pese a las nuevas evidencias que hacían a cada minuto más inverosímil la intervención de ETA, insistía durante el 13 de marzo que la del terrorismo vasco era la línea de investigación prioritaria, incluso después de saber que se iba a proceder a la detención de varias personas presuntamente relacionadas con el terrorismo islámico.

«Tengo la convicción moral de que ha sido ETA», afirmaba el candidato del PP, Mariano Rajoy, en la entrevista que publicaba aquel día ‘El Mundo’. A mediodía el ministro portavoz del gobierno, Eduardo Zaplana, declaraba: «Yo no puedo afirmar ni negar quién ha sido, porque no lo conocemos. Pero desde luego lo que han hecho es muy parecido a lo que ETA quiso hacer en diciembre y cuando se interceptaron más de 500 kilos de explosivos en Cuenca (…). Cuando hay un atentado de esta naturaleza, gravedad y trascendencia, y con similitudes evidentes a las intentonas abortadas recientemente a ETA, resulta que algunos parece que quieran descartar que pueda ser la banda criminal y asesina ETA, cuando todo apunta y hay líneas de investigación en marcha, de las que se ha dado cuenta, que no nos debería causar ninguna sorpresa que fueran los criminales de ETA«. Lo que parecía evidente es que el gobierno del PP deseaba que ETA hubiera puesto aquellas bombas, aun teniendo la certeza de que no lo había hecho, y continuaba alimentando esa teoría con la esperanza de mantener la incertidumbre hasta pasadas las elecciones. Que se pudiera relacionar los atentados con la intervención de España en la guerra de Irak podía ser catastrófico para sus intereses partidistas.

Así, el Telediario de las 15 horas se centraba exclusivamente en la tesis de ETA, mientras que la Agencia EFE, al tiempo que se efectuaban las primeras detenciones, enviaba una nota con el título ‘Las pistas apuntan a ETA y descartan a Al-Qaeda’. Aquella noche TVE y Telemadrid alteraban su parrilla para emitir el documental ‘Asesinato en febrero’, sobre el atentado de ETA que costó la vida al dirigente socialista vasco Fernando Buesa y su escolta.

Sin conocer los entresijos de lo que se coció durante aquellos días, mi percepción como ciudadano de a pie y como periodista fue que el gobierno manipuló la información y utilizó los medios de comunicación a su alcance para tratar de ‘ganar tiempo’. Trabajadores de la Agencia EFE acusaron a sus superiores de censura y manipulación y de difundir noticias falsas. Los periodistas extranjeros lamentaron la gestión de la información del gobierno y denunciaron las presiones recibidas para insistir en la autoría de ETA. Fue una actuación mezquina, ya que puso el interés electoral por encima del dolor de las víctimas y de una sociedad incapaz de asumir tal demostración de barbarie. Nunca sabremos qué habría pasado en las votaciones si el ejecutivo hubiera ofrecido desde el primer momento una información honesta y transparente sobre la investigación de los atentados y no se hubiera enrocado en esa obsesión por culpar a ETA. Desde luego, engañar a la población fue la postura menos inteligente.

No podemos olvidar que Aznar era alumno aventajado del George Bush que justificó la invasión de Irak con las famosas ‘armas de destrucción masiva’ que escondía Saddam Hussein y que posteriormente la propia administración americana reconoció que jamás existieron.

Pues ese PP es el que nos gobierna nueve años después. Y por la táctica informativa que utiliza podemos afirmar sin temor a equivocación que no ha aprendido la lección. La explicación a la derrota electoral de 2004 la buscaron en la mano negra del PSOE, que anónimamente habría llamado a la movilización ciudadana en plena jornada de reflexión. Ahora dicen que la (increíblemente cívica) agitación social también la provocan ellos, incluso que el 15M es obra suya. Como si los socialistas no tuvieran suficientes marrones en su propia casa.

Lo que quiero con esta reflexión es preguntarme, y preguntar a los lectores, por qué los partidos políticos, y en especial el PP, siguen anclados en unas políticas informativas/comunicativas tan trasnochadas. Por qué insisten en tácticas de manipulación que lo único que consiguen, en plena edad digital, cuando la información vuela por las redes sociales, es alejar cada vez más a la gente. Están perdiendo la confianza a un ritmo vertiginoso, pero insisten en seguir igual, como si fuéramos tontos. Resulta, cuanto menos, y mirándolo desde un punto de vista profesional, sorprendente por lo torpe.

Otra cuestión es la autoestima profesional de los periodistas que se prestan a ese juego. ¿Qué es más importante, la dignidad profesional o la obediencia a quien te paga, aunque sea a costa de perder toda credibilidad?

Acabo con un recuerdo a todas las personas que sufrieron la masacre del 11-M y que, desde luego, de ningún modo merecen que se haya utilizado su dolor de la forma en que se ha hecho.

11 comentarios sobre “La manipulación informativa del 11-M

  1. Guau.

    Y ufff.

    Totalmente cierto, es como si vivieran en otro planeta. Como si estuvieran por encima de cualquiera, refugiándose en interpretaciones estadísticas enfermizas que les alejan de una auténtica autocrítica y, a la postre, de nosotros los ciudadanos.

    También me resulta doloroso la impunidad con que nos gobiernan unos y otros. ¿Cómo ves la posibilidad de un cambio real y efectivo? ¿hay alguna manera más allá de la violencia desatada?

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    1. Buf, cómo lograr un cambio real… Ojalá tuviera la respuesta. Lo que creo es que si los poderes actuales/tradicionales quieren seguir con la sartén por el mango deben reaccionar de una vez. Si no, lo que preveo es un vuelco electoral en las próximas generales. Ayer leía una noticia bastante interesante sobre la alianza entre varios movimientos sociales y algunos partidos en Sevilla, con el objetivo de presentarse como alternativa a futuros comicios (http://www.eldiario.es/andalucia/Ciudadanos-movimientos-Sevilla-presentarse-elecciones_0_110589721.html). El problema es que temo que las cosas van a ir a mucho peor en los próximos meses. Es muy improbable que la sociedad aguante esta situación de estrangulamiento dos o tres años más y no veo yo al PP por la labor de convocar anticipadas.

      Mi opinión personal es que deberíamos convocar una huelga indefinida que paralizase el país hasta que al gobierno no le quedara más remedio que dimitir. Pero acogotados por el miedo como está la mayoría de la gente, lamentablemente, no es una opción viable. Aun siendo conscientes de la precariedad que padecemos como colectivo, todavía nos agarramos a la idea de conservar nuestra ridícula migaja del pastel. Lo de liarse la manta a la cabeza y echarse a la calle hasta que haga falta es una opción minoritaria. Los que mandan lo saben y juegan con eso.

      Así que lo más factible es que vayamos realizando pequeños cambios en nuestro entorno inmediato. Gestos aparentemente insignificantes, solidarios, de apoyo, que vayan tejiendo una red de conciencia ciudadana sobre la cual basar una acción de cambio más global. Hay muchísimos movimientos sociales que están asomando la cabeza. Por ejemplo, lo que está consiguiendo la Plataforma de Afectados por la Hipoteca es admirable y decisiones como la de ayer del Tribunal de Luxemburgo refuerzan la vía de la movilización social. Es posible lograr cambios desde la base.

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  2. Reblogueó esto en la recachay comentado:

    Un 11 de marzo de hace diez años España quedó en estado de shock. Una cadena de terribles atentados en la red ferroviaria de Madrid nos helaba la sangre y nos hacía preguntarnos, incrédulos y conmocionados, si aquella carnicería era real, deseando que no se tratara más que de una horrible pesadilla.
    Lamentablemente, las bombas que asesinaron a casi 200 personas y sembraron el pánico en miles de familias fueron muy reales y permanecerán por siempre en nuestro recuerdo.
    Diez años después continúa habiendo gente mezquina que relaciona aquel día no tanto con el dolor de las víctimas como con el de quienes consideran que aquello les privó de ganar unas elecciones generales.
    Recupero el artículo que escribí hace un año, que continúa plenamente vigente.

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  3. Hay varias razones. Una es que tienen complejo de dios. Se creen tan intocables que no dudan en mentir y mantenella. Esta táctica les ha dado resultado en múltiples ocasiones, y lo pasado con el 11 M lo consideran un mero tropiezo.
    La segunda razón es la falta total de ideas y soluciones. A falta de ideas y soluciones a tirar piedras fuera, den a quien den.
    La tercera es que sus votantes, excepto un porcentaje insignificante, son fieles. Pase lo que pase siempre son los mismos, cosa que les asegura la victoria, siempre y cuando, los votantes del PSOE, más críticos, se queden en casa o giren su voto hacia otras fuerzas.
    Con este panorama, el futuro es desalentador y peligroso. Peligroso puesto que el campo está abonado para mesías totalitarios.
    No me enrollo más, solo espero que la nueva generación de jueces, ponga las cosas en su sitio, y algún día lleve al banquillo de los acusado a toda esta gente por entorpecimiento en una investigación, amén del delito de la manipulación de datos para beneficio propio.

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    1. Hoy (bueno, ya ayer) he escuchado sin querer a Aznar. Digo sin querer porque estaba escuchando la tertulia matinal en RAC1, donde analizaban precisamente la gestión informativa del atentado, y han puesto un par de cortes de la entrevista que le han hecho al infame ex presidente en la COPE. Pues bien, el tipejo sigue atizando la teoría de la conspiración y convencido de que el atentado perseguía una intención política: que el PP no ganara las elecciones. Y además tiene la desfachatez de asegurar que el gobierno dijo en todo momento toda la verdad. Sinvergüenza.
      No aprenden. Está por ver si nosotros hemos aprendido.
      En cuanto a la nueva generación de jueces, me temo que los delitos por los que se les podría acusar habrán prescrito.
      Un abrazo!

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  4. Los mismos que tienen cuentas en diversos paraísos fiscales y nos dicen tranquilamente que España está ya genial y por eso se suben las dietas, para celebrarlo.
    Tu artículo deja patente el interés de los políticos por la verdad, sobre todo si la verdad no es conveniente. Eso y muchísimas cosas más … Muy bueno.

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    1. A los políticos únicamente les interesa la verdad que les conviene. Y ciertos políticos no tienen problema alguno en mentir descaradamente para moldear esa «verdad». En este país la mentira no está penalizada, y como todos lo hacen, ¿para qué cambiar?
      Gracias por tu comentario. Un abrazo!

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  5. El maldito atentado les ofreció el relato perfecto. No en vano, habían pergeñado el siguiente modelo: ETA – Carod-Rovira – PSOE. Un recuerdo para las víctimas. Abrazos.

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  6. Me desperté con la radio. Escuché «dos bombas en trenes de cercanías de Madrid» y me paralicé. Fueron segundos en los que vi a mi padre en el tren desde Pitis al hospital Ramón y Cajal. Segundos en los que pensé que había volado por los aires, hasta que dijeron las líneas donde había sido la tragedia. Entonces respiré aliviada. Sí, aliviada. Los muertos no serían mi padre. Y me levanté y fui a trabajar.
    Me mandaron al ayuntamiento de Villajoyosa donde, su alcalde del PP, un señor que se subió el sueldo a 6.000 euros al mes para igualarlo con el que decía que cobraba como médico, profesión que ejerció durante 10 años hasta que se descubrió, tras las elecciones del 2007, que jamás llegó a aprobar ni segundo de medicina, aquel farsante llamado José Miguel Llorca Senabre, se puso antes que dieran las diez a hablar de ETA. Después llegó un diputado del PSOE, de los que parece que no harán nada en esta vida que ser diputados, y entró en la sala para dar declaraciones.
    No sé si la entrada fue distina. Si primero fue el farsante y luego el diputado o a la inversa. Se que el entonces señor alcalde se puso como un energúmeno porque nadie le había pedido permiso para entrar a hablar en su salón de plenos.
    En Madrid habían muerto centenares de personas y en este pueblo, antes que dieran las 11, PP y PSOE estaban discutiendo sobre quien hablaba antes o después, con o sin permiso, en la sala plenaria.
    Ayer, 11 M, pensé escribir esto en alguna parte. En vez de eso me fui a ver «Venidos a Menos» a destornillarme de risa, por que para eso es la vida. Para reir y si se puede, hacerlo con dos actores que, para mi sorpresa, andaban sobrados de ironía sobre lo que es la sociedad actual.
    Besos

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    1. Pues me alegro de que hayas decidido escribirlo aquí, aunque te habría quedado excelente como post. Yo también he trabajado en un Ayuntamiento y lo que cuentas me resulta tan familiar… Los politicuchos buscan siempre la manera de ser protagonistas, incluso cuando lo mejor que podrían hacer es permanecer bien calladitos. No hay nada como obtener un cargo, el que sea, para creerse seres superiores. Y lo más triste es comprobar que hay tantísima gente que les sigue el juego.
      Muy buena elección la tuya: la risa es la mejor terapia.
      Un abrazo!

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