«Menos mal que era un sueño»

El_ResPPlandorAnoche tuve un sueño terrible, una de esas pesadillas de la que te despiertas sobresaltado, con la respiración agitada, el corazón latiendo a mil por hora y con el cuerpo empapado en sudor. Una de esas pesadillas de la que cuesta un buen rato recuperarse, y que, cuando por fin recobras la calma, respiras aliviado y dices: “Menos mal que era un sueño”.

En ese sueño pasaban muchas cosas, todas inconcebibles. Recuerdo estar escuchando el discurso de una alta dirigente del PP, María Dolores de Cospedal, en el que aseguraba que los votantes de su partido si es necesario se privan de todo para poder pagar la hipoteca. Con esas palabras pretendía dejar en evidencia a unos extraños e indeseables seres que, tras haber perdido sus hogares, vagan por las calles en busca de honrados políticos a los que acosar… Escalofriante…

Esta misma señora explicaba que esas terroríficas almas en pena en realidad son agentes de las SS de Hitler cuya verdadera misión es señalar y eliminar a los diputados populares, paladines de la democracia y la libertad. Junto a la suya, se oía la voz de otra alta dirigente, Esperanza Aguirre, que renegaba de esa gentuza insensible. “Serán totalitarios…”, decía con amargura al tiempo que intentaba consolar a su compañera y vicepresidenta del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, víctima de uno de esos acosos, del que afortunadamente pudo huir con vida. “Mi mayor preocupación era procurar que mi hijo no se diera cuenta de lo que estaba pasando…”, relataba entre sollozos.

Yo ya me estaba removiendo inquieto en la cama, pero aquello no había hecho más que comenzar y seguían apareciendo dirigentes del PP… El escenario cambió, y allí estaba Vicente Martínez-Pujalte, en la tele. Le estaban haciendo una entrevista. Agucé el oído y pude escuchar que acusaba a los afectados por las hipotecas de defender la dación en pago de su vivienda para así quedar libres de deuda y poderse comprar otra aprovechando que ahora los precios están más bajos… Me puse a tiritar incontroladamente…

Di un par de vueltas cual croqueta (para entonces creo que mi mujer ya había decidido irse al sofá) y seguí soñando. Y ahí estaba la ministra de Empleo, Fátima Báñez, hablando sobre los jóvenes y sus dificultades para encontrar trabajo. Explicaba que a marcharse de España en busca de oportunidades se le llama “movilidad exterior”, y es que todos sabemos que tenemos una juventud que, por encima de cualquier otra consideración, es muy aventurera… Aquello era ya difícilmente soportable, pero el sueño proseguía, no conseguía despertar…

Los siguientes en aparecer fueron unos señores de aspecto muy serio, casi todos de respetable edad, y vestidos todos igual. El presidente del club (exclusivamente masculino), llamado Rouco Varela, hablaba de forma bastante agria. “No es fácil de entender que todavía no haya un anteproyecto de ley que proteja la vida”, decía. No comprendía exactamente a qué se refería, pero tardé poco en hacerlo. “Persiste la desprotección legal del derecho a la vida de los que van a nacer y persiste una legislación sobre el matrimonio gravemente injusta. Persiste la ausencia de protección adecuada para la familia y la natalidad, en especial, para las familias numerosas”… Aaaarrggghhh! Por un instante pensé que había viajado atrás en el tiempo y me encontraba en plena dictadura franquista. Paseé, nervioso, la mirada por la sala, en busca de más señales, temeroso de toparme con el caudillo, y mi sorpresa fue encontrar, en primera fila y anotando compulsivamente a… sí, otro alto cargo del PP. En este caso era el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón. Me asomé sobre sus apuntes y pude leer: “Reforma urgente de la ley del aborto. El peligro para la salud de la madre y la malformación del feto no podrán ser excusas…” Tuve que parar de leer, la cabeza me daba vueltas, me costaba respirar. Necesitaba despertar, pero había más…

Ahora se trataba del alcalde del pueblo lucense de Barreiros, también del PP, cómo no… Alfonso Fuente, pertrechado con una porra troglodita mientras que con la otra mano buscaba petróleo en el interior de su nariz, decía “Unga, unga! Mujer feminista serlo hasta que casarse, unga!” Aquel tipo daba mucho miedo, así que di media vuelta y… allí estaba don Mariano Rajoy… Bueno, allí estaba su cabeza, enorme, dentro de una pantalla gigante de televisión. El sobresalto fue importante y sentí cómo el corazón se me subía a la garganta. Giré la cabeza… ¡y ahí estaba otra vez! ¡Otra pantalla con el busto de Rajoy en su interior! ¡Y otra! ¡Y otra más…! Aquello fue definitivamente insoportable y por fin desperté… Menos mal que sólo había sido un sueño…

3 comentarios sobre “«Menos mal que era un sueño»

  1. Jajaja!. Es hilarnte el estilo con el que nos deleitas. Una verdadera pesadilla de terror contagioso. Afortunadamente tod@s estamos despertando. ¿y si luego viene una de vampiros?. Por si acaso, preparemos ristras de ajos.

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