
Un libro de relatos puede ser muy disfrutable, pero también corre el riesgo de dejar al lector bastante frío o de resultar inconsistente. No es fácil reunir un puñado de textos que conformen un conjunto sólido. Quizás pueda parecer que es más sencillo escribir unos cuantos relatos que ponerse con una novela, y probablemente sea así. Una novela bien trabajada requiere una inversión de tiempo considerable, pero no dedicar el tiempo suficiente a cada uno de los relatos que incluiremos en el libro, dará como resultado una obra insípida, aburrida.
No creo que los relatos deban responder siempre a una misma estructura ni que sea imprescindible que cuenten con un final sorprendente. Como lector, lo que me hace seguir adelante es básicamente lo mismo que en una novela: que esté bien escrito y que cuente algo de forma que cautive. Obviamente, un relato tiene la limitación del espacio, por lo que el escritor debe centrarse en lo fundamental para transmitir su mensaje. Seguir leyendo «Cosas que leí que escribió Isaac Pachón mientras se le enfriaba el café»