Días tristes se suceden.
Miradas tan cansadas…
Sonrisas emigradas…
Ya no hay falsas esperanzas.
Resignación es la palabra
de quienes no pueden
ni siquiera alzar el puño.
Sonrisa tan macabra
la de quien hace alabanzas
mientras recorta el futuro.
Que vuelva el orgullo.
Formemos la alianza
de los que claman justicia
y señalan a los ladrones
de nuestro hoy y mañana.
De los que tienen memoria
y acusan a los tramposos
que nos roban la dignidad.
Desterremos la codicia.
Honrados somos millones.
Que salten por la ventana
los que montan en la noria,
con sus lujos ostentosos,
tan lejos de la verdad.
Ese día llegará.
No lo esperemos sentados.
Nos tienen acogotados,
pero todo cambiará.
¿Cuál es la alternativa?
¿Asistir a la extinción,
al entierro en hormigón,
de todos nuestros derechos?
¿Qué haremos con los desechos
de esta falsa democracia,
de tan siniestra deriva?
¿Perpetuar la falacia?
Reclamemos lo que es nuestro.
Defendamos lo que es justo.
Desahoguémonos a gusto.
¿El camino? Os lo muestro.
Benjamín Recacha García
10 de mayo de 2013