Cuando «ganar más» no es sinónimo de éxito

contratos-basura2Me gusta escribir, y creo que se me da bien. No quiero parecer pretencioso, pero tampoco recurrir a la falsa modestia. En mi opinión, la gente debería hacer todo lo posible por dedicarse a aquello que le gusta y en lo que es buena. Ejemplos: yo soy periodista porque me gusta comunicar y estar informado. Ahora no trabajo de periodista, pero intento abrirme camino en el mundo editorial y mato el gusanillo de las ganas de comunicar con este blog. Mi hermano -¿he comentado alguna vez que tengo un hermano artista?- se gana la vida pintando cuadros.

A mi amigo Jose se le veían las dotes docentes a la legua. Sin embargo, él decidió estudiar Informática. Vamos, como si a mí me hubieran metido a hacer Ingeniería de caminos… Menudas carreteras «guapas» habrían salido… Total, que, evidentemente, es maestro de Primaria. También hace sus pinitos como escritor y, de hecho, tiene una estupenda novela publicada. Una inquietante, a la vez que apasionante, historia de fantasía titulada ‘Etreum, la biblioteca del destino’ (no se merecen, la cuña es gratis).

Mi primo José Luis debió ser de las primeras personas en utilizar Internet, a principios de los años 80. Yo recuerdo cómo flipaba cuando iba a su casa, emocionado ante la perspectiva de que me dejara trastear en su ordenador. Era como meterse en una peli de ciencia ficción. Adivinad cómo se gana la vida (primo, di algo…).

Mi cuñada Susana es una de las cocineras más impresionantes que podáis imaginar. Me encanta que me invite a comer a su casa porque sé que ese día voy a visitar El Bulli, y que tanto mi estómago como mi bolsillo se van a sentir en la gloria. Cocina de muerte, y si hablamos de postres… Paro, que ya estoy salivando. El caso es que en un mundo que funcionase como es debido, mi cuñada sería chef con estrellas Michelin, pero, en cambio, anda desperdiciando su talento en un trabajo que definiremos con un benévolo «poco gratificante». Yo le digo que se lance a la aventura y abra un local de comidas, una pastelería o negocio por el estilo, del ramo culinario. Pero le pasa lo que a tantas otras personas: minusvalora sus cualidades. Dice que no sirve para hacer negocio y que estaría condenada a perder dinero, pero eso es porque no es consciente del gusto con que la gente pagaría por probar sus manjares. Ahora es cuando, empujada por mis palabras, monta un restaurante, se arruina, y tengo que huir del país para salvar el pellejo…

A cuánta gente conocéis que echa pestes de su empleo. Probablemente más de uno de los que estáis leyendo esto lo pensáis. Ciertamente, tal y como están las cosas y ante la perspectiva, muy probable, de que sigan empeorando, plantearse cambiar de trabajo «porque no nos sentimos a gusto» puede sonar incluso frívolo. Hace algunas semanas ya escribí sobre este tema en el post ‘Trabajar de lo que sea’.

Pero en esta ocasión quiero aportar una nota de optimismo. Si algo he aprendido durante el año largo que llevo en paro es que los cambios los tiene que provocar uno mismo. Una de las personas a la que más admiro es mi amiga Sonia. Hace siete años decidió tomar las riendas de su destino y, con el inestimable «apoyo» de su pareja/hombre orquesta (qué tal, Jose… Es otro Jose), abrió la escuela de idiomas y refuerzo escolar ‘Ser y Estar’ (donde, por cierto, presto mis valiosos servicios docentes… Ya escribía el otro día que soy polifacético), en el barrio de La Salut de Badalona. Y ahí estamos. No muchos pueden decir lo mismo. Que un pequeño negocio, situado en una de las zonas del área metropolitana de Barcelona que más está notando las devastadoras consecuencias de la crisis, esté sobreviviendo en estos tiempos tiene mucho mérito. Influyen varios factores, y el principal, sin duda, es el trabajo bien hecho. Un trabajo que nace del convencimiento y la pasión por un proyecto. Ha sido duro (lo está siendo), pero cuando ves la escuela llena de alumnos todas las tardes está claro que las cosas se están haciendo bien. Y que siga así por mucho tiempo, claro.

Yo tengo bastante asumido que difícilmente volveré a trabajar como periodista por cuenta ajena. La oferta es cuantitativamente ridícula, mientras que la demanda es, tanto en número como en calidad, abrumadora. Así que tengo que abrirme otras puertas (léase ‘Puertas que se abren’). Y estoy en camino de abrir un par. Veremos qué me encuentro al otro lado…

Esta semana recibí un e-mail de otra de mis mejores amigas, Anabel, gran profesional y mejor persona. Lo que decía en el mensaje fue lo que me inspiró para escribir este artículo. Me explicaba la «loca» idea de emprendedora que se le había ocurrido. Parecía muy entusiasmada. Yo estoy seguro de que lo que se proponga, si lo hace convencida de ello, sintiendo que es lo que quiere hacer, le saldrá bien. Ella se quedó en paro hace tres meses, de una manera muy rastrera, pero es una persona vital, optimista y entusiasta por naturaleza, con montones de ideas. Es de las personas que miran siempre hacia adelante y que te contagian. Sin duda, esa es la actitud.

Conclusión: si tienes algo bueno que ofrecer, que pueda ser bien recibido por la gente, da igual lo que sea (un libro, un cuadro, tus dotes docentes, pasteles, una aplicación informática, una escuela de idiomas…), lo importante es que lo hagas bien y con pasión, no te dejes vencer por «los contras» y piensa en lo que se están perdiendo tus semejantes mientras tú sigues atrapado en un entorno laboral en el que no te sientes bien. El objetivo no debe ser «ganar dinero»… Entiéndase, no ganar más y más dinero, sino estar a gusto con uno mismo y con tu entorno. ¿Por qué éxito es sinónimo de riqueza material? ¿Por qué la finalidad de todo empresario tiene que ser ganar más dinero? Creo sinceramente que el principal fallo del sistema en el que vivimos es hacernos creer que siempre hay que querer más, y si te conformas con lo que tienes eres un fracasado. Por eso hay tantísima gente infeliz, amargada, perpetuamente enfadada.

Cambiemos el chip y pensemos en lo bien que nos sentimos cuando hacemos sentir bien a otra persona. ¿No será mejor para todos, entonces, que cuantas más personas mejor se dediquen a cosas con las que se sienten bien, cosas que sean apreciadas por otras personas? Yo estoy convencido de ello.

8 comentarios sobre “Cuando «ganar más» no es sinónimo de éxito

  1. Parece mentira cuántos somos los que nos estamos quedando (momentáneamente, espero) en la cuneta por culpa de esta maldita crisis, y cuánto se parecen nuestras historias. Y sí, creo que es el momento de empezar a mirar la vida con otra perspectiva y aprovechar la ocasión.

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    1. Es que si no, Encarni, si nos dejamos dominar por la desesperación y la rabia, no saldremos adelante. Yo tengo la «suerte» de que mi mujer trabaja y yo aún cobro el paro, por lo que todavía me puedo ir abriendo un camino alternativo sin la presión de no saber si mi familia podrá comer mañana, pero comprendo que venderle la moto de luchar por dedicarse a lo que le gusta a alguien que lo ha perdido todo suene frívolo y alejado de la realidad.

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    2. Totalmente de acuerdo, cuanto más hablo con gente y sale una ahí afuera, aunque sea virtualmente, se puede ver cuánto se parecen nuestras historias. A la vez tan originales en su singularidad como con un fondo compartido.

      No es que me guste la situación actual ni mucho menos, pero me reconforta que hay mucha gente que hace cosas con pasión y energía, que cree y trabaja por esa creencia, porque efectivamente no todo éxito es económico, ni mucho menos. (por mucho que algo necesitemos para vivir, por supuesto)

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      1. Creo firmemente, Diego, que la recuperación de esta sociedad sólo puede llegar desde la base, es decir, desde la gente de a pie, la que vive en la realidad, a pesar de las muchas dificultades que nos ponen los que mandan. No nos queda otro remedio que ser optimistas.

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  2. Tu post desprende ese optimismo y esa energía que tanta falta nos hacen… Yo tampoco trabajo ahora mismo de periodista, aunque sigo en el mundo de la comunicación… y aunque como tú tengo asumido que no trabajaré más en un medio, soy feliz con lo que hago y el blog me permite una vía de escape que cada día me llena más y más 😉

    Un abrazo enorme

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    1. Pues felicidades, Patricia, porque ser feliz es lo mejor que le puede pasar a una persona. Yo me siento feliz escribiendo, aunque de momento no me dé para ganarme la vida con ello… Todo llegará (modo optimista ‘on’). Por cierto, tú tienes un pedazo de blog del que cuesta horrores desengancharse 😉 Un abrazo!

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  3. Ooooooohhhhhhhhhh ….me gustaría que hubieras visto la cara que ha puesto Susana mientras leía la parte en la que escribes sobre ella….tenía cara de «Estrella de Michelín»…impresionante !!!!
    Del resto comentado pienso cómo tú, deberíamos dedicarnos a lo que nos gusta hacer a cada uno, y está claro que la satisfacción propia no tiene comparación sobre la avaricia de ganar más y más.
    Con blogs como éste estamos empezando a cambiar esta sociedad desde dentro, estoy seguro que lo vamos a conseguir, no me cabe duda.
    Y ánimo a todas las personas que lo están pasando mal.

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    1. Muchas gracias, cuñao! Dile a Susana que lo que he escrito sobre ella es tal como lo pienso (bueno, un poco adornado, pero 100% real) y que estoy seguro de que triunfaría como cocinera, repostera o lo que quisiera. Besos!

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