Días de vino, risas y cine bajo las estrellas

Cuando uno está a gusto en un sitio, cuesta marcharse; aunque se sea consciente de que la sensación de bienestar está aumentada por el hecho de encontrarte de vacaciones, y de que prolongar la estancia a cuando las obligaciones son parte indisociable del día a día probablemente reduzca el encanto.

Es igual. El verano pasado caté la magia de la Muestra de cine de Ascaso, la más pequeña del mundo (eso dicen, pero a mí me parece gigante en muchos aspectos), y este año tenía muy claro que quería vivirla los cinco días. Reservé con antelación mi plaza en la zona de acampada y, tras el habitual periplo por las alturas pirenaicas, concluí las vacaciones en la aldea sobrarbense, que se llena de vida cada final de agosto gracias al trabajo incansable de los voluntarios que hacen posible la mágica simbiosis del cine con un entorno natural espectacular.

El sábado por la noche no quería pensar en que el hechizo se rompería en unas horas, en que la vida que nos hemos construido los estúpidos humanos no consiste en vibrar con todos los sentidos, esa es la excepción, el caramelo que está reservado para ciertos momentos y que sólo podemos saborear unos pocos privilegiados (aunque tengas el presupuesto controlado al céntimo, porque en septiembre ya no hay caramelos). Seguir leyendo «Días de vino, risas y cine bajo las estrellas»

Las peshmergas de Rojava y la revolución kurda

Guerreras kurdas
Las mujeres kurdas luchan por la libertad de su pueblo en Kobane.   Foto: http://www.tercerainformacion.es

Imagino que buena parte de la humanidad tiende a considerar su entorno como lo normal, lo válido, lo que no se puede ni, seguramente, vale la pena cambiar. Somos, en general, egocéntricos y, por tanto, no solemos pensar en cómo viven las personas en otras zonas del planeta. Bueno, sí, tomamos conciencia de realidades terribles cuando informan los medios de comunicación, ya sea por una catástrofe natural, un accidente o las malditas guerras. Pero nuestro grado de atención disminuye en cuanto esas realidades dejan de ser noticia.

Ese método de informarnos sobre lo que pasa en el mundo acaba dibujando escenarios muy sesgados que desembocan en los típicos tópicos: en Oriente Medio todos son fanáticos religiosos que se matan en nombre de un dios u otro, en el África subsahariana (como si pudiera englobarse el gigantesco continente en una simple etiqueta geográfica) son todos unos muertos de hambre que agonizan entre moscas y basura, los chinos son como robots sin emociones que sólo trabajan, en Latinoamérica la gente se pasa el día bailando, jugando al fútbol y cayendo bajo el yugo de los populismos baratos (en España la prensa tiene una especial obsesión por Venezuela), los alemanes son todos unos cabezas cuadradas que odian a los zánganos del sur… En fin, que podría escribir párrafos y párrafos con ejemplos absurdos.

De vez en cuando aparece en algún medio una noticia aparentemente insignificante, pintoresca si se quiere, que ocupa ese espacio privilegiado gracias a que está relacionada con algún tema de moda, y si se rasca un poco en la superficie lo que acaba apareciendo resulta realmente fascinante. Seguir leyendo «Las peshmergas de Rojava y la revolución kurda»