
Decenas de miles de personas continúan desaparecidas como consecuencia de la represión franquista. Sólo la persistencia de sus descendientes y el trabajo incansable de organizaciones surgidas desde el tejido social están haciendo posible que sus historias no caigan en el olvido, como pretende el discurso oficial. En El viaje de Pau la dignificación de la memoria de las víctimas es un elemento fundamental de la historia. Hoy les dedico este poema…
Cunetas de la vergüenza
Miles de voces apagadas,
desoídas, olvidadas en el tiempo.
Súplicas que se lleva el viento.
Son víctimas abandonadas.
Cunetas de la vergüenza…
«No removamos conciencias».
Disculpen sus eminencias.
Desde Bilbao a Sigüenza…
De Granada hasta León.
Desde Cádiz a Teruel…
España regada de hiel.
Ignorado hasta el perdón.
Democracia mutilada,
la que olvida la justicia,
legitima la malicia…
La dignidad derrotada.
«No abramos viejas heridas»,
acusan los herederos,
repletos sus monederos,
sus conciencias bien dormidas.
Familias que no descansan,
que luchan por el recuerdo
del padre, la madre, el abuelo…
El tiempo se les avanza.
Cada fosa abierta, un paso,
un grito por la memoria.
Que no se repita la historia,
que a los muertos hagan caso.
Benjamín Recacha García
21 de abril de 2013
Estos versos dibujan el mapa de la muerte de unas víctimas de la guerra y de quienes fueron asesinados como consecuencia del ensañamiento de los sublevados. En las cunetas, fruto del olvido, hombre y mujeres, ancianos y niños permanecen como víctimas del odio y el resentimiento.
Otras víctimas fueron reconocidas, homenajeadas y elevadas a los altares. Mientras, en fosas y cunetas, pasto del olvido y del rencor, aún permanecen los restos de quienes en vida le quitaron la vida y en la muerte, tantos años después y «para no abrir viejas heridas», quieren borrarlos de la memoria y el recuerdo.
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Y ahora, nosotros, que nos atrevemos a hacer juicios morales sobre gobernantes extranjeros, dependemos de que la justicia argentina se atreva a abrir diligencias contra la dictadura franquista para obtener un poco de justicia aquí, porque cuando un juez español se propuso hacerlo ya sabemos cómo acabó. Es una vergüenza.
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