
Desde que la Unión Europea decidió sacarse de encima a las personas que huyen de la guerra (no sólo de Siria) mediante el vergonzoso acuerdo con Turquía, llevo preguntándome si la mayoría de la población europea es lo que sus dirigentes políticos han demostrado ser: burócratas despreciables, hipócritas, carentes de decencia y de empatía.
La UE está procediendo a la detención y posterior deportación de refugiados de guerra (que no llegan a serlo porque se les niega el derecho de asilo) a un país ejemplar en la violación de derechos humanos. Mientras recibe el soborno de 6.000 millones de euros por ejercer de guardián fronterizo/segurata de discoteca de la aseada y siempre políticamente correcta Europa, el régimen fascista de Erdogan bombardea impunemente al pueblo kurdo.
Todo da mucho asco. Confieso que mi capacidad de análisis ha sido superada por completo. No puedo racionalizar decisiones que, se mire por donde se mire, pisotean todos los tratados internacionales en materia de derechos humanos y pisotean la dignidad de personas a las que sólo les queda eso, dignidad. Así que escribo desde la rabia y la impotencia. Seguir leyendo «¿Eso es ser europeo?»