El agua del Atlántico está muy fría. Menuda noticia, ¿verdad? Debéis tener en cuenta que para quien está acostumbrado a bañarse en la sopa que en comparación es el Mediterráneo, el contraste es importante. Así que a pesar de las tórridas temperaturas que nos acompañaron durante los cinco días que estuvimos en Vigo (ya han pasado casi dos meses…), al meter los pies en el agua el calor abandonaba el cuerpo de golpe.
Aun así, no renunciamos a darnos unos chapuzones (poco prolongados) en la extensísima (y abarrotada) playa de Samil, en compañía de algas de todas las formas y tamaños, gaviotas, cormoranes y numerosos peces. En el horizonte, siempre la estética silueta de las Islas Cíes. Seguir leyendo «Diario de viaje (3): el Monte Santa Trega y la inmensidad del Atlántico»