Al proceso independentista de Catalunya hay que agradecerle una cosa, todos los demócratas, toda la gente comprometida con la tolerancia, con el debate de ideas y con la convivencia pacífica deberían hacerlo. Ha destapado una realidad que estaba latente, escondida para una gran mayoría, pero que aguardaba agazapada a que regresara su momento. Me refiero al fascismo, al de verdad, al que sumió a España en cuarenta años de terror, oscuridad y silencio.
Este martes por la noche probablemente el Parlament habrá aprobado la creación de la república catalana, mediante la fórmula que sea, pero lo que más debería preocuparnos es la reacción inmediata de ese monstruo que ha despertado hambriento, azuzado por las arengas patrióticas y los mensajes guerracivilistas.
La unilateralidad emprendida por el independentismo me parece un grave error porque deja de lado a la mitad de la sociedad catalana y porque no creo que esté preparado para contrarrestar la represión del estado. Las soflamas heroicas que llaman a la resistencia y se apoyan en la legitimidad de la lucha pacífica, en mi opinión, no han evaluado bien la capacidad y voluntad de resistencia de la sociedad catalana. Seguir leyendo «El fascismo ha despertado y está hambriento»