Hoy Rajoy vuelve a comparecer ante los medios de comunicación en pantalla de plasma. Y hoy nuevamente, salvo honrosas excepciones, los «periodistas» acudirán como obedientes corderitos a cubrir el acto. A escuchar las palabras de nuestro presidente, a transcribirlas como buenos escribas que son, a recoger los bártulos cuando acabe de decir lo que le apetezca, y a reproducirlas vía oral o escrita. Un trabajo limpio, aséptico, sencillo. El no periodismo.
Porque periodismo no es escuchar y transcribir; eso lo puede hacer cualquiera que tenga el sentido auditivo en aceptables condiciones y sepa escribir. Periodismo es escuchar y plantear las cuestiones que se deriven del discurso. Periodismo es interpelar sobre aquello que el orador preferiría evitar. Periodismo es interpretar las respuestas, los gestos, los silencios. Asistir a las fantasmales apariciones del «Señor de los chuches», cual poltergeist, a través de una pantalla, significa la muerte del periodismo.
Anteriormente he dedicado artículos a esta bendita profesión, y me he mostrado esperanzado ante las investigaciones que han destapado los escándalos de corrupción con que nos desayunamos a diario. Pero me temo que todo esto tiene que ver mucho más con un «juego de tronos» que con una voluntad real de que el periodismo cumpla su función social.
Hoy la mayoría de medios cubrirán el esperpento rajoyniano. Unos porque están obligados por su afinidad con el gobierno, listos siempre a cumplir con su labor propagandística. Y otros porque si el vecino va, nosotros no nos vamos a quedar en casa. Puro interés empresarial. ¿Y la dignidad profesional dónde queda? ¿La qué? Pues eso, que el redactor de turno tendrá que apechugar con su obligación y tragarse la digniloquesea… Porque un plante general ni planteárselo, ¿no? Quita, quita, déjate de cuentos de hadas.
Todo por el negocio
Lo de Rajoy es lamentable (bueno, me refería a la no rueda de prensa, pero sí, es lamentable en general), pero más lamentable es lo que está pasando en Salou, la turística villa de la Costa Daurada catalana. La primera noche del ‘Saloufest’ se ha saldado con un adolescente británico ‘paposo’ despeñado desde el balcón del hotel y, lo que es infinitamente más grave, con una adolescente británica violada presuntamente por sus compañeros de juerga. ¡Olé!
¿Ese es el modelo de país que queremos? ¿Por ahí es por dónde va a llegar el crecimiento económico? Claro que sí, ponemos nuestras ciudades al servicio de hordas de desenfrenados jóvenes para que den rienda suelta a todo tipo de excesos, para que se tiren desde los balcones y para que, tras ingerir litros de alcohol, se propasen con una compañera. Los periodistas que acuden a la llamada de Rajoy no tienen dignidad profesional, pero ¿dónde está nuestra dignidad como pueblo?
Los vecinos de Salou están hasta el gorro de los efervescentes adolescentes británicos, que cada año por estas fechas acuden en masa al calor de la fiesta y el alcohol baratos. Evento cultural lo llaman. Y el Ayuntamiento encantado porque los monstruitos dejan unos eurillos en el pueblo. ¿Que un par de ellos se maten accidentalmente y alguna chica se tenga que volver a su casa con un mal recuerdo? Bueno, pero si nunca había pasado nada, tampoco vamos a poner ahora el grito en el cielo…
En fin, festivales turístico-culturales, casinos, paella, sol, playa, sevillanas y toros. Marca España.
«¿Y la dignidad profesional dónde queda?» De acuerdo pero sobre todo y especialmente la dignidad de la empresa editora, del consejo de redacción. Al fin y al cabo el periodista es solo un empleado y probablemente con contrato precario. Es cierto, como apuntas, que nuestra dignidad como sociedad, como pueblo, queda en entredicho si acudimos al kiosko predispuestos a «tragarnos» lo que nos venda nuestro periódico de cabecera. Por cierto, ¿la prensa es mayoritariamente de derechas porque los lectores son de derechas?
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Tienes razón que juegan, como en la mayoría de profesiones y viendo como está el percal, con el miedo del empleado: «Si tú no vas, hay mil esperando en la puerta». Pero eso convendrás conmigo que no es periodismo. Doy por hecho que las empresas editoras no entienden de dignidad, sino únicamente de cuentas de resultados y de favores debidos. Ahora bien, si toda la redacción se planta ante situaciones como esta, que degrada tantísimo la profesión, digo yo que no los echarán a todos, ¿no?
Respecto a tu última pregunta, es evidente que hay lectores de derechas, faltaría más. Y creo que se puede hacer un periodismo muy digno y muy válido siendo de derechas. Eso sí, salvarle la papeleta al gobierno no tiene que ver con periodismo de derechas ni de izquierdas. Es olvidar el periodismo para convertirte en recadero oficial del reino. Lo que le pasa a la prensa no es que sea de derechas (que la hay, por supuesto), sino que es «agradecida» con quien le hace «favores».
Muchas gracias por tu comentario. Saludos!
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Coincido con que el plante de la redacción sería la respuesta adecuada pero esperaré sentado. Cambio el tercio para formular una última pregunta, ¿hay, en el kiosco actual, prensa de izquierdas?
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Espera, espera… De los medios tradicionales el único que podría considerarse de izquierdas es Público, pero, ay, espera, que ya no se puede encontrar en el kiosco… Ediciones digitales sí que hay unas cuantas, y a mi parecer bastante decentes: La Marea, eldiario.es, el Plural… No sé si calificarlos de izquierdas, pero sí que son mucho más independientes que los otros medios. Saludos!
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Tienes toda la razón, Benjamin. Los periodistas deberíamos dar plantón a las ruedas de prensa sin preguntas. Pero para mi tanto es periodismo el reproducir las declas de Rajoy como interpretarlas y valorarlas. No se puede hacer lo uno sin lo otro. Si solo se reproducen las declas tienes razón que los periodistas son la voz de su amo. Pero aquí está el periódico y su linea editorial como para que la gente entienda de que va alguien que solo sale a través del plasma. saludos
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Gracias por tu comentario, Teresa. Claro que es periodismo reproducir las declas de Rajoy, pero el problema es que al no admitir preguntas esa información estará sesgada. Es decir, no se permite al periodista completar su trabajo. Para mí es una falta de respeto y las redacciones deberían plantarse ante tal menosprecio. Si lo que quiere el PP (o cualquier otro que hiciera lo mismo) es que se conozcan las declaraciones de su presidente, que envíen el comunicado posterior. Saludos!
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