
Lo había echado todo a perder. La había cagado bien y ya no había vuelta atrás. Cerró los ojos bien fuerte y se apretó la cabeza entre las manos, como si aquello lo fuera a llevar de nuevo justo al instante anterior a que empezara a confirmar que era un verdadero cretino. Pero no funcionó… Cuando volvió a abrir los ojos seguía sentado en la arena, en la misma playa solitaria, en algún lugar entre Málaga y Cádiz… Seguir leyendo «Redención»