Los bordes de los campos de cultivo a las afueras de Caldes de Montbui, el precioso pueblo donde vivo, durante estos días están salpicados por montones de preciosas amapolas. Una ilustre bloguera, de nombre Ikram e identidad crustácea, me animó a fotografiarlas… Y aquí están. Por cierto, no dejéis de visitar su blog, ‘La inmortalidad del cangrejo‘. Quedaréis atrapados por sus ingeniosos artículos, rebosantes de sentido del humor.