Comparto la primera parte del relato que publiqué anoche en Salto al reverso…
Después de varios días huyendo, no sabía cuántos, escondiéndose entre las sombras, evitando los espacios abiertos, Laia se había hecho a la idea de que ya siempre sería así. Tendría que renunciar a la vida que conocía definitivamente: su familia, sus amistades, su trabajo, su novio… No podía poner en peligro a más personas de su entorno. Varias de las que habían intentado ayudarle no habían vuelto a dar señales de vida, lo que le hacía temer lo peor. Aquella gente no se andaba con remilgos…
Tras dos años de secuestro, el día que le comunicaron que la liberaban no podía creerlo. Hacía tiempo que había perdido la esperanza, y sólo aguardaba el momento de la ejecución. Tan funesta perspectiva, lejos de aterrorizarla, le ayudaba a soportar el cautiverio. La expectativa de una muerte próxima era lo más parecido a una liberación que podía esperar.
Cada mañana, al despertar, se…
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