Había pensado en escribir sobre los pobres políticos que necesitan de la caridad de empresarios de buen corazón para llegar a fin de mes. Podría haber hecho un alegato en favor de la desagradecida, incomprendida y siempre desinteresada labor del gestor público y en la impagable tarea humanitaria que desempeñan esas corporaciones que, con su trabajo incansable, han levantado este país a base de ladrillos y cemento, siempre procurando el bien del prójimo. Pero he cambiado de idea, porque sería repetir lo mismo que todos pensamos y no aportaría nada nuevo.
En fin, que he decidido hablar sobre la comunicación, esa capacidad tan apreciada entre los seres humanos, de la cual María Dolores de Cospedal sería uno de los máximos exponentes… Que no, que no hablo de política, de verdad… Seguir leyendo «Comunicación que (in)comunica»