Cuando creía que se me habían derretido todas las neuronas, resulta que el maldito calor que apenas me deja pensar me ha inspirado un relato corto que he aprovechado para compartir en ‘Salto al reverso’, donde hacía siglos que no participaba. Ya me diréis si os gusta.
Este maldito calor no me deja pensar. Me cuesta horrores concentrarme y las pocas ideas que atisbo se desvanecen antes de llegar a tomar forma. ¿Qué está pasando? Me siento encerrado, con una sensación de agobio creciente que me está poniendo cada vez más nervioso.
Noto cómo el sudor emerge por cada uno de mis poros, como si fuera la lava de un volcán en erupción. A cada segundo que pasa la piel me quema más. Estoy tentado de arrancármela a tiras.
Me miro las manos; veo cómo se van llenando de pequeñas gotitas, que hierven y se evaporan en cientos de diminutas columnas de humo salado. Nunca había experimentado nada igual, no parece real.
Busco alguna sombra donde refugiarme. Agua… Necesito agua, para mojarme, pero, sobre todo, para beber. Noto la boca seca como el lecho de un río muerto. Tengo que beber ya. Me arde la garganta y……
Ver la entrada original 277 palabras más
¡Ja, ja, ja! Desde luego, hay que tomarse las cosas con humor. Como dices, le has sacado partido a esto. Muy divertido. 🙂 Dicen que llegará para el 2030 una pequeña edad de hielo, pero no estaría mal que llegara un poquito antes.
Me gustaMe gusta
Creo, entonces, que hasta 2030 voy a estar escribiendo relatos ambientados en todo tipo de escenarios ardientes.
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Ja, ja, ja! Qué remedio…
Me gustaLe gusta a 1 persona