
… Y otro hámster, y un pollo, y un jilguero, y vario cangrejos, y algunos renacuajos, y cuatro tortugas.
No, no es la lista de la compra, sino que, como sin duda habréis deducido los más perspicaces, se trata de mis mascotas de infancia. Quizás echéis en falta algún animal de más entidad, tipo perro, gato o león. No negaré que me habría gustado (no, lo del león era una broma), y me consta que a mi hermano también, pero a nuestros padres no les hacía especial ilusión que todos los muebles quedaran convenientemente marcados por las uñas de Misifú ni tener que acabar haciéndose cargo del Jacky de turno cuando se nos pasara el embobamiento por el cachorrito. Seguir leyendo «Érase una vez un hámster…»