El éxito

Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido - Cascada del Cinca
El éxito es tener el privilegio de disfrutar de ese paisaje.   Foto: Benjamín Recacha

“El éxito es disfrutar con lo que uno hace”. Lo escribí hace unos meses y me reafirmo en ello. Creo de verdad que el éxito tiene sobre todo que ver con ser consecuente, con sentirse satisfecho con nuestro modo de actuar, con mirarnos al espejo y sostenernos la mirada sin sentir la tentación de apartarla.

Creo que todos seríamos un poco más felices si dejáramos de compararnos con ése o aquélla, si dejáramos de considerar el súmmum de la felicidad llegar a ser millonarios o parecernos al futbolista, el cantante, la actriz o el esperpento televisivo de moda.

El éxito es llegar a valorarnos por lo que somos, sin celos, sin envidias, sin rencores por lo que otros son.

Está claro que a todos nos gusta el reconocimiento, y más si uno se dedica a hacer cosas destinadas a otros. Escribir, por ejemplo. Cuando empecé soñaba con vender miles de libros, pasear por los platós de televisión, protagonizar presentaciones y conferencias multitudinarias… Pajas mentales, vamos. Pronto uno toca de pies a tierra y empieza a valorar como el mayor de los triunfos cada muestra de cariño, cada palabra de ánimo, cada crítica positiva, incluso las que no lo son tanto —porque, en cualquier caso, son consecuencia de que alguien se ha tomado la molestia de fijarse en tu trabajo—; en definitiva, cada muestra de reconocimiento.

Y es entonces cuando te das cuenta de que lo realmente importante, lo que da sentido a todo el esfuerzo, es disfrutar del camino. Es ridículo plantearse como objetivo llegar a ser un escritor famoso superventas. Además de muy improbable, lo más normal es que esa ambición desmesurada acabe desembocando en frustración, en fracaso. Aunque hace unos meses leí a Ken Follett afirmar que cuando empezó a escribir lo hizo con la idea de llegar a ser millonario…

A ver, yo considero que ya he alcanzado el éxito, uno muy modesto si atendemos a la idea que de éxito tiene la sociedad actual, pero no me conformo. Mi objetivo es llegar a ganarme la vida escribiendo, algo menos ambicioso que Mr. Follett, pero nada sencillo. Probablemente el autor galés se lo planteó como una meta a largo plazo y seguro que desde el principio tuvo muy claro que para llegar a ella tendría que quemar muchas etapas.

La clave, desde mi punto de vista, se encuentra en no ser impaciente, en cuidar mucho cada paso que damos, siendo consciente de las limitaciones, del alcance de nuestras acciones, y, lo más importante, en hacer un buen trabajo, del que nos sintamos orgullosos.

¿Quién me iba a decir hace tres años que hoy tendría dos novelas publicadas, de las que me siento muy orgulloso, una tercera en camino, y rondándome en la cabeza la cuarta? ¿Quién me iba a decir que para cada proyecto contaría con la colaboración de gente que entonces ni sabía que existía? ¿Quién me iba a decir que esos libros iban a superar con mucho el ámbito de familia y amistades, que lectores desconocidos los iban a comprar en librerías o por Internet? ¿Quién me iba a decir que mi experiencia sería tomada como referencia y que me invitarían a participar en congresos literarios?

Eso es éxito. Estoy convencido de ello. Pero también lo es algo tan aparentemente intrascendente como salir a la calle con una sonrisa. Tranquilos, que no voy a poner fotos de gatitos ni frases motivadoras con un amanecer de fondo. No es hablar por hablar. Yo no voy siempre con la sonrisa soldada. Hay mañanas (más de las que me gustaría) que salgo a la calle con una cara que está muy lejos de ser sonriente, por eso cuando sí estoy contento me doy cuenta de la sensación tan diferente, tan reparadora, y me pregunto: “¿Tan difícil es que sea así cada día?”.

El éxito es disfrutar de un paisaje bonito, de una compañía agradable, de una buena comida, de una cerveza bien fresquita en una terraza con vistas al mar, del cariño de las amistades y del amor de la familia. El éxito es ser capaz de disfrutar de los pequeños momentos, que, uno tras otro, acaban moldeando nuestra vida y definiendo lo que somos.

Es evidente que no todos esos momentos son buenos, que desearíamos que algunos no hubieran ocurrido, pero también es éxito el ser capaz de aceptarlos como parte de nuestro bagaje vital. No siempre es fácil, está claro. Todo empieza por lo que decía al principio: valorarnos por lo que somos, tener muy claro que el activo más valioso con que contamos en nuestra vida somos nosotros mismos.

Vaya, esto al final ha acabado pareciéndose demasiado a uno de esos artículos de coaching que tan poco me entusiasman. En realidad no es más que una reflexión personal. Tranquilos, que no os voy a vender mis servicios para pintar de rosa vuestras vidas.

Os dejo con un grande, que nos ha dejado tras una larga vida de éxito.

15 comentarios sobre “El éxito

  1. Leyendo las notas que a veces tomo, encontré una de una frase que dijo un amigo en la presentación de un libro… «Intento vivir cada día como si fuera un regalo»… Y lo dijo como mismo acabas de escribir tú esta reflexión, como algo que está en su vida y que no pretende ser receta para nadie… Pero yo que últimamente estoy necesitada de ‘recetas’, he decidido tatuarme «vivir» y «regalo» de manera que no pueda olvidarlo ninguno de los días… En cuanto al éxito, yo lo veo como la capacidad de hacer aquello para lo que estamos cualificados… Lo otro es reconocimiento, pero el triunfo real es no quedarnos por debajo de nuestras posibilidades…

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    1. Creo que la cuestión es ir marcándose metas, sin agobios, que sean alcanzables por nuestros propios medios. Tu definición es acertada. Y es importante que eso para lo que estamos cualificados nos apasione, que supere el ámbito del deber. Éxito y realización personal son conceptos, en mi opinión, indisolubles.
      Me encanta tenerte por aquí.
      Un abrazo.

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  2. Yo también suelo decir eso de que sé que es complicado, que hay muy pocas posibilidades y en el fondo pienso realmente que puedo conseguirlo. Cuando aflora mi intuición y choca con la realidad diaria, muchas veces es duro, y una vez tengo que decirme que lo sé, pero que las cosas no van del todo mal y siempre hay alternativas. Tengo marcado un camino obligado por las circunstancias (no tengo trabajo) y voy pasito a pasito. En el pasado he escrito mucho, he odiado la escritura, la he dejado, la he vuelto a retomar, he pensado que era bueno, que era malo, que no llegaría a nada, que conseguiría cosas. Al final lo que me queda es escribir mil o dos mil palabras antes de que termine el día y casi siempre lo consigo porque no tengo otra cosa que hacer. Si en el futuro encontrara un trabajo, probablemente reduciría mucho mi número de palabras o, si no tuviera remedio, dejaría de escribir: y no me preocupa porque ya lo he hecho en el pasado. De cualquier forma, para llegar a ganarse la vida escribiendo hay que escribir mucho: piensa en todos lo que viven de escribir y cuenta cuántas novelas sacan al año o llevan escritas ya. Eso para mí es fundamental. Por eso escribir es un oficio, un trabajo como otro cualquiera que requiere un esfuerzo contínuo. Y aprender, mejorar y experimentar también está entre mis objetivos para poder llegar a algo, si es que esto es posible. Y, claro, el éxito es sentirse bien, vivir feliz con los que te rodean. sentir cada mañana que las cosas van bien, porque eso sí puede controlarse. Y hay muchos factores que alteran nuestro ánimo. A mí me ocurre que, a los momentos de mayor entusiasmo, sé que siguen momentos de bajón, así que procuro mantenerme en un educado equilibrio que me permita la mayor concentración posible para escribir al máximo y sentirme bien. Es un camino difícil, Benjamín. No sé dónde lo escuché o leí: «Cuanto mayores son tus objetivos, mayor es el sacrificio que tienes que hacer para obtenerlos». Y cada día me doy cuenta de la gran verdad que es. Pero la suerte es que el día a día transcurra con quienes queremos. Lo otro ya llegará algún día.

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    1. Muy de acuerdo, Toni. Hay días que ese objetivo a largo plazo se aparece tan lejano que pienso que ni en tres vidas lograré alcanzarlo, pero tenemos la «suerte» de dedicarnos a algo que depende exclusivamente de nosotros. La creación literaria, y artística en general, es un oficio individual, así que hacerlo mejor o peor es responsabilidad sólo del creador. Sigo opinando que, por muy embarullado que esté todo, la calidad al final acaba encontrando su hueco. La clave, pues, está en la paciencia, en el aguante que uno tenga para completar la carrera. Mientras tanto es básico encontrar la motivación y las recompensas necesarias para disfrutar del reto y seguir adelante.
      ¡Un abrazo!

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  3. Querido Benjamín solo déjame hacer un pequeño inciso…éxito no es sinónimo a felicidad…..tu tienes una gran satisfacción personal después de publicar tus dos libros y eso te ha proporcionado momentos de felicidad verdad?? Sabes tan bien como yo que mucha gente de éxito es desgraciado en su vida…
    Disfruta y yo te deseo muchos muchos momentos de felicidad y si es con éxito mejor…

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    1. Entiendo lo que quieres decir, pero en mi opinión, lo que tú defines como éxito es sólo fama, y para mí la fama no necesariamente está ligada al éxito. En cambio, felicidad y éxito son palabras hermanas. El éxito es llevar a término los retos que nos planteamos, los proyectos que imaginamos, ser capaces de realizar nuestros sueños (que no tienen por qué ser odiseas inalcanzables, sino pequeñas satisfacciones) como resultado del propio esfuerzo.
      La fama, en cambio, con demasiada frecuencia poco tiene que ver con el trabajo. Uno puede llegar a ser famoso sin necesidad de acreditar mérito alguno, convertirse en un personaje de «éxito» sin nada por lo que sentirse orgulloso. ¿Qué éxito es ese? El éxito necesariamente requiere de un proyecto que culminar.
      Muchas gracias, Leha, por los buenos deseos.
      Un abrazo.

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  4. Me parece muy acertada tu puntualización y si únicamente asociamos la palabra éxito a ver cumplido un sueño, o hacer lo que realmente nos gusta, estoy totalmente de acuerdo, contigo, lo que ocurre es que la palabra en sí tiene mucha amplitud y yo la tomé en toda su extensión.
    Besos con muchas alas para ti y feliz sábado

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  5. Totalmente de acuerdo. Eres tan exitoso, Benjamín. Dos novelas 🙂 🙂 Por mi parte, a mi me encanta lo que hago cada día (jaja bueno, casi cada día) y eso es lo que yo deseaba. Dejemos el bestseller y el premio nobel para luego… o para nunca. Primero, un abrazo de una amiga aquí y ahora. Besos.

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    1. Claro que sí, Carla. Tú te has embarcado también en un proyecto personal y sabes lo bien que sienta comprobar que eres capaz de llevar adelante lo que imaginabas no hace tanto tiempo. Todo el mundo debería tener la oportunidad de desarrollar sus sueños. Seríamos todos mucho más felices.
      Mucho éxito, amiga.
      Un abrazo fuerte.

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  6. «El exito es disfrutar de lo que uno hace», «salir a la calle con una sonrisa…»
    Qué inspirador. Me gusta como tus palabras se reflejan en tus acciones. Todos deberíamos recordar ser agradecidos más a menudo. No tenemos que aspirar a tanto como Ken Follet, pero si somos felices ya somos millonarios en cierta manera, ¿no?

    Hay que salir a la calle a vivir nuestros sueños. Gracias por la motivación!

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