‘Rabia de vida. Rabia debida’, leer con los sentidos

'Rabia de vida (rabia debida)'
‘Rabia de vida. Rabia debida’, de Julia Santibáñez.

No soy un gran lector de poesía. Confieso mi pecado. Leo mucha narrativa, pero apenas algún poema suelto de tanto en tanto, y eso que mi padre es poeta en los ratos libres (y bueno) y yo mismo me atrevo a “componer” de vez en cuando. Admiro a los poetas que son capaces de transmitir pensamientos, emociones, inquietudes por medio de un ejercicio tan complejo. Si a veces puede resultar complicado comunicar mediante la prosa, mucho más lo es procurando crear belleza con la forma en que se escribe.

Aunque no sea un lector experimentado de versos y estrofas sí sé apreciar cuándo la composición transmite, cuándo es mucho más que un bello ejercicio formal. Al fin y al cabo, la misión de cualquier disciplina artística debe ser hacer sentir al lector, al espectador, al escuchante, al observador. La belleza estética se disfruta mucho más cuando al abrir el envoltorio deja al descubierto un mundo de sensaciones, no necesariamente complacientes.

El arte es compromiso, desahogo, reafirmación; es una llamada de atención sobre lo que sea que nos inquieta o nos seduce. Y el objetivo del artista es que lo que lo ha llevado a crear, comunique.

Julia Santibáñez comunica, con cada letra escrita en su poemario Rabia de vida. Rabia debida. Comunica intensamente, con la belleza de sus composiciones, pero sobre todo con los sentimientos que la llevaron a crearlas.

No me sorprende en absoluto. Sólo hay que leer tres o cuatro textos en su blog ‘Palabras a flor de piel’ (uno de los mejores que pueblan la blogosfera, no hay discusión posible sobre ello) para darse cuenta de que esas palabras más que leerse acarician.

En Rabia de vida acarician, pero también besan, muerden, golpean, rechazan, claman, reclaman, y lo hacen desde una imperfecta perfección formal. Esto último va a ser difícil de explicar, pero lo intento. Quiero decir que la forma de los poemas de Julia responde a un criterio personal, único. Ha construido versos y estrofas siguiendo su instinto, sus emociones, y lo que me parece más meritorio es que la composición complementa a la perfección lo que hay detrás. Los poemas están cargados de la electricidad con que fueron escritos.

Salgo de mi guarida
hambrienta.
Lo percibo en el aire,
el manjar espera.

Húmeda
avanzo en pasto seco
buscando
la fuente del aroma.

En la oscuridad,
mi olfato despierto.

Seguramente se puede decir que se trata de poesía erótica, pero en mi opinión es una etiqueta limitadora, porque aunque, efectivamente, el deseo sexual es el tema principal de buena parte de los cuarenta y dos poemas, lo que hace a Rabia de vida diferente es la presencia dominadora de su autora. La palabra rabia, por partida doble, en el título es toda una declaración de intenciones. Esa rabia, contenida a veces y desbordada otras, es una constante. Los poemas están llenos de deseo rabioso, de frustración rabiosa, de dolor y de placer rabiosos.

Hay amor, pasión, deseo, sexo, pero no con una voluntad exhibicionista… Aunque sí, sí es exhibicionismo, el de un alma ansiosa por sentir con cada poro de la piel y por conservar esas sensaciones. La vida es sentir, cada instante. Y Julia rechaza los momentos vacíos.

También hay espacio para la irreverencia. La autora no duda en declararse devota del deseo que la abrasa como única religión verdadera. Ella sólo se postra ante la diosa pasión; es quien le impone deberes y penitencia.

Me preparo a recibirte
como la capilla espera a sus fieles
para el rito siempre nuevo
aunque repetido tantas veces.
Bien dispuesta y arreglada
en paños escarlata, entre velas
ahuyento a los profanos.
No admito distracción ni irreverencia.
Cuando el ardor ya sabe a incienso
me abro a ti,
feligrés arrebatado.
(…)

En definitiva, una lectura electrizante que se devora en un suspiro y que podéis comprar, sólo en formato papel, en Amazon.

Rabia de vida. Rabia debida
Julia Santibáñez Escobar
Editorial Resistencia
56 páginas. 7,50€ / 9$

7 comentarios sobre “‘Rabia de vida. Rabia debida’, leer con los sentidos

  1. Me emociona enormemente que mi Rabia te hable, querido Benjamín. Infinitas gracias por tu lectura atenta, por tus palabras y muchas más gracias por el cariño que destilan.
    Un abrazo mexicano muy muy fuerte

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