Inocencia interrumpida

Viñeta JR Mora

¿Tenéis hijos? Si la respuesta es afirmativa pensad en un domingo cualquiera. Ir de excursión, a la playa, a comer a algún pueblo pintoresco, de visita a alguna ciudad, al zoo, al cine, a un parque de atracciones, a ver un partido de fútbol, de basket o a practicar deporte… La lista de opciones es larguísima, tanto como creatividad tenga la familia en cuestión.

Como buenos padres que sois, queréis lo mejor para vuestros hijos, que se diviertan tanto como sea posible y si además aprenden algo de provecho, día redondo. Estoy seguro de que en Estados Unidos el sentimiento de los progenitores hacia sus hijos es el mismo que, por ejemplo, en España. Desgraciadamente, en todas partes hay tarados que actúan de forma muy distinta, pero el post de hoy no va sobre abusos a menores ni maltrato infantil.

En Estados Unidos la larga lista de opciones de ocio familiar incluye una muy particular. Aquí a la comida en una hamburguesería le sucede una sesión de cine, una partida de minigolf o, simplemente, una visita al parque. Allí también, pero tan normal como eso es llevar a tu hija de nueve años a practicar la puntería con un rifle automático. Al ladito de la misma hamburguesería disponen de campo de tiro con instructor profesional incluido, que pone en manos de inocentes criaturas armas letales cargadas con munición real. Tan real como que un centenar de niños estadounidenses mueren anualmente víctimas de accidentes con armas de fuego.

Vale, la inmensa mayoría no son tiroteados en centros de ocio como Bullets & Burgers, en Arizona, donde hace unos días una niña de nueve años mató a su instructor de tiro al perder el control del subfusil automático con el que practicaba puntería mientras sus orgullosos y amantísimos padres grababan la escena.

Un par de días antes había escrito un artículo en el que expresaba en voz alta la ingenua idea de que poner fin a la fabricación de armas constituiría el primer paso para llevar a cabo una verdadera revolución humana a escala planetaria. Pero la realidad es tozuda. No son únicamente las guerras, los fanatismos terroristas, el crimen organizado, las mafias y los dirigentes políticos y empresariales sin escrúpulos, no. La semilla de la violencia está instalada en el corazón de la democracia más admirada del mundo occidental. El derecho a poseer armas y a exhibirlas en público está consagrado por la Constitución de EEUU y firmemente arraigado en la sociedad.

Que un centenar de niños mueran fortuitamente cada año, según denuncia la organización Everytown for Gun Safety, al considerar un juguete la pistola que se encuentran en el coche o en el salón de su casa, hay que enmarcarlo en la inevitabilidad de los accidentes domésticos.

Lo que a mí me transmite esa realidad donde las armas letales forman parte del hogar y son consideradas, además de objetos para la defensa personal, fuente de ocio, es que una parte de la sociedad estadounidense toma como modelo, aún hoy, el far & wild West.

No voy a insistir en el alegato pacifista. Lo que me interesa es reflexionar sobre la clase de mecanismo mental que lleva a unos padres cuerdos, probablemente con profundas creencias religiosas, para quienes la familia es el bien más preciado y, por tanto, el bienestar de sus hijos la prioridad número uno, a poner en manos de una niña de nueve años un subfusil automático con munición real. No lo entiendo. Y son miles los que lo hacen, los que pasan el domingo por la tarde en un Bullets & Burgers orgullosos de inmortalizar en vídeo los progresos de sus hijos accionando el gatillo de un arma automática.

Estoy seguro de que esos mismos padres se escandalizan ante la visión de una mujer desnuda en televisión y son capaces de imponer el peor de los castigos a su hijo adolescente si lo pillan viendo porno en el ordenador. Probablemente también consideren un castigo divino tener una hija lesbiana, a la que intentarán “curar” por todos los medios.

En EEUU no existe edad mínima legal para portar armas de fuego. Y no creo que sea únicamente el amor por la Constitución y su segunda enmienda lo que sustenta un hecho tan aberrante. Vuelvo al argumento que utilicé en el artículo que mencionaba más arriba: los fabricantes de armas quieren vender armas para ganar dinero, cuanto más mejor; y los fabricantes de armas son uno de los lobbies más poderosos del planeta. Qué importancia tendrán unos cientos de niños muertos accidentalmente…, y los que caen cuando a un sonado armado hasta los dientes le da por atrincherarse en un colegio.

Antes de despedirme, os recomiendo la lectura del revelador artículo que Silvia Ayuso, corresponsal de ‘El País’ en Washington, escribió el 31 de agosto: ‘Cuando las pistolas de los niños no son de juguete’. Es muy interesante.

17 comentarios sobre “Inocencia interrumpida

  1. Pero no me parece la democracia más admirada del mundo occidental, si bien su Constitución es anterior a la Revolución Francesa, su base actual sigue siendo esa misma redactada en el siglo XVIII (con todas sus carencias en perspectiva sobre la mesa). Sus abusos en américa latina el siglo pasado o su responsabilidad por el estado islámico que se hace fuerte en Siria desde irak, por poner dos ejemplos, son bien conocidos por todo el mundo. Un saludo.

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    1. Está claro, Eduardo. Cualquier persona con mirada crítica tiene presente todo lo que comentas, pero la realidad es que EEUU es el espejo en el que se miran todos. Que el presidente americano de turno visite tu país es el acontecimiento del siglo. ¡Bienvenido Mr. Marshall!
      Me alegro de verte por aquí. Un abrazo.

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        1. A mí no me parece una democracia ejemplar, desde luego. Sin embargo, creo que hay mucha gente que la admira y no digamos a nivel gubernamental. EEUU sigue haciendo lo que le da la gana por el mundo y (casi) nadie (en occidente) osa criticarlo. Saludos.

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  2. La historia de los EE.UU. es la historia de la muerte desde su creación, es su cultura. Matan de todas las formas posibles e imaginables: con armas, con cine, con dinero, con publicidad, con la CIA, con el FBI, con los marines, con dictadores, con diplomacia, con aliados, con drones, con cerebros dronados, con Mosanto, con Wall Street, con el FMI… y, por supuesto, con hamburguesas.

    Salud

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  3. EE.UU. es un gran país, me refiero al sentido puramente geográfico. Es tan grande, y tan diverso, que en él caben multitud de sensibilidades e infinidad de modos de ver la vida.

    Que la moral norteamericana en gran medida es ésta: https://twitter.com/necrosofty/statuses/506643563690475520 es una realidad. Pero también son reales otras muchas cosas estupendas y loables de una cultura que ha sabido incorporar elementos de todas partes sin perder su identidad.

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    1. El ejemplo que pones es brutal. La foto suiza tapa la cara y la estadounidense, las tetas, pero que se le vea bien la cara. En cuanto a la segunda parte de tu reflexión, la comparto plenamente, por eso en el artículo he tenido cuidado de no generalizar y hablo de una parte de la sociedad norteamericana. Pero, desde luego, es una parte con un poder inquietantemente influyente. Saludos.

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  4. Muy interesante, EEUU no tiene una legislación establecida y rígida. Sus leyes se moldean según las decisiones de los jueces en los diferentes casos individuales. Las leyes no se suelen renovar y se mantienen. Y esto da lugar a que en una ciudad de… Arizona (o otro estado no me acuerdo bien) esté prohibido llevar botas de cuero si no posees mínimo tres vacas. Hay una larga lista de leyes así, entre ellas, por supuesto, la que tú mencionas, la legalidad de la propiedad individual de armas. Hasta que no se modernicen las leyes y se «establezcan» de verdad unas nuevas, EEUU seguirá sorprendiéndonos con locuras como estas.
    Un saludo.
    PD: me encantaría que si tuvieses tiempo te pasases por el mío y me dijeses qué te parece.
    http://umagah.wordpress.com/

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    1. Es todo un mundo de contrastes, desde luego. En cuanto a la legislación sobre las armas, me temo que no se trata sólo de una cuestión de leyes desactualizadas. Es algo que tienen muy arraigado. No todos los americanos, por supuesto, pero sí en número suficiente como para que ningún gobierno federal se atreva a abrir el melón, por muchas tragedias que se produzcan. No podemos olvidar la enorme influencia que tiene la famosa Asociación del rifle.
      Encantado de leer tu interesantísima reflexión. Ten por seguro que me pasaré por tu blog.
      Saludos!

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