Nada, absolutamente nada, justifica el asesinato de niños

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“Víctimas de un genocidio convertidos en genocidas. Mundo de mierda. No hay nada, absolutamente nada, que justifique el asesinato de niños.”

La reflexión no es mía, pero apuesto a que es la misma que hemos hecho muchos durante estos días, y que, lamentablemente, seguiremos haciendo en los próximos, puesto que no tiene pinta que el gobierno de Israel vaya a detener a corto plazo la destrucción del territorio palestino, sino más bien todo lo contrario.

He elegido para comenzar este post el pensamiento que el escritor y periodista palmero Ramón Betancor compartió el jueves en Facebook porque me parece que debería ser la idea que abriera cualquier discusión sobre el conflicto en Oriente Medio: nada, absolutamente nada, justifica el asesinato de niños, sean de donde sean, y sean sus padres quienes sean. Ni aun en el caso de que todos los niños muertos por las bombas israelíes fueran hijos de terroristas despiadados (que no es el caso) su asesinato sería admisible. Creo que toda persona decente admitirá este planteamiento básico.

No voy a hablar sobre las razones que explican el conflicto enquistado entre Israel y Palestina. No tengo los conocimientos históricos ni sociológicos para ello. Si buscáis por la red encontraréis montones de artículos interesantes, como ‘Gaza, ¿dónde están las personas?’, del periodista Ramón Lobo en Infolibre; ‘Operación margen defensivo: Israel prosigue su política de genocidio en Gaza’, del escritor Rafael Narbona; o ‘Palestina y los dioses asesinos’, de la bloguera Verónica Barcina, una de mis referencias principales para el análisis de la actualidad política y social.

No rechazo el derecho de Israel a defenderse. Entiendo que no debe ser muy cómodo vivir bajo la amenaza constante de los cohetes que lanza Hamás desde Gaza. Lo que pasa es que las sofisticadísimas defensas israelíes acaban neutralizando la práctica totalidad de los proyectiles y, afortunadamente, en este nuevo episodio bélico de momento no hay víctimas mortales israelíes.

Ahora bien, si cambiamos de escenario el panorama es el radicalmente opuesto. En Gaza las bombas israelíes lo destruyen todo sin piedad, incluyendo a niños inocentes. La operación militar se justifica, según el gobierno hebreo, en el secuestro y asesinato por parte de Hamás (organización considerada terrorista que, sin embargo, gobierna en Palestina junto a Al-Fatah, partido del presidente Mahmud Abbas), de tres jóvenes israelíes que hacían autostop en la franja de Gaza. Poco importa que el gobierno palestino condenara los hechos y que Hamás (que no oculta su objetivo fundacional de destruir el estado de Israel) negara su intervención.

La verdad es que visto desde la distancia tiene pinta de que el asesinato de los jóvenes ha venido de perlas al gobierno de Benjamín Netanyahu (en el artículo de Rafael Narbona encontraréis todos los detalles) para lanzar una de sus recurrentes operaciones de aniquilación. Nada importa a los radicales hebreos que mueran niños. Reivindican su derecho a la defensa y responsabilizan de las víctimas civiles (la gran mayoría de las totales) a Hamás, que según ellos utilizan a mujeres y niños como escudos humanos.

Reitero la idea inicial: no hay nada, absolutamente nada, que justifique el asesinato de niños.

Entre mis contactos en redes sociales hay un bloguero israelí, Leonardo Berenstein. Vive en Israel y durante estos días convive como muchos de sus compatriotas con las alarmas que advierten a diario de los cohetes de Hamás. El sábado compartió una reflexión en Facebook que me parece interesante porque creo que debe reflejar el pensamiento de buena parte de la población del país. Lo hizo en inglés, así que traduciré su escrito:

“Gaza envía desinformación al mundo entero; quieren aparecer como mártires, como pobre e inocente gente que vive bajo la injustificable opresión del demonio Israel. Pero la verdad es que ellos, Hamás, tienen a su gente bajo opresión. Ellos, Hamás, usan a su propio pueblo, civiles, como escudos humanos. Ellos, Hamás, son cobardes, un puñado de cobardes llenos de odio. Mientras Israel defiende a su propio pueblo. No hay muchos daños en los civiles israelíes porque tenemos una muy buena protección.

Nuestra historia es muy sangrienta y hemos cometido muchos errores, incluso mucha gente inocente murió por la mano de Israel, pero es hora de poner fin a este eterno conflicto, de empezar a escribir una nueva historia.

Tenemos un país aquí, mucha gente inocente, civiles, y no nos vamos a marchar. Así que, vamos, todos los que estáis a favor de Palestina. Os pido que penséis dos veces y que no caigáis bajo el lavado de cerebro de la televisión.

Es tiempo para la paz, un nuevo comienzo para Israel y Palestina”.

Teniendo en cuenta que se trata de la reflexión de alguien que es parte (involuntaria, sin duda) en el conflicto, me parece bastante honesta. Desde luego, para quienes no vivimos allí, las imágenes de esos niños destrozados difícilmente pueden ser consideradas como manipulación televisiva.

A mí me parece que en este conflicto existe un desequilibrio de fuerzas tan bestial que lo que está haciendo Israel en Gaza no se puede considerar de ningún modo “derecho a la defensa”. Gaza es lo más parecido a una gigantesca cárcel a cielo abierto. Sus habitantes carecen de derechos. Tratan de sobrevivir y poco más. Cuando el gobierno israelí decida que el castigo es suficiente tendrán que volver a tratar de reconstruir sus casas, como puedan, sin ayuda oficial, sin posibilidad de reclamar la reparación de los daños ni, desde luego, sin posibilidad alguna de reclamar justicia por los hijos, padres, hermanos, amigos aniquilados.

No me parece que esa realidad forme parte de un lavado de cerebro mediático. Yo no digo que los civiles israelíes tengan que aplaudir a Hamás, desde luego que no. Entiendo su inquietud y su miedo, y comprendo su deseo de que organizaciones como Hamás desaparezcan. Pero tengo la impresión de que son muy poco críticos con las operaciones militares de su gobierno. Me resulta incomprensible que puedan defender el asesinato de niños, por mucho que quieran engañarse a sí mismos, limpiarse la conciencia, etiquetándolos como escudos humanos. ¿Acaso las bombas que lanzan los aviones israelíes no pretenden destruir, matar? Los cohetes de Hamás también, por supuesto, y yo los condeno desde este minúsculo espacio. No quiero que haya ni una sola víctima civil israelí (un herido es el balance desde el inicio de los lanzamientos de cohetes), y me gustaría creer que la inmensa mayoría de la población hebrea desearía que no hubiera ni una sola víctima palestina más. También me gustaría creer que, como dice Leonardo Berenstein, la inmensa mayoría de la población israelí desea la paz, un nuevo tiempo de paz en el que israelíes y palestinos convivan en libertad y en igualdad de derechos.

24 comentarios sobre “Nada, absolutamente nada, justifica el asesinato de niños

  1. «Me resulta incomprensible que puedan defender el asesinato de niños». En esta frase y en el propio título de tu entrada resumes lo que una persona con cabeza y corazón debería opinar de este asunto al respecto. Considerar a personas como escudos humanos sin más me parece nauseabundo. Y es normal que la gente se ponga de parte de los palestinos viendo la masacre que se está produciendo. Se pierde toda la razón cuando se bombardea un colegio o un hospital. Un saludo.

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    1. Pues sí, hay gente que los defiende. Si fuera Rusia atacando a Ucrania la comunidad internacional lo vería muy diferente. Pero Israel, como sufrió el genocidio, ahora tiene derecho a defenderse exterminando al pueblo palestino, que molesta. Es todo muy nauseabundo. Un abrazo.

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  2. La psicología no es mi fuerte, pero todo apunta a que Israel es un estado cuyo gobierno ha sufrido el síndrome de Estocolmo identificándose de tal manera con sus genocidas hitlerianos que ahora son ellos mismos quienes superan a sus verdugos utilizando los mismos argumentos, las mismas tácticas, las mismas justificaciones y la misma propaganda.

    El brazalete gamado de las SS que controlaban, disfrutando como psicópatas, los campos de concentración repletos de judíos ha sido sustituido por el brazalete con la estrella de David. El pijama de rayas ha sido sustituido por kufiyyas ensangrentadas. Y Auschwitz o Treblinka son hoy Gaza y Cisjordania.

    A Leonardo Berenstein y gente como él habría que recordarle que el 100% de las noticias que llegan al mundo «civilizado» están debidamente filtradas por los medios de comunicación en poder mayoritariamente de capital judío o de cómplices aliados como EE.UU., Inglaterra o la propia Alemania. Que se dejen de rezar y asuman su complicidad con su gobierno ante hechos tan inhumanos como la masacre indiscriminada de civiles. Que analicen el Talmud que permite colgar en las redes sociales las fotos diabólicas de jóvenes israelíes contemplando los bombardeos de los suyos desde sillas colocadas en colinas como si de un cine de verano se tratara.

    No caben más escusas: Israel tiene una génesis invasora en los territorios que ocupa y una trayectoria lo suficientemente sangrienta como para creer que las víctimas son las culpables.

    La hipocresía me solivianta y el falso victimismo judío me da asco porque me niego a creer que todo un pueblo, el israelí, tenga las neuronas saturadas de odio. Necesito creer que hay israelitas decentes, pero no les veo por ningún sitio.

    Salud

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    1. Afortunadamente, parece que no todo el pueblo hebreo está de acuerdo con el asqueroso proceder de su gobierno: http://internacional.elpais.com/internacional/2014/07/13/actualidad/1405278856_829707.html
      El problema es que son protestas minoritarias. Apuesto a que sus compatriotas los tildan de traidores y de cómplices del terrorismo islámico. Y mientras, la «comunidad internacional», mirando para otro lado. Nada nuevo bajo el sol.
      Saludos.

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  3. Pues yo en este asunto tengo una opinión bastante distinta a la que suelo leer, yo siempre hago el siguiente símil, un gato si le toca los cojones a un tigre junto a sus gatitos debe pensar que el tigre se revolverá con gran fiereza llevándose todo lo que esté en el camino.

    A mí no se me ocurre ir donde un tio que me saca medio metro yy 20 kilos de músculo a darle un puñetazo, y si lo hago luego no me quejo de que las fuerzas no estaban igualadas, eso lo sabía de antes.

    Abrazos.

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    1. Lo que pasa es que en este caso el que está en la jaula es el gato. Una jaula desoladora, donde apenas tiene agua para beber y alguna raspa de sardina. Por supuesto, la llave de la jaula la tiene el tigre, y cuando le sale de las pelotas entra a «poner orden». Saludos.

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      1. Dicen que para quitar tatuajes hay que dejarse la piel… Pero, desgraciadamente, muchas veces eso no es suficiente porque la tinta ya corroyó la sangre. De todas formas, nunca dejaremos de pensar que la razón y los sentimientos, que son los que nos hacen humanos, son el remedio que se busca, aunque no se encuentre.

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        1. También dicen, y yo lo creo (aunque a veces cueste mucho creerlo), porque sino echaría la persiana, que los grandes cambios empiezan por pequeños gestos. El primer paso para hacer de este mundo un lugar más justo empieza por que las personas tomemos conciencia de lo que está pasando y expresemos, aunque sea en un ámbito aparentemente irrelevante, nuestra indignación y el deseo por poner en práctica otra manera de hacer las cosas. Me alegro de que éste sea un rincón de encuentro de quienes estamos por esa labor. Abrazos.

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  4. Recuerdo aquellos dos sabios que cada uno odiaba la sabiduría del otro. En diferentes tiempos, a uno la nació su sabiduría y al otro le nació su tristeza. Ambos criaron con amorosa ternura a su alegría y a su tristeza. Eran creyentes, desde niños; uno de su alegría el otro de su tristeza, en diferentes momentos. «Dejad que los niños vengan a mí…» ¿ Les será vedado el reino porque no lo reciben como niños ? Y, me pregunto, ¿ Por qué no se unen las naciones para que todos los niños encuentren su cielo, aquí en la tierra … Sin ser creyentes ?

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    1. Porque los niños son más o menos entrañables y, por tanto, «protegibles», en función del color de su piel, su religión, lo llenos que estén los bolsillos de sus padres, y de las riquezas que atesore el país en el que viven. Así funciona el mundo. Saludos.

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      1. Triste funcionamiento del mundo. Es lo que vemos de las cosas de este y aquellos mundos, pasados por venir. Niños frágiles, como pompas de jabón, mentes claras, puras… desechas por los hombres ostentosos del poder. Un abrazo, inocente.

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  5. Hola Benjamín,

    Felicidades por tu post número 300 que, como tantos otros, hace una necesaria e inteligente reflexión.

    Este es un tema que a mí, particularmente, me llena de desazón. De estupefacción. No lo entiendo. No lo comprenderé ni aunque me lo expliquen mil veces. No me cabe en la cabeza el sentido de este enfrentamiento que perdura desde hace siglos.

    Por supuesto que nada justifica el asesinato de un niño. Ni una vida llena de terror o de odio. Ni el tener que crecer sin padres por un sinsentido de este calibre.

    Lo dicho, no entiendo nada y me enfurece sobremanera, pero agradezco tu reflexión. Un beso!

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    1. Me pasa lo mismo que a ti: no lo entiendo, y menos aún entiendo que quienes lo ven desde fuera se queden impasibles. No entiendo el tacticismo de la mal llamada «comunidad internacional». ¿Es que esos dirigentes tan educados, tan civilizados, no tienen sentimientos? ¿Cómo pueden apelar continuamente al derecho a la defensa de Israel sin que les arda el alma ante las imágenes de la aniquilación? Amiga, es que no se puede entender.
      Gracias por la felicitación. ¡Un abrazo!

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  6. Hablo desde la más absoluta ignorancia, pero en este conflicto para mí totalmente enrevesado y manipulado tengo clarísimo que no es un enfrentamiento al «uso» son ataques terroristas encadenados, y estos actos no tienen consideración alguna con sus víctimas, es asquerosamente inhumano y lleva a lo más ruín que se puede llegar…dar donde más duele….
    Pero yo me sigo preguntando para que sirven tantos derechos humanos y tanta ONU y tanto llenarse la boca de….bueno me callo que llegados a este punto estoy mas mona….
    Un fuerte abrazo con muchos besos alados….

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    1. Te haces las mismas preguntas que nos hacemos tantísimas personas, las que somos capaces de ponernos en el lugar del débil y tratar de imaginar la angustia, el terror y la impotencia que deben sentir.
      Se me vienen a la cabeza unos cuantos a los que utilizaría de escudos humanos sin ninguna lástima, pero bueno, me voy a callar yo también.
      Un abrazo.

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