Había quedado pendiente la segunda parte de la estancia de El viaje de Pau en Tenerife, junto a Jesús, Isa y el resto de la familia que tan bien han acogido al libro viajero. Tras el completísimo paseo por Santa Cruz de Tenerife y La Laguna la expedición se dirige al punto más emblemático no sólo de la isla, sino posiblemente de todas las Canarias, y el más alto de todo el país. Efectivamente, se trata del Teide. Atentos a la crónica de Chojesús y a las espectaculares fotos…

Dejamos atrás Santa Cruz y nos dirigimos hasta la cercana Basílica de Nuestra Señora de Candelaria, situada en el municipio del mismo nombre a la orilla del mar. En ella se encuentra la Virgen de Candelaria, «la morenita», como la llamamos los canarios.

La Virgen de Candelaria es la Patrona de las Islas Canarias, junto con la de El Pino en Gran Canaria. Cuenta la historia que su imagen fue encontrada en 1390 por dos pastores guanches. La Basílica se construyó junto a la cueva Achbinco, llamada así por lo aborígenes, y es uno de los mayores ejemplos de la arquitectura neoclásica española.

Interior de la Basílica de Candelaria. Foto: Jesús e Isa Hernández

Basílica de Nuestra Señora de Candelaria. Foto: Jesús e Isa Hernández

La Basílica de Candelaria es visitada diariamente por muchos devotos y sobre todo por turistas. Aunque su fiesta oficial es el 2 de Febrero, es el 15 de Agosto cuando se celebra su Fiesta Mayor. Durante los días anteriores a esta fecha los caminos, senderos, montes y barrancos son recorridos a pie por miles de peregrinos que se dirigen hasta Candelaria a rendir pleitesía a su Patrona. 

Además de la Imagen de la Virgen, otros elementos destacados del interior de la Basílica son sus pinturas murales y sus cristaleras de gran belleza. Por otra parte son famosas las esculturas dedicadas a los nueve menceyes guanches, situadas en la plaza junto a la Basílica.

Y Pau se despide de «la morenita» para visitar el símbolo por excelencia de Canarias y Tenerife en particular: el Pico del Teide.

El Teide es un volcán cuyo pico es el más elevado de España con sus 3.718 metros de altitud. Es, además, el tercer volcán más alto del mundo medido desde su base en el lecho marino.

Está situado en el Parque Nacional del Teide, declarado Patrimonio de la Humanidad en el año 2007 por la UNESCO. Es visitado anualmente por casi cuatro millones de personas. Su última erupción tuvo lugar en 1798, y es considerado como volcán activo.

Las Cañadas, al pie del Teide (2550 m. de altitud). Foto: Jesús e Isa Hernández

Pau y compañían ascienden hacia el Teide. Foto: Jesús e Isa Hernández

Se puede ascender hasta los 3.550 metros por medio de un teleférico, por desgracia cerrado por mantenimiento el día de nuestra visita. Desde esta altura es impresionante contemplar la proyección del cono sobre el mar al amanecer. En el Parque Nacional del Teide se pueden contemplar gran cantidad de especies de fauna y flora endémicas, cómo el lagarto tizón, el murciélago orejudo, la violeta del Teide y los floridos y elegantes tajinastes.

Los aborígenes guanches lo llamaban Echeyde, que significa «fuerza del mal» o «infierno», debido sin duda a las erupciones que ellos pudieron contemplar.

Y nos vamos hacia abajo, dejando atrás el pico majestuoso, aún con un poco de nieve en su cara norte, y nos maravillamos con el extraordinario manto de nubes que se extiende  a más baja altura y nos impide ver el Valle de La Orotava o la ciudad turística del Puerto de la Cruz.

Pues terminamos nuestro viaje, ya estamos nuevamente en mi pueblo de Tegueste, y damos un paseo por el Callejón de Los Laureles. Este lugar tiene su importancia histórica, pues aquí los guanches, dirigidos por su Mencey Tegueste, derrotaron a las tropas de Fernández de Lugo, seguramente confiado de que no iban a encontrar gran resistencia por parte de aquéllos. De nada sirvió esta victoria, la Isla de Tenerife, como las demás Islas Canarias, fueron sometidas a la Corona de Castilla, y el pueblo guanche desapareció de la faz de la tierra, vendidos como esclavos en la Península o sencillamente exterminados.

Mi familia nos espera para ofrecer a Pau la despedida que él se merece. Julio, Tita, Jesús, Begoña e Isa y yo mismo le deseamos un buen viaje por la Península, y también, cómo no, que encuentre acogida en el mayor número posible de bibliotecas en las casas de España.

Y aquí dejo a Pau, en manos de este personaje de mi pueblo, Antoñito «el cartero», que durante muchos años, sin importarle la lluvia o el calor, caminando con su inseparable cartera, llevó hasta los hogares teguesteros las noticias de sus seres queridos emigrados a otras tierras. Antoñito velará para que El viaje de Pau llegue feliz a su destino.

Y hasta aquí han llegado las aventuras canarias de este libro que acumula ya miles de kilómetros en la mochila. El recorrido por Fuerteventura, Lanzarote, Gran Canaria y Tenerife ha sido un auténtico placer para los sentidos. Absolutamente inolvidable. Vuelvo a agradecer a Mónica, María, Jesús e Isa su implicación total como anfitriones y las preciosas crónicas viajeras con que nos han obsequiado. Pero el viaje no se acaba aquí, ni mucho menos. En su regreso a la península a Pau y compañía ya les ha dado tiempo a visitar la cordobesa población de Lucena y la maravillosa Granada, y se disponen a realizar un nuevo desplazamiento aéreo de camino al siguiente destino, que garantizo que os encantará.