Recuerdo la tarde, hace ya 16 años, en que ETA asesinó a Miguel Ángel Blanco. Todas las personas decentes de este país llevábamos dos días pendientes de su rescate o liberación cuando la noticia de su ejecución nos sacudió el alma, dejándonos helados, atónitos, tristes, indignados, rabiosos. Era un asesinato anunciado, cometido a sangre fría, sin atisbo de compasión. Una acción propia de monstruos sin corazón y sin alma, sin más motivación e ideal que la muerte y el dolor ajeno.

Miguel Ángel Blanco era un joven concejal del Ayuntamiento vizcaíno de Ermua. Militaba en el PP, cosa que en aquel momento significaba estar en el punto de mira de ETA. Probablemente era una buena persona que militaba en una organización política con el objetivo de contribuir a mejorar la comunidad de la que formaba parte. Probablemente no estaba entre sus motivaciones el enriquecimiento personal. En un pequeño municipio como Ermua dudo mucho que los concejales pudieran hacerse ricos, ni que estuvieran incluidos en la lista de privilegiados que recibían sobres de su partido.

Esta mañana he leído una noticia que me ha vuelto a remover las tripas. No, afortunadamente ETA no ha decidido regresar a la senda del terror. Menos mal. Esteban González Pons, ese elemento de la cúpula del PP especializado en provocar vergüenza ajena e indignación con sus declaraciones, y al que le pagan el alquiler por partida doble, dijo ayer en un acto de partido en Valencia ante 1.500 dirigentes y militantes que “el PP no es Bárcenas, es Miguel Ángel Blanco”, y se quedó tan ancho. Aquí tenéis el documento, 30 segundos que probablemente os pondrán de muy mala leche:

Después de vomitar tal indecencia seguiría cenando muy a gusto, tendría una sobremesa agradable y dormiría bien tranquilo. Porque la única conclusión a la que uno puede llegar tras leer/escuchar semejante declaración es que este hombre no tiene conciencia que le pueda causar remordimientos. No hay otra explicación: los dirigentes del PP no tienen conciencia. Ya sabía que adolecían de vergüenza y de memoria. Ahora el tridente está completo.

“El PP no es Bárcenas, es Miguel Ángel Blanco”. Es decir, el PP está lleno de mártires que entregan la vida por la democracia y está libre por completo de ladrones que se llenan los bolsillos a costa del erario público (recordemos que el 90% de la financiación del PP proviene de subvenciones públicas).

Bárcenas ha estado robando al PP. El partido es víctima del contable, no cómplice. Y en parte es cierto. Miles y miles de militantes, como en su día Miguel Ángel Blanco, no han recibido en la vida un céntimo de los sobresueldos y los sobres que repartía Bárcenas.

Pero, por favor, señor González Pons y compañía, dejen de pretender que nos traguemos que nadie en la cúpula del partido sabía lo que hacía su contable. Porque si las irregularidades se hubieran limitado a tres meses, seis, un año incluso, aún alguien podría creerles. Pero es que han sido ¡¡¡20 años!!! Y porque un periódico sacó el escándalo a la luz, que sino Bárcenas seguiría controlando la caja.

Es normal que ante la militancia se hagan las víctimas, que renieguen de quien defendían sin atisbo de duda hasta hace cuatro días. Es normal porque necesitan del apoyo de la masa para mantenerse en el sillón tanto tiempo como sea posible. Hay que empezar a pensar en las próximas citas electorales. Y si hay que recurrir a Miguel Ángel Blanco y a las otras víctimas de ETA, pues se hace, porque ¿qué es la conciencia y para qué sirve? La conciencia no gana elecciones. Lástima, señor González Pons, que ETA no continúe matando a víctimas inocentes con el escudo del PP, ¿verdad? Ese sí que sería un buen argumento al que agarrarse.