Soy un hombre blandengue

Antes de leer, por favor, ved el siguiente vídeo y prestad atención a lo que dice el señor bajito…

Ahí está, José Luis Cantero ‘El Fary’, genio y figura. Para los lectores españoles no hace falta presentación. El resto probablemente no tenéis ni idea de quién es. Diré que se trata de un icono del folklore casposillo de nuestro país. Cantante de copla, hizo también sus pinitos como actor, convirtiéndose en un personaje muy popular y querido. Víctima inagotable de todo tipo de chanzas, objeto de chistes, fue, sin embargo, admirado y respetado, seguramente porque se le recuerda con una sonrisa perpetua en la cara. El 19 de junio hará seis años que murió… y ahora es cuando yo me pregunto por qué le estoy dedicando este post al Fary…

Ya sé. Vale, lo reconozco: soy un hombre blandengue. Hago la compra, cocino, llevo al niño al cole y por la noche lo acompaño hasta que se duerme (por supuesto, cuando era bebé lo paseaba en su carrito), hago la colada y friego los platos (vale, los friega el lavavajillas, pero me reconoceréis que casi tiene más curro colocar los cacharros cuales piezas de tetris), limpio el polvo y las ventanas (¡Ja! Lo de las ventanas no cuela, que una vez al año no suma para hombre blandengue), y le doy la mar de bien a la escoba (no, no usamos aspirador ni tenemos robot mágico de esos).

Es que, como decía El Fary, “la mujer es mu pícara”. Ahora vienen con cerebro incorporado y ya no es tan fácil convencerlas de que su sitio natural es la cocina… Bueno, bueeeno, que sólo era una broooma…

Hablando en serio, nunca he entendido, ni cuando era niño, por qué las tareas del hogar tenían que ser cosa de mujeres. Sí, ya sé que existe una profunda imposición cultural, amparada por y fomentada desde el poder eclesiástico (y las religiones en general). En determinados momentos históricos y en sociedades muy especializadas tenía su sentido, pero considero que hemos evolucionado lo suficiente como para que el tradicional reparto sexista de tareas ya no cuele.

Somos muchos los hombres blandengues, los que interaccionamos con las integrantes del sexo opuesto desde una posición de igualdad absoluta, no porque sea lo políticamente correcto, sino porque no concebimos otro tipo de relación. Hombres y mujeres hablamos de tú a tú, sin prejuicios, sin ideas preconcebidas sobre lo que pueden y no pueden hacer unos y otras. Es lo normal, ¿no?

La realidad, en cambio, es tozuda. Al Fary lo escuchamos con una sonrisilla, sin darle mucha importancia a lo que dice. No nos lo acabamos de tomar en serio… Pero en esta España nuestra quedan demasiados Farys, infinitamente menos simpáticos. Hay mucho casposo que considera aún a la mujer una propiedad, a la que hay que tratar, pues, desde una posición de superioridad. La mujer pertenece al hombre y, por tanto, el hombre decide qué puede y qué no puede hacer por sí misma. Por ejemplo, no puede decidir sobre su propio cuerpo, o no puede formar parte de la élite eclesiástica que tanto se cuida de seguir manteniéndola alejada. El trato que la religión da a la mujer es tan troglodita que no me explico cómo puede haber mujeres modernas, independientes, que todavía escuchen los dictados de sus captores morales. Incluso se escucha de vez en cuando a alguno de esos portavoces de la moral justificando lo injustificable.

La sonrisa con las que empezasteis la lectura se ha ido borrando, ¿verdad? Pues lo siento, porque he dejado lo peor para el final. Os prometo que no puedo evitarlo. Empiezo a escribir con la idea de hacer algo ligero, con mucho jijijaja, pero me voy liando, me voy liando y… acabo hablando sobre la violencia machista.

Normalmente los Farys de España ladran más que muerden, pero resulta que unos cuantos muerden de verdad, desde una mezquina posición de dominio basada en la fuerza bruta, en el miedo… Y se les va la mano. Hoy ha sido asesinada una chica de 21 años en Jerez de la Frontera, la que hace 26 en lo que va de año, según la estadística oficial. Probablemente en realidad sean más y, desde luego, no sabemos cuántas mujeres sufren la violencia en silencio, sin que se entere nadie de ello. De esas 26, sólo cinco habían denunciado a sus agresores.

Independientemente de que los asesinos sean monstruos desalmados, me parece fuera de toda discusión que en la raíz del problema se esconde un terrible poso cultural que debemos extirpar de una vez, de forma decidida. Lamentablemente, no veo yo por la labor a nuestra clase dirigente. Además de estar impregnando cada vez más la acción política de postulados reaccionarios (incluyendo la visión trasnochada que la Iglesia tiene de las relaciones familiares), en plena época de recortes las políticas de educación en la igualdad y de lucha contra la violencia machista no se encuentran, desde luego, entre las que se salvan del tijeretazo.

De hecho, salvo alguna declaración altisonante del político de turno, no parece que la oleada de crímenes haya puesto especialmente alerta a Rajoy y sus chic@s, mucho más preocupados en asuntos de alto calado, como lograr un pacto con el PSOE (anecdótico es un adjetivo generoso para calificar el papel que va a acabar ocupando en el panorama político estatal) para acudir al Consejo Europeo con una postura común.

Definitivamente, hacen falta muchos más hombres blandengues.

33 comentarios sobre “Soy un hombre blandengue

  1. Me fascinó el reportaje amigo y seguí las intrucciones y tuve que soportar las estupideces de ese cretino que puede ser el ícono del folklore pero es un cavernícola (sin intención de ofender a nadie). YO SOY UN HOMBRE BLANDENGUE, y llevo 31 años de casado, y comparto todas las labores del hogar con mi compañera. Tengo dos hijos casados y cuatro nietos. Y a la mujer hay que respetarla como igual y los blandengues hacemos la vida más placentera y feliz a nuestras mujeres en especial en la cama, que no lo dude este machista. jajaja En serio, me gocé este escrito, no sabes cuanto amigo mio.

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    1. Con este vídeo nos reíamos mucho con los compañeros de trabajo. Me acordé de él y pensé que me iba perfecto para ilustrar el texto. Te felicito por tu prolífica familia. Seguro que sois todos estupendas personas. Debo decirte que me encanta tener por aquí a amigos del otro lado del charco. Leer ese acento es fantástico! Un abrazo!

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      1. Gracias amigo, lo mismo contigo. Me alegro que aunque somos de hemisferios diferentes, no solo la pasión por las letras nos une, sino que también somos hombres blandengues. Me siento muy orgullo de tener la libertad de amar a mi esposa y familia sin inhibiciones o pendejadas culturales. Al final el que ama sin cadenas ni arrepentimientos, recibe la misma calidad y cantidad de amor. Bravo por tu blandenguería…te felicito por ser auténtico.

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  2. En efecto, al tipo ni lo conocía y, como edwin, seguí las instrucciones: vi todo el video antes de leer. El hombrecito hasta ternura da, de tan arcaico. En cuanto a tu post, lo celebro mucho, aunque no sé si me encanta lo de «soy blandengue». Entiendo el fondo pero me gusta más verte como «hombre pensante» o simplemente como «hombre (no bestia)». Es decir, no debería ser necesario ponerle adjetivos a lo que tendríamos que ver como la norma: hombres y mujeres en equidad. La violencia de género es un cáncer que sigue vivo y cobrando víctimas porque hay por ahí muchos estúpidos que siguen pensando que un género es superior al otro. En fin, aplausos por el post…

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  3. El trasfondo del post es crudo, si, y muy real por desgracia… Detestable verdas! Pero el inicio, es de risa, el Fary es un «personajillo» que siempre me hizo mucha gracia… Iba de macho ibérico! Lo que nos habremos reído con este video… Es un clasico de David!! la de veces que lo habra parafraseado!! El tambien se declara blandengue», si así se ha de llamar a quien comparte todo con su pareja… Que viva el hombre blandengue, en definitiva, que viva el compañero! Abajo el maltratador…

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  4. España es un país al que le sobran cojones y le faltan neuronas.

    Las mujeres seguimos asumiendo la ancestral cultura nacionalcatólica de forma cada vez menos sumisa, pero sumisa aún. Los hombres continúan aprovechando los estertores de su reinado y tiñen de rojo su poder amparados por una iglesia que de vieja se rompe sólo con mirarla. También les ampara una derecha más que cavernaria en la que la mujer sigue siendo un instrumento estúpido al servicio de los asuntos turbios e ilegales de sus maridos. Ahí tienes tres ejemplos de tontas del bote perfectas: la señora Mato, la infanta Cristina y la pareja ganancial de Bárcenas.

    Y por si fuera poco, la guinda al pastel machista es Gallardón. Me ponen de los nervios. Me callo por hoy.

    Salud,

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  5. Magnífico artículo. La brutalidad del machismo más exacerbado se ve amparada en las actuales políticas de ultraderecha que nos imponen el nacionalcatolicismo y la premisa de sumisión femenina. Bienvenidos los hombres blandengues, los hombres auténticos.

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  6. Pues con el inicio del post decidí: a este hombre hay que hacerle un monumento, luego casi me da por pedirte en matrimonio -que no se preocupe la Sra. Recacha, ni las cuñadas, ni aludido, es un decir -aunque confieso según fui leyendo… Me molesta el ataque a la iglesia. Sé que la institución eclesiástica no es precisamente un ejemplo de equidad, pero la iglesia somos toda la comunidad creyente y hay de todo en la viña del Señor -nunca mejor dicho-.
    BESOTES!

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    1. Respeto tus creencias, por supuesto, como las de cualquier otra persona, pero si es cierto que la Iglesia la compone toda la comunidad creyente, ¿por qué no se cuestiona la marginación a la que sistemáticamente se somete a la mujer desde el poder eclesiástico? ¿Dónde pone que Jesús considerara a la mujer poco más que una simple sirvienta del hombre?

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      1. Yo, como parte de esa comunidad, si me lo cuestiono y lo desapruebo. Pero es que creo que no hay un «representante de» nada con el que realmente sus representados se vean identificados, llámense políticos, obispos o misses, me da igual.

        Con respecto a la postura de Jesús, Y es que, aunque así fuese, creo que la vida de Jesús hay que contextualizarla.

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        1. Mi crítica, evidentemente, iba hacia la «aristocracia» eclesiástica. Reconozco la gran labor que hacen muchos miembros de la Iglesia, sobre todo los que trabajan al pie de la calle, pero me parece inaudito que el discurso oficial sea tan arcaico, y que encima pretendan que la sociedad se lo «compre». Un abrazo!

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  7. Que sepáis todos los que os habéis autocalificado de «blandengues» que de eso nada. Para hablar en un lenguaje que hasta los cerebros fosilizados como el del Fary entenderían, vosotros sí que sois hombres de los que se visten por los pies. Blandengues tenía él las meninges.

    Desgraciadamente, la caspa y el cerrilismo han rebrotado (como, por otra parte, suele pasar en tiempos de crisis profunda) y lo peor es que los están imponiendo e institucionalizando, como bien señalaban por ahí arriba con ejemplos como Gallardón o Wert.

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  8. Más que blandengues, vosotros al parecer no habeis convivido con una mujer que no os acepta, que os rechaza u os humilla (aunque es posible que sí, y lo toleréis).
    Como hay hombres, también hay mujeres que no conocen el respeto mutuo, la consideración y la igualdad. La sociedad se ha dado la vuelta, y hemos pasado del machismo al feminismo extremo, en el que la mujer tiene derecho a todo y el hombre queda en segundo lugar. Desconozco que tipo de persona era el Fari, y qué era la igualdad para él, pero en parte estoy de acuerdo con lo que dice, si el hombre no se hace respetar y defiende la igualdad, la mujer tiene muy buenas herramientas para someterlo, y por norma general acaba aburriéndose de él. El hombre blandengue del que habla el Fari podría ser el perfecto calzonazos, que se olvida de su vida y de su persona para no afrontar el miedo a perder a su pareja o simplemente el sexo que tiene con ella (eso sí es tratar a la mujer como un objeto). Desgraciadamente, la mayor parte de las relaciones de pareja están basadas en la dominación/sumisión, esa es nuestra tendencia natural. La aceptación, el respeto y la consideración en la pareja deben ser los cimientos de una relación sana y fructífera, y ni el hombre ni la mujer han de olvidarse de ellos.
    Por último decir que estas palabras nacen de un hombre que limpia, cocina, friega, plancha, hace la compra, le dice cosas bonitas al oido a su pareja cuando se acuesta y se levanta, le abre la puerta del coche y la trata como a una princesa. No obstante, yo tambien quiero sentirme correspondido.

    Un saludo

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    1. Lamento que hayas sufrido una de esas relaciones que comentas. No estoy de acuerdo en que haya que hacerse respetar, ni imponerse, ni nada por el estilo. En las relaciones de igual a igual no hay ni dominación ni sumisión. En una relación de pareja es evidente que ambos miembros deben ceder en algo para que haya una convivencia sana, pero entiendo que es algo que surge de forma natural.
      Hablar de feminismo extremo en la España actual me parece cuanto menos absurdo, a no ser que consideremos como normal el grado de violencia, con muertes casi a diario, que padecen muchas mujeres. Que en pleno siglo XXI vuelva a surgir el debate del aborto, por ejemplo, es una muestra más del «feminismo» que «padece» nuestra sociedad.
      La violencia, psicológica o física, es intolerable la sufra quien la sufra, mujer u hombre. Desgraciadamente, hoy en día se siguen produciendo muchísimos casos, y la mayoría de víctimas son mujeres y niños.
      Evidentemente, tampoco comparto la opinión de que la mujer tenga derecho a todo y el hombre quede en segundo lugar. Sólo hace falta echar un vistazo a las estadísticas sobre sueldos, a la presencia de mujeres en puestos de responsabilidad política, institucional o empresarial, etc.
      No estoy de acuerdo con la discriminación positiva. Creo que cada persona tiene que demostrar su valía en igualdad de condiciones. El problema es que aún hoy en día hay sitios donde se prefiere a un hombre, aunque haya una mujer candidata con mejores cualidades. Ya se sabe, los hombres no tienen la regla ni se quedan embarazados.
      En fin, gracias por tu comentario. Celebro esa sensibilidad que demuestras hacia tu pareja y espero que te sientas correspondido.
      Saludos!

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  9. Hola Benjamín,

    hacerse respetar es muy distinto a imponerse, no confundamos los términos. Hacerse respetar es salvaguardar tu dignidad, es no dejar invadir tu espacio vital sin invadir con ello el de la otra persona. Es decir, «esto que me dices o me haces me provoca dolor, daña mi autoestima y mi confianza, si no te esfuerzas por no hacerlo, no estaré aquí para aguantarlo».
    No creo que haya que entrar en cuestiones laborales o de los derechos de las mujeres, de que existe discriminación hacia la mujer no me cabe ninguna duda. Aquí estamos hablando de malos tratos, de igualdad en la pareja, de respeto mutuo y de aceptación. Aunque nos queramos tapar los ojos, en el mundo existen maltratadores y maltratadoras, y lo que sea más frecuente ahora no es relevante. Tanto los unos como las otras han de ser tratados de la misma manera (dependiendo del tipo de maltrato: verbal, físico..). Lo que sucede es que el hecho de que la mujer haya sido discriminada desde años remotos (en determinadas civilizaciones, incluida la nuestra), actualmente y debido a la ignorancia y la hipocresía del poder político y mediático está provocando la intolerancia hacia cualquier actitud que vaya en contra de la voluntad de la mujer sin que ésta sea cuestionada (creo que el término feminazismo surge de aquí). De esta manera, hoy en día, una mujer envuelta en rabia puede ir a un juzgado y denunciar falsa y alegremente a un hombre por malos tratos y dejarle en la miseria y alejado de sus hijos. El sistema está preparado para defender a las mujeres de sus maltratadores (o falsos maltratadores), pero no para defender a estos hombres inocentes, que aunque en menor número que mujeres maltratadas, también existen y se encuentran totalmente desamparados por la ley.
    A la mujer hay que cuidarla y protegerla, mimarla y hacerla sentir hermosa y potente con la vida, pero eso no significa que haya que ceder infinitamente por miedo a sus acciones o palabras con tal de mantenerla a nuestro lado y sin ser correspondido en el amor que se les da. Eso, repito, sí que es tratar a la mujer como un objeto y no como una persona. Hay muchos hombres que confunden amor con posesión, y para defender su posesión son capaces de perderse el respeto a sí mismos disfrazándose de amantes incondicionales.
    Cada vez estoy más de acuerdo con las palabras del Fary, además, hay una cosa que creo que nadie ha percibido. Cuando habla del hombre de la bolsa de la compra o el carrito del bebé, al final dice «me parece bien», es decir, no estaba haciendo una crítica a ese tipo de hombre, sino todo lo contrario. Mucha gente, consciente o inconscientemente lo ha filtrado.
    El hombre blandengue del que habla el Fary es el calzonazos de toda la vida, el que obedece a su mujer como un perro para que no les caiga un jarro de agua fría encima de la cabeza. Por hombres así, la mujer no puede evolucionar, se queda atascada en defender sus pulsiones sin aprender a controlarlas y volcando su rabia sobre la persona que más «la quiere».

    Un saludo

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    1. La relación que planteas no es sana. Someterse a los deseos de cualquiera por el miedo a perderlo o perderla es prolongar una relación que no lleva a ningún sitio más que a la infelicidad.
      Creo que en el fondo estamos bastante de acuerdo. Quizás la forma de expresar nuestras opiniones difiere, pero ni lo que tú dices excluye lo que yo digo ni lo lo que yo digo excluye lo que tú dices. Creo que ambos defendemos las relaciones de pareja en igualdad y condenamos la violencia de cualquier tipo, la ejerza quien la ejerza.
      En cuanto a la disfunción que planteas, el hecho de que se produzcan denuncias falsas, desde luego que es detestable. Es un problema de difícil solución porque no olvidemos la situación contraria: ¿cuántas mujeres denuncian a maltratadores que lo son y las medidas que se toman contra ellos acaban siendo del todo insuficientes? Desgraciadamente, es demasiado habitual que una mujer maltratada que denuncia a su agresor acabe muriendo a manos de él. ¿Y cuántas mujeres prefieren aguantar por miedo a las represalias?
      Con ello no justifico que se acepten las denuncias falsas, pero en mi opinión esos casos suponen un porcentaje ridículo comparado con las denuncias reales. En cualquier caso, desde luego que habría que poner los medios para que un hombre inocente no pagara las consecuencias de una denuncia falsa.
      Encantado de debatir contigo.
      Saludos.

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  10. Muy buenas, he leído esto y hay cosas con las que estoy de acuerdo, de hecho yo soy todo lo contrario que El Fary, siempre he detestado al chico malote y además desde que tengo uso de razón,sinceramente, oigo expresiones como «tía buena» o incluso cuando maltratan a las mujeres y no puedo evitar explotar de ira, de hecho siempre he preferido a las chicas antes que a los chicos y no por lo que mucha gente piensa, tengo más favoritismo por las mujeres porque son mucho más agradables, más divertidas y más inteligentes y lo digo por experiencia, en mi etapa escolar los niños se metían conmigo, en cambio las niñas no, también recuerdo que en el Instituto había más chicos repetidores que chicas, además los profesores se enfadaban más que las profesoras, además cuando voy por la calle y veo niños pequeños veo más llorar a niños que a niñas, también digo que si tuviera un hijo que violara a una mujer me enfadaría muchísimo con él, no voy a engañar, de hecho si tuviera un hijo varón le educaba para que sea obediente y si tuviera niñas nunca le regalaría juguetes como muñecas o cocinas porque lo considero sexista y anticuado y más estando en el siglo XXI, también le educaría dándole un consejo: que lo importante no es casarse y tener hijos, que lo importante es que tenga vivienda y trabajo, y que luego viaje, se divierta o tenga coche afortunadamente ni mi padre, ni tíos ni abuelos son machistas ya que mi padre hace la mayoría de las tareas domésticas, mi madre solo lava la ropa y la tiende y para terminar también digo que no tengo odio a los hombres por el mero hecho de serlo, simplemente prefiero a las chicas por lo ya mencionado.

    Un saludo

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