Señora María Dolores de Cospedal, señora Esperanza Aguirre y dirigentes del PP en general. Cuando ustedes llaman terroristas, totalitaristas o nazis a las personas que participan en escraches, a la gente que tras haber perdido su casa tiene la suficiente entereza para embarcarse en un movimiento social pacífico, sí, lean bien: PACÍFICO, que reivindique sus derechos y a quienes, como seres humanos solidarios, les dan su apoyo, cuando utilizan tales calificativos están insultando a la historia e insultando a las víctimas reales de lacras que aún hoy en día, lamentablemente, padece la humanidad.

El terrorismo mata, secuestra, ejerce una violencia gratuita fuera de toda lógica y de cualquier legitimidad. En su partido tienen algún miembro que lo ha sufrido en sus carnes, el terrorismo de verdad, el de bombas, pistolas y mordazas. El nazismo exterminó a millones de personas por los delirios de grandeza de un personaje que engañó y manipuló a todo un pueblo y que llevó el dolor, un dolor inimaginable para la gran mayoría de nuestra sociedad, a la mayor parte de Europa. El totalitarismo de Stalin instauró un régimen inimaginablemente represivo en la URSS, con millones de víctimas que fueron consideradas sospechosas de cuestionar el pensamiento único.

¿He dicho inimaginable? No sé en qué estaría pensando. Seguramente en lo que deben pensar ustedes, ya que, que yo sepa, su partido no ha condenado jamás el régimen totalitario que reprimió a lo grande en España durante casi cuarenta años. Totalitario… qué palabra tan rotunda. Imposible que ese señor tan bajito y con voz de pito pudiera ser un líder totalitario. No, claro que no. ¿Cómo lo califican en el flamante ‘Diccionario biográfico español’ de la Real Academia de la Historia? “Autoritario, pero no totalitario”. Un amiguete, vamos. Los más de 100.000 represaliados que yacen en cunetas y fosas comunes murieron a causa de desgraciados accidentes domésticos, claro que sí.

Hoy ha habido atentados terroristas en Somalia, en Irak, en Siria y en Estados Unidos. Este último, el más mediático, por supuesto, aunque, afortunadamente, ha sido mucho menos sangriento que los otros. Todas esas personas que a diario sufren las consecuencias de la violencia irracional merecen un respeto. En España tenemos un largo historial de sufrimiento por culpa del terrorismo. Pero ustedes, respetables pero irrespetuosas señoras, no dudan en hacer añicos el significado real de las palabras utilizándolas de forma tan frívola.

Insultan a nuestra inteligencia. Nos insultan a todos. Se insultan a ustedes mismas. Porque me resisto a creer que lo que dicen se lo crean de verdad. Y si es así están mucho más alejadas de la realidad de lo que pensaba (que ya era muy lejos). La torre de cristal en la que se han instalado es tan alta que el escándalo del desmorone será de los que hacen época.

En su partido están tan alejados de la realidad como lo está la élite de la Iglesia. Hoy, día en que nuestro “presidente plasmado” le ha regalado una camiseta de “La Roja” a su santidad, la Conferencia Episcopal ha hecho evidente el gran malestar que le provoca la inacción del gobierno. Menos mal, parece que los servidores de Dios reaccionan y se ponen del lado del pueblo. ¡Qué va! Están muy molestos porque el ejecutivo todavía no ha modificado la Ley del aborto, lo que sin duda es la gran preocupación de todos los españoles. En fin, que pensándolo bien, ya sólo falta la ilegalización del aborto y del matrimonio homosexual para volver a la Edad Media. En todo lo demás prácticamente estamos como entonces.