Puertas que se abren

fotolibro«Cuando una puerta se cierra otra se abre». Esta recurrente frase me la repitieron varias veces, con toda la buena intención del mundo, cuando el Ayuntamiento de Montcada i Reixac decidió en diciembre de 2011 que no me renovaría el contrato tras casi seis años de relación laboral. Ha pasado más de un año y sigo en paro. Supongo que ya me puedo incluir en esa tétrica lista de los parados de larga duración, aunque en realidad no estoy desempleado al 100% puesto que conservo mi puesto de profesor de refuerzo escolar en la estupenda Escola Ser & Estar de Badalona, siete horas a la semana. Menos mal…

Perder el trabajo es una experiencia traumática, por muy preparado que creas estar, sobre todo cuando llevas tanto tiempo en el mismo sitio y si encima la relación humana con los compañeros es buena. Lo mejor de aquellos años en Montcada fueron los buenos amigos que hice. En el departamento de Comunicación teníamos un ambiente (casi siempre) genial. Nos reíamos mucho y hablábamos mucho (eh, que también trabajábamos…). Recuerdo con especial cariño las interesantes sesiones de debate que salpicaban nuestra jornada laboral, analizando la actualidad local y general. Formábamos un buen equipo y, de hecho, me enorgullezco de poder decir que mantenemos un contacto frecuente y que nos seguimos viendo. Ser consciente de que no volvería a compartir con ellos las mañanas fue un golpe muy duro.

Tras los primeros días me puse manos a la obra en la tarea de buscar un nuevo empleo. Yo era optimista. Tenía un buen currículum, mucha experiencia y conocimientos variados. Creí que antes o después encontraría una nueva oportunidad, probablemente en el departamento de prensa de alguna empresa u organización. Mientras me apuntaba a todas las ofertas que consideraba acordes a mis cualidades aproveché el tiempo para seguir formándome, haciendo varios cursos ocupacionales y mejorando mi inglés. Eso me mantuvo ocupado los primeros meses.

Paralelamente, desenterré un proyecto totalmente diferente que había iniciado años atrás, pero que, por la vorágine del día a día, había dejado bastante abandonado: mi primera novela.

Al principio no consideré que escribir un libro me fuera a «dar de comer», pero conforme fui acabando los cursos y, por tanto, disponía de más tiempo libre, y como no parecía que mi perfil fuera el requerido por las empresas que ofrecían trabajo de periodista/técnico en comunicación, me tomé más en serio la creación literaria. Mi cerebro consiguió compilar una historia interesante y la fui trasladando al papel, cada vez más entusiasmado. Me gustaba lo que estaba creando, y el hecho de que mi primera lectora experimental pareciera incluso más entusiasmada que yo (gracias infinitas, Anabel… y también a ti, Sandra, mi segunda lectora experimental…) me renovaba los ánimos para seguir avanzando. Así, llegó el momento en que tuve la convicción de que ‘El viaje de Pau’ era la puerta que se abría. A finales de noviembre la acabé y se la dejé leer a más gente. En realidad, a todos los que me lo han pedido y no les ha importado hacerlo en versión digital. Paralelamente, empecé a contactar con editoriales para sondear las opciones de publicación.

Todavía no sé si alguna editorial apostará por mi ópera prima, pero aunque no fuera así seguiré estando seguro de que escribir ‘El viaje de Pau’ me ha abierto una puerta que si no hubiera perdido mi anterior empleo probablemente continuaría cerrada. La gente que ya lo ha leído me ha dicho que le ha gustado mucho. Evidentemente, soy consciente de que familiares y amigos no son los más objetivos para valorar una creación artística, pero, aunque sean valoraciones benévolas, sólo el hecho de que le hayan dedicado su tiempo para mí ya es un éxito.

Escribir este libro me ha supuesto un valioso enriquecimiento personal. Cuando pienso en ello me siento bien conmigo mismo y, sobre todo, siento que soy capaz de repetir la «proeza». Sigo «echando» currículums, pero aunque continúen «ignorando» mi talento (ante todo, modestia, claro que sí) no le tengo miedo al futuro. Sé que seguiré ganándome la vida escribiendo, porque es lo que mejor hago.

Ahora acabo de embarcarme en un nuevo proyecto literario que me ilusiona tanto o más que el primero, porque esta vez lo voy a compartir con el artista más brillante que conozco: mi hermano Fran. Estoy seguro de que lo que salga de esta colaboración sólo puede ser bueno. «Pluma y pincel uniendo sus poderes».

Estas últimas semanas dos de mis mejores amigos se han quedado en paro, a traición, sin aviso previo, sin motivo. Dos magníficos profesionales, cuya dedicación y compromiso han sido siempre incuestionables. Sé que puede parecer un contratiempo terrible… Por supuesto, lo es. Es una gran putada, y más teniendo en cuenta la situación lamentable que vivimos como sociedad, donde las personas hemos pasado a ser simples números en los balances de resultados de la empresa de turno. Ahora leed con atención: hay muchas puertas por abrir. ¿Topicazo? Sí, pero es cierto. Sólo es cuestión de pensar bien qué camino queréis emprender, tener confianza absoluta en vuestras capacidades, y empezar a abrirlas.

16 comentarios sobre “Puertas que se abren

  1. Una reflexión muy buenan ¡y con la actitud positiva necesaria para seguir adelante en estos momentos!
    Gran profesional y compañero, si algún empresario lee esto ¡que no dude de su contratación!
    ¡Y todos a leer ese pedazo de libro!! :))

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  2. Reblogged this on Caminantes, que no Zombies and commented:
    Un buen post que cuenta la experiencia directa de alguien que es capaz de reinventarse proponiéndose (y logrando) nuevos retos. Hay formas de buscarse la vida más allá de enviar los cv, casi todas empiezan por empezar a pensar y, sobre todo, hacer algo diferente.

    Mucho ánimo Benjamín y mantén esa actitud!

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  3. Bravo!!

    Te dejas ver en este post, de una honestidad inspiradora.

    Quizá sea necesario buscar nuevas fórmulas para encontrar nuevas puertas, pero desde luego que las hay.

    Sigue contagiando tu actitud y espero que Pau llegue pronto al destino que se merece!

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    1. Gracias de nuevo. Si algo no sé hacer es ser hipócrita, y ya hace algún tiempo que decidí que en cada palabra que escriba sólo encontrarán lo que pienso y lo que siento de verdad. Sé que ello «me cierra puertas», pero ésas es que en realidad no me interesa abrirlas.

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  4. Desde luego que es un trauma perder el trabajo, pero, como decía un antiguo y querido jefe mío: «problems are opportunities». Y es verdad, claro que hay que encontrar las ganas necesarias para ver las oportunidades. Ya se ve que tú has sabido buscar y estás dispuesto a explorar. Enhorabuena y que Pau viaje tanto como tú quieras

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  5. Hola Benjamín, como tú hace unos meses que había pensado en dar un giro y reinventarme y hace un par de semanas me han dado el «empujón definitivo» ( y al final les tendré que dar las gracias). ¿has pensado en lanzarlo como e-book, por ejemplo en Amazon?

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    1. Gracias por el comentario, David. Lamentablemente, cada vez hay más «empujones» de esos. Ya sabes, ahora toca buscar puertas que abrir. En cuanto al libro, lo he enviado a bastantes editoriales. Si no muestran interés, por supuesto que lo publicaré como e-book. Saludos y suerte!

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  6. Me ha encantado tu post. Por desgracia, yo también soy un número más de esas horribles estadísticas del paro, pero aún así, gracias por los ánimos. Son necesarios en estos tiempos.

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